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Descubren nuevas especies en las zonas crepusculares del océano
01:05 - Fuente: CNN

(CNN) – Uno de los mayores hábitats de la Tierra podría ver reducida su rica diversidad de vida a finales de siglo debido a la crisis climática.

La zona mesopelágica del océano, también llamada “zona crepuscular”, está situada entre 200 y 1.000 metros bajo la superficie.

Esta región marina, que representa aproximadamente una cuarta parte del volumen del océano, alberga miles de millones de toneladas métricas de materia orgánica y parte de la biodiversidad más asombrosa de la Tierra, a pesar de estar fuera del alcance de la luz solar.

La zona crepuscular también es un hábitat crucial para la vida marina que se sumerge en busca de presas, como los tiburones, o los peces linterna que se esconden en la zona crepuscular durante el día y nadan hasta las aguas superficiales para alimentarse por la noche.

Pequeños crustáceos conocidos como Megacalanus princeps viven en la zona crepuscular del océano a 1.000 metros de profundidad en el Atlántico nororiental.

Una nueva investigación advierte que la crisis climática podría reducir la vida en la zona crepuscular entre un 20% y un 40% a finales de siglo. Y si continúan las emisiones de gases de efecto invernadero, los investigadores calculan que la vida de la región oceánica podría verse gravemente mermada en 150 años, y la recuperación podría no ser posible hasta dentro de miles de años.

Antiguos océanos cálidos

Paleontólogos y oceanógrafos se unieron para estudiar el impacto en la zona crepuscular del océano de anteriores episodios de calentamiento, con el fin de predecir cómo podría reaccionar el hábitat en el futuro debido al calentamiento global. El equipo de investigación estudió núcleos extraídos del fondo marino que incluían pruebas de conchas microscópicas conservadas de plancton.

Con el tiempo, las conchas de carbonato cálcico se acumulan en el fondo marino y conservan información sobre cómo era el medio ambiente durante su vida. Las diminutas conchas crean así una cronología de cómo ha cambiado el océano a lo largo de millones de años.

La revista Nature Communications publicó el jueves un estudio en el que se detallan estos hallazgos.

“Todavía sabemos relativamente poco sobre la zona crepuscular del océano, pero utilizando pruebas del pasado podemos entender lo que puede ocurrir en el futuro”, afirma en un comunicado la autora principal del estudio, la Dra. Katherine Crichton, investigadora posdoctoral de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido.

Los investigadores se centraron en dos periodos cálidos ocurridos hace 15 millones de años y hace 50 millones de años, en los que incluso las temperaturas oceánicas eran “notablemente más cálidas que las actuales”, según el estudio.

“Descubrimos que la zona crepuscular no siempre fue un hábitat rico y lleno de vida”, afirmó en un comunicado Paul Pearson, coautor del estudio y profesor honorario de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido. “En estos periodos cálidos, vivían muchos menos organismos en la zona crepuscular, porque llegaba mucho menos alimento de las aguas superficiales”.

Las partículas de materia orgánica de la superficie del océano descienden a la deriva y constituyen una de las principales fuentes de alimento para la vida en la zona crepuscular. Pero, en el pasado, el calentamiento provocó una degradación más rápida de la materia por las bacterias, por lo que llegó menos a la región oceánica.

Según el estudio, las temperaturas más cálidas del océano también aumentan la tasa metabólica de los organismos, lo que se traduce en un aumento de la demanda de alimentos y del consumo de oxígeno.

“La rica variedad de vida de la zona crepuscular evolucionó en los últimos millones de años, cuando las aguas oceánicas se habían enfriado lo suficiente como para actuar más bien como un frigorífico, conservando los alimentos durante más tiempo y mejorando las condiciones que permitían a la vida prosperar”, afirmó Crichton.

Luiz A. Rocha, conservador y titular de la Cátedra Follett de Ictiología de la Academia de Ciencias de California, teme que se estén produciendo cambios que no se han detectado porque la zona crepuscular está muy poco estudiada, en gran parte debido a la desconexión entre la financiación y los costes de exploración de esta región.

