Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La iniciativa Perpetual Planet de Rolex se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.
(CNN) – La “Costa Turquesa”, famosa por su azul cristalino, sus extensas playas y sus ensenadas vírgenes, es una de las maravillas naturales de Turquía. La costa suroeste del país, que se extiende más de 965 kilómetros a lo largo del Mediterráneo, es reconocida por su belleza y atrae a turistas de todo el mundo.
Pero aunque las aguas brillantes parecen atractivas, la vida bajo la superficie no lo es tanto. En las últimas décadas, la zona ha sufrido un grave deterioro debido a la sobrepesca, la pesca ilegal, el desarrollo turístico y el cambio climático. Se ha destruido el hábitat crítico de la tortuga boba y la foca monje del Mediterráneo, en peligro de extinción, se han amenazado las zonas de cría del tiburón trozo y se han diezmado las poblaciones de peces autóctonos.
Gracias en parte a Zafer Kizilkaya, presidente y fundador de Akdeniz Koruma Derneği (AKD, Sociedad para la Conservación del Mediterráneo), se está intentando recuperar la zona. Se le atribuye el mérito de haber presionado con éxito al gobierno turco para que construyera una red de áreas marinas protegidas (AMP) que abarcara más de 482 kilómetros a lo largo de la costa mediterránea.
Hoy, Kizilkaya fue galardonado con el prestigioso Premio Medioambiental Goldman por su labor de protección de los océanos. El premio anual se concede a seis líderes ecologistas de base, cada uno de los cuales trabaja en un continente diferente.
Salvar la bahía
La misión de Kizilkaya comenzó en 2007, tras una expedición de buceo en la bahía de Gökova, un golfo de 99 kilómetros de largo en el centro de la Costa Turquesa. Había regresado a su Turquía natal tras varios años trabajando como investigador marino y fotógrafo submarino en Indonesia, y quedó conmocionado por la degradación marina. Se suponía que ésta era una de las zonas con mayor biodiversidad de la costa turca, pero estaba yerma, cuenta a CNN.
“Era como si hubiera habido una guerra nuclear bajo el agua: no había vida, las rocas estaban desnudas, no había macroalgas”, explica.
Gran parte de la Costa Turquesa y del Mediterráneo han experimentado un declive similar. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, el Mediterráneo es el mar más sobreexplotado del mundo, repleto de flotas pesqueras industriales, como cerqueros y arrastreros.
La aniquilación de la vida marina ha perjudicado los medios de subsistencia de los pescadores locales.
“Las comunidades de pescadores artesanales entraron en pánico”, explica Kizilkaya. Al darse cuenta de la magnitud del problema, decidió que era el momento de actuar e intentó convencer a los pescadores locales y a otras partes interesadas de que las zonas de veda y las áreas protegidas podían ayudar a invertir la tendencia.
Conseguir que los pescadores se pusieran de su lado fue el mayor reto, admite, pero debido a la grave situación algunos empezaron a escuchar. En 2012, Kizilkaya creó en la bahía de Gökova la primera AMP de Turquía gestionada por la comunidad.
Pero para que el área protegida funcione, las zonas de prohibición de pesca deben aplicarse con eficacia, explica Kizilkaya. Formó a pescadores locales como guardas marinos que podían vigilar las aguas en busca de pesca ilegal y enviar alertas a los guardacostas turcos. Aunque no tenían facultades para detener a los pescadores, se les equipó con cámaras corporales que podían aportar pruebas admisibles en los tribunales.
Pez león en el menú
Con el calentamiento del Mediterráneo debido al cambio climático, peces tropicales invasores como el pez león han entrado a nado por el canal de Suez. Suponen una amenaza para el ecosistema, ya que se alimentan de especies autóctonas, sobreexplotan la vegetación y tienen pocos depredadores.
Para hacer frente a esta situación, Kizilkaya adoptó un enfoque novedoso: se puso en contacto con algunos de los chefs más famosos de Turquía y les propuso el reto de crear recetas deliciosas con el pez invasor como ingrediente clave. Promovió las recetas y animó a restaurantes de toda Turquía a empezar a servir platillos como el ceviche de pez león o el pez león con papas fritas.
“Nos convertimos en pescaderos”, dice Kizilkaya, y añade que la AKD sigue vendiendo a los restaurantes peces león “sabrosos y baratos” capturados por los pescadores locales.
Gracias a su trabajo, el ecosistema marino de la bahía de Gökova se ha recuperado enormemente. Según la organización benéfica para la conservación de los océanos Blue Marine Foundation, el número de peces por metro cuadrado se ha multiplicado por diez desde la implantación de las zonas de veda en 2012 y los ingresos de los pescadores locales han aumentado un 400%.