(CNN) – “El conocimiento es poder”, afirma Samantha Carlucci, de 26 años. Esta residente de Ravena, Nueva York, se sometió recientemente a una histerectomía que incluyó la extirpación de las trompas de Falopio, y cree que le salvó la vida.
Los expertos buscan concientizar sobre el papel de las trompas de Falopio en muchos casos de cáncer de ovario y afirman que más mujeres deberían considerar la posibilidad de extirpárselas para reducir el riesgo de cáncer.
Según el Instituto Nacional del Cáncer, en 2022 se diagnosticó cáncer de ovario a unas 20.000 mujeres en EE.UU., y casi 13.000 murieron.
Los expertos no han descubierto una prueba de detección fiable para detectar las primeras etapas del cáncer de ovario, lo que les lleva a confiar en el conocimiento de los síntomas para diagnosticar a los pacientes, según la Alianza de Investigación del Cáncer de Ovario.
Por desgracia, los síntomas del cáncer de ovario no suelen presentarse hasta que el cáncer ha avanzado, lo que hace que la enfermedad pase desapercibida y no se diagnostique hasta que ha progresado a una fase más avanzada.
“Si dispusiéramos de una prueba para detectar el cáncer de ovario en fases tempranas, el pronóstico de las pacientes sería significativamente mejor”, afirma el Dr. Oliver Dorigo, director de la división de Oncología Ginecológica del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Centro Médico de la Universidad de Stanford.
Hasta que se generalice la disponibilidad de una prueba de este tipo, investigadores y defensores sugieren otra forma de reducir el riesgo: la salpingectomía oportunista.
La extirpación quirúrgica de ambas trompas de Falopio, conocida como salpingectomía, puede ser una buena opción para las mujeres con un riesgo elevado de cáncer de ovario. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), existen varios factores que pueden aumentar este riesgo, como las mutaciones genéticas, la endometriosis o los antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama.
Según la Alianza para la Investigación del Cáncer de Ovario, casi el 70 % de los cánceres de ovario se originan en las trompas de Falopio.
Los médicos aconsejan ahora a más mujeres de alto riesgo que se sometan a una salpingectomía si aceptan que no podrán quedarse embarazadas después y si ya tienen previsto someterse a una intervención quirúrgica pélvica, lo que la convierte en “oportunista”.
“Realmente estamos hablando de casos en los que un cirujano ya estaría [trabajando] en el abdomen de todos modos”, como durante una histerectomía, dijo la doctora Karen Lu, profesora y jefa del Departamento de Oncología Ginecológica y Medicina Reproductiva del MD Anderson Cancer Center.
Según Dorigo, las trompas de Falopio suelen medir entre 10 y 12 centímetros de largo y un grosor de aproximadamente un centímetro. Durante una salpingectomía oportunista, ambas trompas se separan del útero y de una fina capa de tejido que se extiende a lo largo de ellas desde el útero hasta el ovario.
La intervención puede realizarse por laparoscopia, con un instrumento fino y una pequeña incisión, o mediante cirugía abierta, que implica una gran incisión a través del abdomen.
La intervención añade unos 15 minutos a cualquier cirugía pélvica, explica Dorigo.
A diferencia de la histerectomía total, en la que se extirpan el útero, los ovarios y las trompas de Falopio, la extirpación de las trompas no afecta al ciclo menstrual ni inicia la menopausia.
Los riesgos asociados a una salpingectomía oportunista también son relativamente bajos.
“Cualquier intervención quirúrgica conlleva un riesgo… por lo que no conviene someterse a ninguna intervención sin tomar consideraciones”, dijo Lu. “El riesgo de una salpingectomía para alguien que de entrada será operado, sin embargo, yo diría que es mínimo”.
“Puede suponer un gran alivio”
Muchas mujeres que se han sometido a la intervención afirman que los beneficios superan con creces los riesgos.
