(CNN) – Primero gritos… luego más gritos desgarradores… y luego se escucha “padre, padre”, una y otra vez.
Una niña de 4 años, Gada Ayyan, y su padre, Ahmet Ayyan, se reencontraron tras ser enterrados debajo de una pila de escombros que alguna vez fue su hogar en el sur de Turquía.
Quedaron atrapados juntos cuando su casa se derrumbó en el terremoto del 6 de febrero, que ahora se sabe que mató a más de 45.000 personas. Luego, ambos enfrentaron unos días agonizantes separados cuando Gada fue rescatada y llevada al hospital.
“Cuando comenzó a temblar, agarré a mi hija y toda mi familia comenzó a salir corriendo”, dijo Ahmet. “El edificio se derrumbó encima de todos nosotros”.
Su esposa e hijo no lograron salir con vida. Ahmet escuchó los gritos de su hijo estando atrapado. Tenía a su hija a su lado. Ella estaba acostada sobre su pierna y ambos estaban atrapados sin poder moverse.
Los escombros le llegaban hasta el cuello. Al cuarto día bajo los escombros, según contó, estaba perdiendo la esperanza. Estaba dolorido. Su pie estaba muy dañado. Pero su hija no lo dejaba perder la esperanza de salvarse.
“Mi hija me decía una y otra vez papá, no llores. Relájate. Vienen a rescatarnos”, dijo Ahmet.
Ella le dijo que mirara hacia la luz que brillaba. Y desde abajo y al costado comenzaron a escuchar voces. Estaban siendo rescatados.
Gada fue la primera en ser sacada con apenas un rasguño. Media hora más tarde pudieron sacar a Ahmet. Pero ella fue puesta al cuidado de los servicios sociales mientras que él fue enviado al hospital.
Cuando perdió el rastro de su hija, supo que la volvería a ver aunque fuera lo último que hiciera.
Entró en Facebook e Instagram, mostró su foto y le suplicó a cualquiera que lo ayudara a encontrarla. Finalmente, fue un pariente quien descubrió que los servicios sociales tenían una niña sana sin padres.
“Ella me mantuvo con vida”, dijo sobre el aliento constante de la niña durante días bajo los escombros. “Esa es mi niña. Ella es mi heroína. Es mi heroína”
Ahora, tendrán que lidiar con la pérdida de la madre y el hermano de 7 años de Gada, pero Ahmet y su hija se tienen el uno al otro para amarse y cuidarse y eso es suficiente, dijo.
‘Por favor, ayúdame a encontrar a mi madre’
Mientras tanto, Can Gürsoy, de 14 años, en la ciudad de Konya, dice que para lograr un cierre necesita volver a ver a su madre. Fue enterrado en un edificio derrumbado con su familia. Él y su hermana lograron salir con vida. Su madre aún no ha sido encontrada en la casa aplastada
“Todo lo que te pido es que me ayuden a encontrar a mi madre Şükran Erden”, dijo a CNN.
El adolescente tiene un ojo morado y un pie magullado, pero por lo demás está físicamente bien. Pero el trauma psicológico de estar atrapado durante 24 horas en un espacio reducido puede perseguirlo por un tiempo.
“Recuerdo el edificio que se derrumba. Recuerdo que me desmayé después de que una parte del edificio cayera sobre mi ojo”, dijo Can. “Era tan difícil respirar allí. Y había algo que me aplastaba la pierna y me hacía sufrir”.
Intentó todo para llamar la atención de alguien. Tuvo su teléfono en la mano durante unos minutos y logró escribir un mensaje en el chat de WhatsApp de su familia. Luego trató de llamar a los servicios de emergencia, pero ninguno de ellos conectó y nadie podía escucharlo gritar.
Lo que lo salvó fue una cortina. Tirar de ella llamó la atención de los rescatistas. Y no mucho después de eso, fue sacado de entre los escombros.
Can normalmente pasa su tiempo jugando videojuegos o baloncesto (es un gran fanático de Los Angeles Lakers). Pero ahora, su corazón está puesto en volver a ver a su madre. Como no se ha encontrado su cuerpo, espera más allá de toda esperanza que haya sido rescatada y que esté en algún hospital.
Él dice que fue la idea del amor de su madre y de su familia y amigos lo que lo mantuvo cuerdo mientras estaba enterrado, y espera que ese mismo amor sea lo suficientemente fuerte como para traerla de vuelta a él de alguna manera.
Los rescatistas todavía están buscando sobrevivientes; tres más fueron encontrados este sábado. Pero casi dos semanas después del terremoto, pronto no habrá más reencuentros felices.