Provincia de Sumy, Ucrania (CNN) – En un alegre desfile de propaganda desvergonzada, los combatientes disidentes rusos que regresaban de una incursión en su país de origen aparecieron en Ucrania con un trofeo, un vehículo blindado ruso capturado, pero lucharon por apegarse a la explicación oficial de Kyiv de sus hazañas.
Funcionarios ucranianos dicen que los combatientes estaban actuando por su cuenta cuando cruzaron la frontera rusa y dispararon contra ciudades rusas en la región de Belgorod a principios de esta semana, en una incursión de dos días que fue ampliamente catalogada en las redes sociales.
No estaban actuando por su cuenta.
Los miembros de la Legión Libertad para Rusia y el Cuerpo de Voluntarios Rusos, ambos compuestos por ciudadanos rusos que luchan en Ucrania contra su patria, están todos bajo el mando de las fuerzas de seguridad ucranianas.
“¿Fue esta una acción independiente no coordinada con el Ministerio de Defensa de Ucrania, o les dieron instrucciones?”, le pregunté este miércoles a Dennis Nikitin, líder del Cuerpo de Voluntarios Rusos de extrema derecha.
Él respondió: “Obviamente, todo lo que hacemos, detrás de cada decisión que tomamos, más allá de la frontera [en Rusia]… es nuestra propia decisión”.
Pero siguió admitiendo cierto “estímulo y ayuda”.
“Lo que hacemos, obviamente, podemos pedirle a nuestros, digamos, camaradas [ucranianos], amigos, su ayuda en la planificación. ¿Qué piensas sobre esto? ¿Podría decirnos si esta es una misión plausible? ¿Ayudaría a Ucrania en esta lucha o empeoraría las cosas?”, dijo Nikitin.
“Dirán ‘sí’, ‘no’, ‘esta es una buena idea’, ‘esta es una mala idea’. Así que esto es una especie de aliento y ayuda”.
Nikitin en realidad no hizo un guiño al escenario, pero bien podría haberlo hecho.
Señales similares provinieron de “César”, el apodo del portavoz de la Legión Libertad para Rusia, una formación anti-Putin más moderada de unos pocos cientos de hombres que también se dedica a poner fin a la guerra en Ucrania y derrocar al presidente de Rusia, Vladimir Putin
Cuando se le preguntó si era cierto que los disidentes rusos habían usado algunos vehículos blindados MRAP fabricados en EE.UU., tal vez incluso vehículos donados por EE.UU. a Ucrania, “César” dijo: “También usamos Humvees. Los compramos en tiendas internacionales, tiendas de guerra. Sí… cualquiera que tenga algo de dinero puede hacerlo”.
Estaba repitiendo irónica y conscientemente un tropo de la propaganda rusa que se remonta a la primera invasión de Ucrania por parte de Moscú en 2014, cuando el Kremlin negó que sus tropas estuvieran sobre el terreno y sugirió que los rebeldes pro-Moscú habían comprado vehículos rusos en el mercado abierto.
El uso de vehículos estadounidenses en la operación ha provocado una pequeña consternación en Washington.
“El gobierno de EE.UU. no ha aprobado ninguna transferencia de equipos de terceros a organizaciones paramilitares fuera de las Fuerzas Armadas de Ucrania, ni el gobierno de Ucrania ha solicitado tales transferencias”, dijo el secretario de Prensa del Pentágono, el brigadier general Patrick Ryder, este martes, enfatizando que Estados Unidos “vigilará de cerca” el tema.
Occidente ha insistido en que Ucrania no utilice las armas que recibe de los miembros de la alianza de seguridad de la OTAN dentro de Rusia. Un ataque contra un objetivo ruso dentro de la propia Rusia utilizando el misil de crucero Storm Shadow proporcionado por el Reino Unido, por ejemplo, correría el riesgo de que la OTAN entre en conflicto directo con Moscú.
Pero los vehículos blindados MRAP son camiones blindados. Son los sistemas de armas los que realmente importan.
Ucrania no quiere ningún crédito por la incursión en Rusia. Por lo tanto, ha utilizado a los rusos para hacer el trabajo y afirmó que esta vez no están bajo las órdenes de Ucrania.
Sin embargo, Kyiv estará encantada con el resultado. La incursión disidente ha tenido el efecto deseado: desestabilizar a Rusia.
Yevgeny Prigozhin, el líder de la compañía de mercenarios Wagner que ha estado luchando en Ucrania junto con el ejército ruso, ya ha tomado la incursión como una prueba de la ineptitud de los militares.
“Las fuerzas de sabotaje y reconocimiento entran tranquilamente en Rusia y marchan, suben videos, conducen sus tanques, vehículos blindados de infantería. ¿Dónde está la garantía de que no entrarán en Moscú?… Hasta donde yo entiendo, a nadie le importan una m***** los residentes de la región de Belgorod”, tronó Prigozhin el martes en una entrevista con el bloguero prorruso Konstantin Dolgov.
“Le digo a la élite de la Federación Rusa: hijos de perra, reúnan a sus hijos. Envíenlos a la guerra. Cuando llegas a un funeral y empiezas a enterrarlos, la gente dirá: ‘Todo está bien ahora’”.
Si no, advirtió el líder mercenario que todavía dice respaldar a Putin, “todas estas divisiones pueden terminar en lo que es un revolución, al igual que en 1917”.
Es seguro asumir que los vástagos de la nomenklatura de Moscú no inundarán repentinamente las puertas de las oficinas de reclutamiento para las fuerzas armadas o los perros de guerra de Prigozhin.
Pero el caos en las filas del enemigo equivale a la victoria, según la doctrina homónima del general de las fuerzas armadas rusas Valery Gerazimov.
Y “César” confía en que Moscú se ha puesto nervioso.
“Ellos [los rusos que defendían Belgorod] eran demasiado estúpidos y demasiado lentos. Unas cinco horas, unas cinco horas [para reaccionar]. Solo tratan de entender lo que ha pasado. Se trataba de una compañía mecanizada para forzar el contraataque. Ayer destruimos esa empresa de mecanizados. Les traemos muchas bajas”, dijo en un inglés aprendido en su escuela en Rusia.
“Es solo un pequeño comienzo, solo para reconocimiento”, agregó.