A Carlucci le extirparon las trompas de Falopio en enero, durante una histerectomía total, tras dar positivo en una prueba de una enfermedad genética llamada síndrome de Lynch que multiplicaba su riesgo de padecer muchos tipos de cáncer, incluido el de ovarios.
Varios miembros de su familia han muerto de cáncer de colon y ovarios, dice, y eso la impulsó a estudiar las opciones disponibles.
Saber que podía optar por una salpingectomía oportunista, que reducía en gran medida sus probabilidades de padecer cáncer de ovario, le dio esperanzas.
Como parte de la histerectomía total, eliminó su riesgo de cáncer de ovario.
“No se puede cambiar el ADN, y ninguna dieta, ejercicio o medicación van a cambiarlo, y yo me sentía fatal”, dice Carlucci. “Cuando me dieron la noticia de que esto me evitaría al 100 % tener que lidiar con cualquier cáncer de ovario en mi cuerpo, fue bueno escucharlo”.
Carlucci insta a cualquier mujer con un riesgo medio o alto de cáncer de ovario a que hable con su médico sobre el procedimiento.
“Sé que da miedo, pero es algo que hay que hacer o, como mínimo, plantearse”, afirma. “Puede suponer un gran alivio saber que has tomado una decisión para mantenerte aquí el mayor tiempo posible”.
Monica Monfre Scantlebury, de 45 años, de St. Paul, Minnesota, se sometió a una salpingectomía en marzo de 2021 tras ser testigo de una muerte relacionada con el cáncer de mama y ovario en su familia.
En 2018, a la hermana de Scantlebury le diagnosticaron cáncer de mama en estadio IV, a los 27 años.
“Ella siguió luchando contra el cáncer de mama”, dijo Scantlebury. “Durante el comienzo de la pandemia, en marzo de 2020, perdió su batalla contra el cáncer de mama, a los 29 años”.
Durante este periodo, la propia Scantlebury descubrió que era positiva para BRCA1, una mutación genética que aumenta el riesgo de cáncer de mama de una persona entre un 45 % y un 85 % y el riesgo de cáncer de ovario entre un 39 % y un 46 %.
Tras reunirse con su médico y analizar sus opciones, decidió someterse a una salpingectomía.
Su médico le dijo que le extirparía las trompas de Falopio y cualquier otra cosa preocupante que encontrara durante la intervención.
“Cuando me desperté de la operación, me dijo que tenía algo en el ovario izquierdo y que me había extirpado el ovario izquierdo y las trompas de Falopio”, cuenta Scantlebury.
Su médico la llamó una semana después y le dijo que había células cancerosas en la trompa de Falopio izquierda.
La salpingectomía le había salvado la vida.
“No tenemos una forma fácil de ser diagnosticadas hasta que es casi demasiado tarde”, dijo Scantlebury, que se sometió a una histerectomía completa. “Esto realmente me salvó la vida y potencialmente me ha devuelto décadas que podría no haber tenido”.
“Examina tus antecedentes familiares”
Audra Moran, presidenta y CEO de la Alianza para la Investigación del Cáncer de Ovario, envía un mensaje a las mujeres: conoce tu riesgo.
Moran cree que si más mujeres tuvieran el poder de conocer su riesgo de padecer cáncer de ovario, se salvarían más vidas.
“Examina tus antecedentes familiares. ¿Ha habido en tu familia antecedentes de cáncer de ovario, de mama, colorrectal o de útero? ¿De cualquier lado, hombre o mujer, padre o madre?”. dice Moran. “Si la respuesta es afirmativa, entonces recomendaría hablar con un médico o con un asesor genético”.
La Alianza ofrece recursos sobre pruebas genéticas en su sitio web. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. (BLS, por sus siglas en inglés), los asesores genéticos evalúan el riesgo de padecer distintos tipos de cáncer en función de las enfermedades hereditarias.
Carlucci y Scantlebury coinciden en que conocer los riesgos es clave para prevenir las muertes entre las mujeres.
“Es mi historia. Es su historia. Es la historia de mi hermana… Es la historia de todas las mujeres”, afirmó Scantlebury.