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¿Cuáles son las implicaciones médicas y éticas sobre la implantación de embriones con mutaciones genéticas?
06:48 - Fuente: CNN

(CNN) – Durante la mayor parte de su vida, Victoria Gray, una mujer de 37 años de Mississippi, madre de cuatro hijos, había sufrido insoportables ataques de dolor.

Nacida con la enfermedad de células falciformes, las largas estancias en el hospital y la fatiga debilitante perturbaron su infancia, obligándola a abandonar sus estudios universitarios de enfermería y a tomar analgésicos potentes y adictivos.

“El dolor que sentía en el cuerpo era como si me cayera un rayo y me atropellara un tren de mercancías a la vez”, dijo esta semana en la Tercera Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano, celebrada en Londres.

En 2019, recibió un tratamiento experimental para su enfermedad hereditaria que utilizaba la técnica de edición genética CRISPR-Cas9, que permitió a los médicos realizar cambios muy precisos en su ADN. Aunque el procedimiento en sí fue agotador y tardó entre siete y ocho meses en recuperarse por completo, ella dijo que ha transformado su vida.

“La sensación es increíble. Ahora sí que me siento curada”, afirma Gray. “Porque ya no tengo que enfrentarme a las batallas a las que me enfrentaba en el día a día. Pasé de tener que contar con un cuidador a domicilio que me ayudara a bañarme, a limpiar la casa y a cuidar de mis hijos. Ahora hago todas esas cosas sola”.

Ahora puede disfrutar de una vida que antes sentía que pasaba de largo. Tiene un trabajo a tiempo completo como cajera de Walmart, puede asistir a los partidos de fútbol y a las actividades de las animadoras de sus hijos, y disfrutar de salidas familiares. “La vida en la que creía que solo estaba existiendo, ahora es próspera”, afirma.

Gray compartió su experiencia con médicos, científicos, defensores de los pacientes y expertos en bioética reunidos en Londres con motivo de la cumbre sobre edición del genoma humano, en la que los participantes informaron de los avances logrados en este campo y debatieron las espinosas cuestiones éticas que plantea esta tecnología de vanguardia.

“Estoy aquí realmente para ser una luz porque hay sentimientos encontrados sobre la edición genética. Y creo que la gente puede ver sus resultados positivos. Sabes que una persona que antes sufría en la vida, que era desgraciada, ahora es capaz de formar parte de la vida y disfrutarla”, dijo Gray a CNN.

He Jiankui presenta una diapositiva durante un discurso en la cumbre internacional de 2018 sobre edición del genoma humano en Hong Kong, China.

Persiste el escándalo de las bebés

La edificante historia de Gray, que recibió una gran ovación de la audiencia, contrastó con una presentación realizada la última vez que se celebró la conferencia, en Hong Kong en 2018, cuando el médico chino He Jiankui asombró a sus colegas y al mundo con la revelación de que había creado los primeros bebés editados genéticamente del mundo.

Las dos niñas crecieron a partir de embriones que He había modificado utilizando CRISPR-Cas9, que según él las haría resistentes al VIH. Su trabajo fue ampliamente condenado por la comunidad científica, que tachó el experimento de médicamente innecesario y éticamente irresponsable. En 2019 fue condenado a tres años de cárcel.

Las preguntas sobre el escándalo de las bebés aún persisten más de cuatro años después, y después de haber sido liberado recientemente de la prisión, se informa que He está tratando de continuar su trabajo. China ha endurecido su regulación de la investigación biomédica experimental desde 2018, pero no ha ido lo suficientemente lejos, dijo Joy Zhang, socióloga médica de la Universidad de Kent en el Reino Unido.

“La gobernanza ética en la práctica todavía se limita a los establecimientos médicos, científicos y también educativos tradicionales. Las nuevas medidas no abordan directamente cómo se controlará la investigación financiada con fondos privados y otras… empresas”, afirmó Zhang en la conferencia.

La investigación experimental éticamente cuestionable no es un problema confinado a China, dijo Robin Lovell-Badge, jefe del Laboratorio de Biología de Células Madre y Genética del Desarrollo en el Instituto Francis Crick de Londres, quien presidió la sesión de la conferencia de Hong Kong 2018 en la que He intentó defender su trabajo.

“(He Jiankui) no es la única preocupación en este ámbito. Una de nuestras grandes preocupaciones que siempre tengo es la posibilidad de que haya empresas deshonestas, científicos deshonestos que se establezcan para hacer edición genómica de manera inapropiada”, dijo Lovell-Badge el lunes en la conferencia.

Gray compartió su historia en la conferencia del lunes.

Esperanzas y temores en torno a la edición genética

Aunque el escándalo de las bebés CRISPR empañó la reputación de la tecnología, CRISPR-Cas9 y las técnicas relacionadas han tenido un gran impacto en la investigación biomédica, y dos científicos detrás de la herramienta –Emmanuelle Charpentier y Jennifer A. Doudna– ganaron un premio Nobel por su trabajo en 2020.

“Los resultados de los ensayos clínicos demuestran que CRISPR es seguro y eficaz para tratar y curar enfermedades humanas, un avance extraordinario teniendo en cuenta que la tecnología solo tiene 10 años”, dijo Doudna en la conferencia en un discurso grabado en video. “Con una tecnología tan potente como esta es importante afrontar los retos de un uso responsable”.