Rocha, que no participó en el estudio, investiga la zona crepuscular y la zona mesofótica situada justo encima, entre 30 y 150 metros bajo la superficie.

“No existen datos de referencia con los que comparar lo que estamos midiendo, por lo que este estudio, que analiza la composición del registro fósil a lo largo del tiempo, es una de las pocas formas que tenemos de comprender cómo estamos modificando la zona crepuscular”, explica Rocha.

Predecir el futuro

Con base en lo que descubrieron de los antiguos episodios de calentamiento, los investigadores combinaron esos datos con simulaciones del modo del sistema terrestre, es decir, la modelización del ciclo del carbono de la Tierra a medida que se desplaza por tierra, mar y atmósfera.

El trabajo del equipo reveló lo que ocurre actualmente en la zona crepuscular y cómo podría cambiar en el futuro a lo largo de décadas, siglos e incluso milenios a medida que el mundo se calienta.

“Nuestros hallazgos sugieren que ya se están produciendo cambios significativos”, afirma Crichton. “A menos que reduzcamos rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero, esto podría llevar a la desaparición o extinción de gran parte de la vida de la zona crepuscular en un plazo de 150 años, con efectos que abarcarían milenios a partir de entonces. Incluso un futuro con bajas emisiones podría tener un impacto significativo, pero sería mucho menos grave que los escenarios de emisiones medias y altas. Nuestro estudio es un primer paso para averiguar hasta qué punto puede ser vulnerable este hábitat oceánico al calentamiento climático”.

Los investigadores utilizaron tres escenarios de emisiones con base en el total de emisiones de dióxido de carbono después de 2010.

La estimación baja fue de 625.000 millones de toneladas métricas, la media de 2.500.000 millones de toneladas métricas y la alta de 5.000.000 millones de toneladas métricas.

El Global Carbon Budget estima que el total de emisiones mundiales de dióxido de carbono en 2022 fue de 40.600 millones de toneladas métricas. Las emisiones anuales se han aproximado a esa cifra cada año desde 2010, por lo que los investigadores señalaron que el escenario de estimación baja que utilizaron ya se ha emitido.

El equipo cree que el escenario medio de emisiones se habrá alcanzado en unos 50 años, y la estimación alta en poco más de un siglo.

“La zona crepuscular desempeña un papel importante en el ciclo del carbono oceánico, ya que la mayor parte del dióxido de carbono absorbido por el fitoplancton va a parar allí cuando sus restos se hunden desde la superficie del océano”, afirma en un comunicado Jamie Wilson, coautor del estudio e investigador posdoctoral de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido.

“Uno de los retos a la hora de predecir cómo podría cambiar este movimiento del carbono en el futuro es que hay muchos procesos que desentrañar en el océano moderno. Si observamos la zona crepuscular en periodos cálidos pasados, podemos identificar los procesos más importantes y utilizarlos para predecir el futuro. Descubrimos que este ciclo natural del carbono probablemente ya está cambiando y puede verse perturbado en el futuro”.

Según el estudio, la crisis climática ha afectado a los océanos de la Tierra en forma de contaminación, calentamiento, desoxigenación, acidificación y sobrepesca. Estos efectos han llevado a los conservacionistas a plantearse distintas medidas de protección, como restringir las actividades nocivas en los océanos.

Proteger la zona crepuscular será difícil, ya que los esfuerzos de conservación típicos, como impedir la pesca o la minería en aguas profundas, no pueden aplicarse allí, dijo Rocha.

“Un área marina protegida para la (zona crepuscular) tiene muy poco sentido porque los impactos que la afectan son de naturaleza global”, dijo. “Lo que realmente necesitamos para proteger la (zona crepuscular) es detener, o al menos ralentizar, el elevado ritmo de cambio al que estamos sometiendo al clima de nuestro planeta”.