(CNN) – Con las cumbres nevadas de los Pirineos como telón de fondo, en lo más profundo del valle del Aragón, se alza un imponente y hermoso edificio. Bienvenido a la Estación de Canfranc, que solía ser una estación de ferrocarril abandonada y ahora quedó convertida en un lujoso hotel.
La Estación de Canfranc abrió sus puertas como opulento centro ferroviario en 1928, con una ceremonia de inauguración a la que asistieron tanto el rey de España como el presidente de la República Francesa; el hotel está situado en España, pero no lejos de la frontera con Francia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Canfranc fue testigo de detenciones, espionaje y tráfico de oro. Para 1970, la estación había cerrado sus puertas.
La estación permaneció inactiva durante décadas hasta que se iniciaron las obras para transformar el edificio, aún hermoso pero descuidado durante mucho tiempo, en un hotel gestionado por Barceló Hotel Group. Tras años de rehabilitación, la estación de Canfranc recibió a sus primeros huéspedes en enero de 2023.
Los aficionados a los ferrocarriles y a la historia tienen oficialmente un nuevo destino en su lista de deseos, mientras que el alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez Morales, afirma que los lugareños han recibido la apertura “con entusiasmo”.
“Estamos muy satisfechos de tener la estación viva y brillante de nuevo”, dice Sánchez Morales a CNN Travel.
Nuevo capítulo
Incluso como ruina, Canfranc atraía a los visitantes: los fotógrafos acudían en masa a la estación, diseñada por el arquitecto español Fernando Ramírez de Dampierre, deseosos de captar un trozo olvidado de la historia ferroviaria europea.
Los que encuentran belleza en los edificios abandonados podrían sugerir que el hotel era más atractivo en este estado inquietante y ruinoso.
Pero la estación de Canfranc también tiene un aspecto espectacular tras su revitalización y ya atrae a huéspedes.
El arquitecto Thomas O’Hare se encontró por primera vez con la estación de Canfranc por casualidad hace un par de años. Cuando descubrió que el centro ferroviario abandonado iba a convertirse en un hotel, O’Hare se comprometió a volver cuando estuviera terminado.
Hoy, O’Hare, que vive en Belfast, Irlanda del Norte, está de vacaciones en el hotel con su familia.
“El exterior es de lujo y ciertamente da la impresión de viajar a otra época”, dice O’Hare a CNN Travel.
Los O’Hare están pasando los días esquiando en Candanchú, una de las estaciones de esquí más antiguas de España, vecina del hotel.
Historia tumultuosa
Debido a su situación fronteriza, la propiedad de la estación de Canfranc estaba repartida entre Francia y España. En la actualidad es propiedad del Gobierno de Aragón, que ha colaborado en el proceso de regeneración del hotel con Barceló Hotel Group.
La estación de Canfranc desempeñó un papel activo durante la Segunda Guerra Mundial, siendo testigo de momentos de esperanza y desesperación.
Antes de la toma del municipio de Canfranc por los nazis, la estación actuó como puerta de libertad para algunos judíos europeos perseguidos por el régimen alemán.
Ramón Javier Campo Fraile, escritor detrás del proyecto heraldo.es/canfranc, que ganó el Premio Nacional de Periodismo Digital en 2003, habló con CNN Travel en 2017 sobre la historia de Canfranc.
“En los primeros años de la guerra mundial, de 1940 a 1942, miles de judíos huyeron en tren desde Canfranc a Lisboa y Estados Unidos”, relató.
Entre ellos, según Campo Fraile, estaban los pintores Marc Chagall y Max Ernst (quien no era judío). La artista estadounidense Josephine Baker también transitó por la estación.
Los espías viajaban en tren desde Canfranc para unirse a la Resistencia francesa antinazi y pasar mensajes a los países aliados.
“También fue utilizada por los aliados, que pasaban información a Francia y España a través de una red de espionaje”, dijo el alcalde Sánchez Morales en 2017.
