(CNN) – Una tormenta inesperada. Un congestionamiento vial en el trayecto matutino al trabajo. Darte cuenta de que olvidaste ponerte desodorante.
Hay muchas cosas que pueden hacer que tu día cambie de bueno a malo. Pero hay algo en lo que probablemente no estés pensando.
Que te llamen “ma’am” (palabra en inglés que hace referencia a “señora”).
No era en absoluto consciente de lo mucho que indignaba a las mujeres esta palabra hasta que empezaron a decírmela cuando llegué a la mitad de mis 20. Como la primera vez que no te piden tarjeta en el bar, recuerdo que un mesero me llamó “señora” y me di cuenta: “Sí, me está hablando a mí”. Como alguien oriunda de Seattle, este término me sonaba extraño y fuera de lugar. Era como si la sociedad hubiera decidido sin mi permiso que mi juventud había quedado atrás.
Es un cambio de identidad cuando te das cuenta que la gente te mira y ya no ve a una persona joven. Ya no soy parte de los niños inocentes que juegan al fútbol, disfrutan del verano libre y a los que se les dice “el mundo está a tus pies”. Ahora, trabajo a diario, me duele la espalda y deseo pasar la noche viendo documentales.
Todo esto te va tomando por sorpresa. Cuando oigo “señora”, siento que mis privilegios juveniles se esfuman, como la suposición de que eres interesante, abierta de mente y estás al día de las últimas tendencias (admito que, como cualquiera que no tenga veintipocos, me cuesta estar al día de la moda de la Generación Z).
“Me sorprendió la primera vez que me llamaron señora”, cuenta una joven de 23 años en Reddit. “Pensé que aún no era lo bastante mayor para eso”.
“Yo me dirijo a la gente como ‘sir’ (señor). Es respetuoso, pero no ‘ma’am’ (señora). Suena antiguo, y lo digo yo, que estoy a punto de cumplir 60 años”, dijo Gary Petersen, un portero de Nueva York.
Kacia Woldridge, que trabaja en el sector de la alimentación y las bebidas, dijo que recuerda a una mujer en el sur de California “que se ofendió abiertamente y corrigió airadamente a la empleada: ‘Señora es para mi madre, no para mí’”.
“Mi mesera (que es visiblemente más joven que yo) me llamó ‘señora’. Perdone, ¿acaba de decir ‘botox’ o ‘señora’? Los dos suenan igual”, bromeó Christina Becerra en Twitter.
No hay una edad definitiva en la que una “señorita” se convierta en “señora”, pero las mujeres toman nota cuando empiezan a oír el cambio.
“Señora” se considera generalmente un término cortés para dirigirse a una mujer, pero, dependiendo de la región o el contexto, puede significar exactamente lo contrario.
“Ma’am” proviene de la palabra francesa “ma dame” (mi señora), que en inglés se convirtió en “madam” y luego en “ma’am” en el siglo XVII, según Merriam-Webster. Este cambio de pronunciación se produjo en una época en la que el inglés estadounidense intentaba diferenciarse del británico, explica Kelly Elizabeth Wright, sociolingüista experimental y lexicógrafa de Virginia Tech.
“Madam” (o “madame” en francés) se utiliza tradicionalmente para referirse a una mujer casada y a las solteras se las llamaba “mademoiselle”, que significa “señorita”, el equivalente a “miss” en inglés. El gobierno francés prohibió el uso oficial de la palabra “mademoiselles” en 2012. La decisión fue celebrada por feministas que señalaron que los hombres de todas las edades solo tienen una etiqueta, “monsieur”, por lo que las mujeres también deberían tener solo una etiqueta neutra.
Pero las palabras inglesas “miss” (señorita) y “ma’am” (señora) se han mantenido. Hoy, cuando algunas mujeres oyen “señora”, en lugar de imaginarse a una elegante dama francesa, se imaginan a una mujer pasada de moda.
“No puedes controlar cómo te ve la gente, pero tienes derecho a afirmar cómo te gustaría que te vieran”, afirma Wright, que señala que intenta utilizar menos esa palabra tras descubrir que muchos la consideran ofensiva y poco inclusiva. “La única manera de que estas cosas avancen es mediante la reafirmación constante”.
“Señora” (“ma’am”) ha adquirido nuevos significados
Históricamente, se relaciona a la juventud femenina con todo tipo de atributos sociales privilegiados: belleza, fertilidad y capacidad para contraer matrimonio. Si estos atributos representan una cima subjetiva de la feminidad, cuanto menos joven es una mujer, menos convincente es su posición social.
Cuando una mujer es llamada “señora”, incluso por un desconocido bienintencionado, puede enviar un mensaje social específico y no deseado.
En un episodio de 1970 de “The Mary Tyler Moore Show”, titulado “Today I am a Ma’am” (“Hoy soy una señora”), el personaje de Moore, Mary Richards, se queda sorprendida y desconcertada cuando un joven de su oficina la llama “señora”.
“Este chico, que ni siquiera era un niño, debía de tener 21 o 22 años, se me acerca y me llama ‘señora’”, dice.
El primer “señora” de Richards coincide también con su cumpleaños 30, lo que vincula aún más el término al espectro del envejecimiento. Se siente avergonzada por haber alcanzado ese hito sin un marido a su lado y tiene una cita con un cuarentón. En definitiva, un poco misógino para los estándares actuales.
Los sociolingüistas y dialectólogos consideran que “señora” es un término que varía con la edad, lo que significa que el uso que el hablante hace de la palabra cambia a medida que envejece.
Según Wright, “señora” es un término más común entre las generaciones mayores. Como los tiempos cambian, junto con los significados de las palabras, no es difícil imaginar que “señora” tenga un contexto diferente entre las generaciones más jóvenes.