Además del ensayo sobre células falciformes en el que participa Gray, también se están realizando ensayos clínicos para comprobar la seguridad de la edición genética en el tratamiento de otras afecciones, como un trastorno sanguíneo relacionado llamado beta talasemia; la amaurosis congénita de Leber, que es una forma de ceguera infantil hereditaria; cánceres sanguíneos como la leucemia y el linfoma; diabetes tipo 1; y VIH/sida.

El ADN actúa como un manual de instrucciones para la vida en nuestro planeta, y CRISPR-Cas9 puede dirigirse a sitios en células vegetales y animales utilizando ARN guía para llevar la enzima Cas-9 a un punto más preciso en una cadena de ADN. Esto permite a los científicos modificar el ADN eliminando un gen concreto o insertando nuevo material genético en un lugar predeterminado de la cadena.

Los enfermos de células falciformes tienen una hemoglobina anormal en los glóbulos rojos que puede hacer que se vuelvan duros y pegajosos, obstruyendo el flujo sanguíneo en los vasos pequeños.

En el ensayo en el que participó Gray, los médicos aumentaron la producción de un tipo diferente de hemoglobina, conocida como hemoglobina fetal, que dificulta que las células se vuelvan falciformes y se peguen entre sí. El proceso es invasivo y consiste en extraer células prematuras de la médula ósea y modificarlas –utilizando CRISPR-Cas9 en el laboratorio– para que acaben produciendo hemoglobina fetal. El paciente tiene que someterse a una ronda de quimioterapia antes de recibir las células modificadas genéticamente para asegurarse de que el organismo no las rechaza.

La conferencia también arrojó luz sobre nuevas técnicas de edición genética más sofisticadas, como la edición primaria y la edición de bases, que recientemente se utilizaron para modificar células inmunitarias y tratar con éxito a un adolescente con leucemia resistente al tratamiento.

Estas técnicas de nueva generación permitirán a los seres humanos “tener algo que decir en la secuencia de nuestros genomas, de modo que ya no estemos tan en deuda con los errores ortográficos de nuestro ADN”, afirmó David Liu, profesor Richard Merkin y director del Instituto Merkin de Tecnologías Transformadoras de la Salud del Instituto Broad del MIT y la Universidad de Harvard.

Los ensayos de terapia génica actualmente en curso consisten en tratar a personas que nacieron con una determinada enfermedad o afección mediante la alteración de células no reproductivas en lo que se conoce como edición somática de genes.

La próxima frontera –muchos dirían que la línea roja– es la edición genética hereditaria: alterar el material genético del esperma, los óvulos o los embriones humanos para que pueda transmitirse con seguridad a la siguiente generación. El objetivo sería evitar que los bebés hereden enfermedades genéticas.

Un investigador manipula una placa de Petri mientras observa un proceso CRISPR/Cas9 a través de un estereomicroscopio en el Max-Delbrueck-Centre for Molecular Medicine en 2018.

“Los equilibrios éticos son muy distintos cuando no se trata de combatir una enfermedad en un individuo existente, sino de evitar que un individuo que aún no ha nacido padezca una enfermedad. Son consideraciones muy distintas”, afirmó George Daley, catedrático de Medicina Caroline Shields Walker y decano de la Facultad de Medicina de Harvard.

En una declaración hecha pública al término de la conferencia, los organizadores afirmaron que “la edición hereditaria del genoma humano sigue siendo inaceptable en este momento”.

Añadieron que la discusión pública y los debates políticos deben continuar y son importantes para resolver si debe utilizarse esta tecnología.

Acceso a CRISPR y equidad

La esperanza que ofrece la terapia genética está creando nuevas tormentas éticas, principalmente sobre quién tiene acceso a estos tratamientos. La terapia que recibió Gray, y que se espera que reciba pronto la aprobación reglamentaria, costará probablemente más de US$ 2 millones por persona, lo que la pone fuera del alcance de muchos de los que la necesitan en Estados Unidos y en los países de bajos ingresos.

“Si queremos tomarnos en serio el acceso equitativo a este tipo de terapias, tenemos que empezar a hablar desde el principio sobre las formas de desarrollarlas y ponerlas a disposición, y hacerlas rentables y sostenibles”, afirmó Alta Charo, catedrática emérita de Derecho y Bioética Warren P. Knowles de la Universidad de Wisconsin en Madison.

Los investigadores quieren desarrollar terapias CRISPR que puedan administrarse mediante una inyección en lugar de la quimioterapia y el invasivo trasplante de médula ósea al que se sometió Gray.

Cada año nacen en el mundo más de 300.000 niños con enfermedad de células falciformes, más del 75% de los cuales viven en el África subsahariana, donde los programas de detección y las opciones de tratamiento son limitados.

Incluso medicamentos relativamente asequibles para tratar las células falciformes, como la hidroxiurea, no llegan a todos los que los necesitan en India, afirma Gautam Dongre, secretario de la Alianza Nacional de Organizaciones de Células Falciformes de India y padre de dos niños con esta enfermedad.

“Después de 40 años, si estos fármacos no están al alcance de la gente común, ¿qué pasa con la terapia genética?”. preguntó Dongre en la conferencia.

Julie Makani, profesora asociada del departamento de hematología y transfusión sanguínea de la Universidad de Salud y Ciencias Afines de Muhimbili (Tanzania), afirmó que en África debería llevarse a cabo más investigación genómica.

“Lo más importante para mí, sobre todo como médica científica, no son solo los descubrimientos, sino también ver la aplicación de los conocimientos… en (una) mejora de la salud”, afirmó Makani.