Residentes pertenecientes a la minoría étnica hui de China se enfrentaron a las autoridades este sábado en un intento de defender su mezquita, según vídeos en línea y un testigo que habló con la CNN.

(CNN) – Miles de musulmanes de minorías étnicas rodearon una mezquita en el suroeste de China durante el fin de semana en un último esfuerzo por impedir lo que consideraban un intento de las autoridades de retirar su cúpula y minaretes, en un momento en que se amplía la represión de la libertad religiosa.

La aparente alteración de una mezquita perteneciente a la etnia hui en el pueblo de Najiaying, provincia de Yunnan, se produce en medio de una amplia campaña desatada por el líder chino Xi Jinping para “sinicizar” [dar una identidad china] la religión.

El objetivo de la política de “sinicizar” es purgar las creencias religiosas de la influencia extranjera y alinearlas más estrechamente con la cultura tradicional china y el gobierno autoritario del Partido Comunista, oficialmente ateo.

En los últimos años, las autoridades han eliminado la arquitectura abiertamente islámica —destruyendo cúpulas y derribando minaretes— de más de 1.000 mezquitas hui de todo el país, según los activistas hui.

Ahora, la campaña de “sinicización” parece llegar por fin a Najiaying, hogar histórico de los hui e importante centro de la cultura islámica en Yunnan, una provincia étnicamente diversa en la frontera de China con el sudeste asiático.

Pero la iniciativa ha provocado una fuerte reacción de los residentes locales.

Videos publicados en las redes sociales y geolocalizados por CNN muestran a los residentes enfrentándose a filas de policías antidisturbios, que bloquearon la entrada a la mezquita e hicieron retroceder a la multitud con escudos y porras.

Los residentes respondieron con gritos de rabia, y algunos lanzaron botellas de agua y ladrillos a la Policía, según muestran los videos.

“Es nuestra última pizca de dignidad”, declaró a CNN un testigo local. “Es como si vinieran a nuestra casa a demolerla. No podemos permitir que eso ocurra”.

La fuente, que declinó ser nombrada por temor a su seguridad personal, dijo que miles de residentes hui —incluidos hombres y mujeres, ancianos y niños— se habían reunido alrededor de la mezquita el sábado pasado, bajo la estrecha vigilancia de más de 1.000 agentes de Policía desplegados en las inmediaciones.

“Tras llegar a la mezquita, nos dimos cuenta de que habían introducido las grúas en el recinto y estaban preparados para la demolición forzosa”, dijo la fuente, añadiendo que ya se habían levantado andamios alrededor de la mezquita.

Las tensiones aumentaron hacia la una de la tarde, cuando los fieles exigieron entrar en la mezquita para la oración del mediodía, según la fuente. Dijeron haber visto a agentes de la Policía golpear a la multitud con porras, lo que llevó a algunos residentes a enfrentarse con la Policía.

Decenas de manifestantes fueron detenidos por la Policía en el lugar de los hechos, según la fuente. Ma Ju, un destacado activista hui que ahora vive en Estados Unidos y ha mantenido un estrecho contacto con los residentes de Najiaying, afirmó que se detuvieron a unas 30 personas.

CNN no puede verificar de forma independiente estas afirmaciones y se ha puesto en contacto con la Policía y gobierno locales para obtener sus comentarios. CNN también se ha puesto en contacto con el gobierno provincial de Yunnan y su oficina de asuntos religiosos para recabar sus comentarios.

Con una historia que se remonta al siglo XIII, la mezquita de Najiaying fue ampliada por última vez hace una década, según un fiel local.

“Nuestra pesadilla no ha hecho más que empezar”

El enfrentamiento de este sábado, que duró varias horas, dio una victoria temporal a los manifestantes, que entraron en tropel en la mezquita mientras la Policía se retiraba, según testigos y videos en Internet.

Durante la noche del sábado al domingo, los residentes se turnaron para vigilar la mezquita, temiendo que las autoridades volvieran para demoler su gran cúpula verde central y sus cuatro minaretes, según la fuente.

Pero las repercusiones no tardaron en llegar, según las personas con las que habló CNN.

Este domingo por la tarde empezó a correr la voz de que las autoridades estaban deteniendo a más personas, según la fuente.

El domingo por la noche, las autoridades policiales del municipio de Nagu, donde se encuentra Najiaying, emitieron un comunicado severo pero vago. Sin mencionar la protesta ni la mezquita, afirmaron que la Policía estaba investigando un incidente ocurrido el sábado, que “alteró gravemente el orden social” y causó un “vil impacto social”.

Las autoridades también pidieron a los “organizadores y participantes” del incidente que se entregaran antes del 6 de junio para recibir clemencia, y animaron a la población a denunciarse.

Este lunes, Najiaying estaba envuelta en un manto de miedo, según la fuente.

El servicio de Internet fue cortado en muchos barrios. Drones sobrevolaban y vigilaban el pueblo. Los altavoces públicos repetían el mensaje de las autoridades, instando a los manifestantes a entregarse, según la fuente y Ma, el activista residente en Estados Unidos.

“Parece que nuestra pesadilla no ha hecho más que empezar”, declaró la fuente a CNN. “Todo el mundo tiene miedo… No sabemos qué va a ocurrir a continuación”.

Otros residentes locales parecían temerosos de hablar.

El propietario de una tienda con el que se puso en contacto CNN por teléfono dijo: “Los periodistas deberían venir aquí a informar de lo que nos está pasando”. Cuando CNN le pidió que explicara lo ocurrido, respondió que “no lo sabía” y colgó.