Dice que sus alumnos también asocian la palabra con antiguas zonas de nobleza y alta burguesía.
“Los estudiantes me han dicho que, cuando la oyen, sienten que la gente está siendo manipuladora, que están intentando venderles algo”, dice Wright sobre la percepción de “señora” que tiene la generación más joven. “No creo que la gente lea estos términos con el registro de respeto en absoluto”.
La principal forma en que Wright ve que los más jóvenes utilizan la palabra -en persona y en TikTok- es de forma cómica e irónica. En estos casos, se utiliza para poner a la gente en su sitio y reanudar la conversación.
Los hombres también tienen un “ma’am”
Las mujeres no son las únicas que rechazan ciertos términos que originalmente pretendían ser respetuosos. “Sir” (“Señor”), que suele utilizarse para dirigirse respetuosamente a los hombres, es otra palabra que no siempre cae bien.
De hecho, los hombres mencionan algunas razones familiares para sentirse alarmados por el término.
“Para mí, es demasiado formal y siento que me hace sentir viejo cuando alguien me dice eso. Prefiero que alguien me diga ‘hola, amigo’ o ‘qué tal, hermano’ a que me llamen ‘señor’”, dijo un hombre de 25 años en Reddit. “Es lo que más me molesta”.
“Un joven que trabajaba en el edificio me llamó ‘señor’, y yo hice el gesto (reflexivo) de ‘oh, no me llames señor, soy un tipo normal’ que hacen los viejos”, escribió Chad Stanton en Twitter.
Pero dado que solo hay una palabra para referirse a los hombres, el término no tiene la misma carga que “señora”.
Cuando a Ethan Leinberger, estudiante de 21 años de Virginia Tech, le llamaron “señor” por primera vez, dijo: “Me hizo sentir que me respetaban… Aunque estoy seguro de que cuando me haga mayor empezará a hacerme sentir viejo”.
Molli Reyese, camarera en un restaurante mexicano de Nueva York, dijo que usa “señor” todo el tiempo y nunca oye una queja, pero se niega a usar “señora”. Parecía estupefacta ante la idea de dirigirse a una mujer como “señora”.
Es difícil manejar términos de respeto ligados a la edad, el sexo y el estado civil con desconocidos. La mayoría de la gente se inclina por “señorita”, “señora” y “señor” cuando trabaja en atención al cliente, donde hay una asimetría de poder entre el interlocutor y el sujeto.
Cuando la comunicación no es cara a cara, estos términos se convierten en un pozo de posibles errores, desde confundir a alguien con otra persona hasta simplemente no saber leer su receptividad.
Por desgracia, el inglés nos deja pocas alternativas. No existe un mundo común de respeto de un ser humano a otro que ignore el género y, en el caso de las mujeres, la edad.
¿Qué se supone que debemos decir? “¿Su Excelencia?”
Donde “señora” sigue siendo aceptado
Por supuesto, no todo el mundo tiene una relación tan complicada con el término. En algunas culturas y regiones, en la mayoría de las situaciones sociales se espera una forma respetuosa de dirigirse a los demás, y en general se entiende la intención de estos términos.
Una de esas regiones es el sur de Estados Unidos.
“Sigue formando parte de las normas de cortesía que los niños aprenden cuando están creciendo”, afirma Jennifer Cramer, profesora de lingüística de la Universidad de Kentucky especializada en identidad regional.
Como dice la serie cómica “It’s a Southern Thing”: “En el sur, si es mujer y tiene pulso, estás obligado legalmente a llamarla ‘señora’”.
Los lingüistas señalan que “señora” también se utiliza habitualmente en las comunidades negras.
“Las personas negras son innovadores lingüísticos”, afirma Rachel Elizabeth Weissler, profesora de Lingüística, Psicología y Estudios Negros de la Universidad de Oregon.
Weissler señala que algunas de las formas modernas de utilizar “ma’am” (“señora”) empezaron en estas comunidades.
Si no es señora, ¿entonces qué?
Con los distintos significados y usos regionales de “señora”, es importante recordar que el lenguaje dice más del hablante que del receptor. Por eso, si se te escapa un “señora” o un “señor”, conviene dar un paso atrás.
“Presta atención al contexto, porque el contexto importa”, dice Cramer. “Puede que alguien que use ‘señora’ no esté eligiendo ‘señora’ de una forma que se supone que es despectiva. Puede ser. Pero hay que leer entre líneas para ver qué está pasando realmente”.
Weissler añade: “No es necesariamente lo que dices, sino cómo lo dices”.
Para quienes piensen que “señora” es demasiado antiguo y que “señorita” es un diminutivo, que implica que el sujeto es infantil, quizá haya llegado el momento de utilizar una palabra completamente nueva.
La bloguera Kristen Hansen Brakeman sugiere “recuperar el anticuado término victoriano ‘M’Lady’ (‘Mi señora’)… ‘Mi señora’ también suena dulce y elegante, ¿no?”.
Si todo eso de “señora” parece mucho ruido y pocas nueces, Wright señala que el lenguaje es una parte muy importante de cómo vemos el mundo y de cómo el mundo nos ve a nosotros.
“Utilizamos el lenguaje continuamente en cada momento de nuestras vidas. Lo utilizamos tanto que no nos damos cuenta. Está en nuestros sueños. Forma nuestros pensamientos. Está continuamente presente con nosotros. Por eso, una sola palabra es tan importante. Realmente da forma a nuestra manera de movernos por el mundo”.
La próxima vez que oigas un “señora”, intenta que no te arruine el día. Yo pienso sonreír y decir: “Soy Janelle”.