Sin embargo, los nazis tomaron el municipio de Canfranc en noviembre de 1942 y mantuvieron el control hasta junio de 1944.
La huida a través de Canfranc se hizo más difícil y la estación se convirtió en lugar de muchas detenciones.
Canfranc fue el único municipio español ocupado por los nazis, y el régimen hizo sentir su presencia. Campo Fraile cuenta que más de 300 personas fueron detenidas cuando huían hacia Lisboa, Portugal y enviadas a cárceles de toda España.
“Los alemanes controlaban el tráfico de oro [y tungsteno] y también arriaron la bandera francesa”.
Los rumores sobre el tráfico de oro nazi a través de la estación de Canfranc han proliferado durante años, pero no se confirmaron hasta el año 2000.
Campo Fraile declaró a CNN Travel que un conductor de autobús local encontró pruebas que revelaban que “86 toneladas de oro nazi pasaron por la estación entre 1942 y 1943”.
“Hemos encontrado más documentos en archivos europeos y estadounidenses que prueban que más de 100 toneladas de oro pasaron por la zona”, afirmó.
Una renovación minuciosa
La nueva versión de la Estación de Canfranc pretende reconocer y preservar la historia de la estación, al tiempo que inicia un nuevo capítulo para la estación y la región.
María Bellosta, directora del hotel Canfranc, explica a CNN Travel que “se ha prestado especial atención a cada detalle” del proyecto de renovación.
Era importante, añade Bellosta, evitar “perder un ápice de su personalidad y enorme legado”.
Este “enorme legado” conlleva “un enorme reto”, en palabras de Bellosta.
Había que adaptar el edificio de 1928 a los estándares y lujos de un hotel moderno, sin perder su carácter histórico.
“Queríamos mantener su ADN, su espíritu ferroviario internacional”, dice Bellosta.
El diseño interior del hotel, obra del estudio de diseño madrileño ILMIODESIGN, pretende evocar los años veinte a través de los tejidos, decoración y uniformes del personal. El diseño también incluye guiños específicos a lo que Bellosta llama “el patrimonio histórico, cultural y social de Canfranc, y el papel que ha desarrollado durante el siglo XX”.
Los colores y tonos evocan el paisaje natural y montañoso que rodea el hotel.
El hotel dispone de 104 habitaciones, incluidas cuatro suites. Hay una zona de bienestar, con piscina y tres restaurantes. Lo que antes era el vestíbulo de la estación es ahora la recepción del hotel.
Thomas O’Hare, huésped del hotel, elogia la “elegante” transformación del vestíbulo de la estación en la recepción del hotel.
“Las habitaciones, el bar y el restaurante siguen esta agradable sensación de interior moderno con un fuerte gesto hacia su historia de viajes en tren”, afirma.
La principal objeción de O’Hare es el costo adicional de 15 euros por cliente por utilizar la piscina del hotel. Además, la impresionante ubicación del Canfranc en la ladera de la montaña hace que no tenga mucho terreno.
También sugiere que el hotel podría beneficiarse de una exposición sobre la historia de la estación de Canfranc, pero añade que el personal es muy entendido en la materia.
Nuevo capítulo
Cuando Canfranc era una ruina, era un imán para los fotógrafos profesionales y aficionados que querían captar el ambiente de la inquietante ruina.
Bellosta sugiere que tras la restauración estos fotógrafos “no solo tendrán el privilegio de inmortalizarla con sus cámaras tras la impresionante restauración, sino también de quedarse, y disfrutar de una buena comida”.
Por su parte, el alcalde Sánchez Morales dice estar “muy contento” de cómo se evoca “la historia de la estación y el entorno ferroviario” en todo el hotel.
“Esperamos que sea la consolidación de Canfranc como destino turístico”, afirma.
– Esta nota fue actualizada para puntualizar la afiliación religiosa del pintor Max Ernst.