Singapur (CNN) – Desde hace tiempo se considera a Singapur como una “ciudad jardín”, término acuñado en la década de 1960 por Lee Kuan Yew, padre fundador y ex primer ministro del país. Desde entonces, la isla se ha embarcado en amplios programas de plantación de árboles y ha adoptado la llamada arquitectura “biofílica”, en la que a menudo se ve vegetación trepando por las fachadas urbanas o saliendo de los rascacielos.
Un nuevo campus universitario de seis pisos es la última oda a la naturaleza en Singapur. Sede de la escuela de negocios de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU), el diseño suavemente curvado presenta atrios iluminados por el sol, zonas de estudio al aire libre con exuberantes telones de fondo y ascensores que descienden a lechos de plantas tropicales. Todo, desde las barandillas a los bancos, pasando por los marcos de las puertas y los separadores de espacios (e incluso una parada de autobús contigua), se construyó con madera.
También las vigas y columnas estructurales. De hecho, el edificio está construido casi en su totalidad con madera maciza, una nueva generación de madera de ingeniería, dispuesta en capas y unida con fuertes adhesivos, que está ampliando los límites de la arquitectura. Con 43.500 metros cuadrados, es el edificio de madera más grande de Asia por superficie construida.
Llamado Gaia, en honor a la antigua diosa griega de la Tierra, el proyecto se inauguró en mayo y su construcción costó 125 millones de dólares singapurenses (US$ 93 millones). Su estructura de madera expuesta no tiene revestimiento ni pintura, una decisión de diseño que celebra los materiales naturales y da a los visitantes la sensación de caminar entre árboles.
Según el célebre arquitecto japonés responsable del proyecto, Toyo Ito, ese era precisamente el objetivo. “En mis diseños siempre intento crear una conexión con la naturaleza, como los árboles y el agua”, declaró a CNN poco después de la ceremonia de inauguración del edificio. “El hecho de que mencionen que se siente como entrar en un bosque demuestra que mi visión se ha cumplido”.
Ito, galardonado con el Premio Pritzker (a menudo denominado el “Nobel” de la arquitectura) en 2013, diseñó Gaia junto con la empresa de diseño singapurense RSP. Cuenta con un auditorio para 190 personas y una docena de aulas, así como instalaciones de investigación, despachos para el profesorado y amplias terrazas de estudio.
Aparte de los sanitarios, las losas de la planta baja y las escaleras exteriores, que se construyeron con concreto (en parte debido a la normativa local), la estructura se hizo con madera talada de abetos de Austria, Suecia y Finlandia. La madera se prefabricó en paneles y vigas de gran resistencia en Europa antes de ser enviada a Singapur.
Tendencia mundial
En los últimos años ha aumentado enormemente el número de grandes estructuras de madera construidas en todo el mundo. En algunos países incluso se permiten los rascacielos, como el Ascent de Milwaukee, Wisconsin, de 25 pisos y 86 metros de altura, que es la estructura de madera más alta del mundo.
Las ciudades asiáticas se han tardado más en adoptar esta tendencia que las europeas y norteamericanas. Las normas de construcción de Singapur solo permitían que la arquitectura de madera se elevara hasta 24 metros en el momento en que se aprobó Gaia, aunque esta restricción de altura ya se levantó desde entonces. Pero Ito, de 81 años, cree que las actitudes están “cambiando rápidamente” en Asia: “Singapur es especialmente rápido en hacer realidad estas cosas”.
La Autoridad de Edificación y Construcción de Singapur (BCA, por sus siglas en inglés) afirma que el uso de madera en masa puede reducir el polvo y el ruido en las obras, al tiempo que acelera los proyectos hasta en un 35%. En contra de la intuición, los defensores de los edificios de madera afirman que también pueden ser más seguros y menos propensos a derrumbes catastróficos que los de estructura de acero en caso de incendio (aunque no todos los expertos están de acuerdo).
Los defensores de la madera maciza o de ingeniería señalan la velocidad relativamente lenta y predecible a la que arde el material. Los diseñadores de Gaia también añadieron una “capa de sacrificio” de madera a las vigas del edificio que, en caso de incendio, se carbonizaría y protegería la madera que hay debajo.
Muchas de las supuestas ventajas de la madera maciza son, sin embargo, medioambientales.
Alrededor del 40% del consumo mundial de energía se atribuye a la construcción y el funcionamiento de los edificios. Pero a diferencia del concreto y el acero, cuya producción, que consume mucha energía, es responsable de una parte significativa de la huella medioambiental de los edificios, los árboles absorben dióxido de carbono durante toda su vida.
Si un árbol se convierte en madera maciza, este carbono incorporado se secuestra, en lugar de devolverse a la atmósfera. Los estudios sugieren que un metro cúbico de madera puede almacenar aproximadamente una tonelada de dióxido de carbono.
La madera también funciona como un aislante natural que, en lugares cálidos como Singapur, atrapa menos calor que el concreto (o reduce la pérdida de calor en climas más fríos). Y aunque los diseñadores de Gaia dicen no haber calculado las emisiones ahorradas durante el proceso de construcción, afirman que, en funcionamiento, la estructura produce 2.500 toneladas métricas menos de dióxido de carbono que sus equivalentes de concreto o acero, un ahorro anual equivalente a retirar más de 550 vehículos de las carreteras.
Refrigeración pasiva
El ahorro energético no se limita a los materiales. Por un lado, el exterior del edificio cuenta con unas estructuras situadas estratégicamente que proyectan sombra sobre la fachada, ayudando a mantenerla fresca.
Las ráfagas de aire acondicionado artificial también brillan por su ausencia.
En lugar de ventiladores mecánicos, una proeza en un país situado a menos de 140 kilómetros al norte del ecuador, el sistema de aire acondicionado de Gaia se basa en la “refrigeración pasiva”, que impulsa agua fría a través de serpentines para enfriar el aire circundante. La ventosa orientación norte-sur del edificio favorece la ventilación natural al alinearse con la dirección de los vientos dominantes en Singapur.
Las autoridades del país designaron a Gaia como un edificio de “energía cero” que (con la ayuda de paneles solares en el tejado) produce tanta energía como consume. Hasta la fecha, solo 16 edificios de Singapur han logrado esta distinción, y precisamente la mitad de ellos son propiedad de la NTU, incluido un pabellón deportivo del campus, también diseñado por Ito.
En la inauguración del edificio, el presidente de la universidad, Ho Teck Hua, aprovechó su discurso para presumir de tener el “campus más verde de Singapur”.
Queda por ver qué opinan los estudiantes de la escuela de negocios de su nuevo hogar: las clases no empiezan aquí hasta el nuevo curso académico, en agosto. Pero cada vez hay más pruebas de que el uso de la madera en la arquitectura puede tener un efecto positivo en el bienestar de los ocupantes, incluida la reducción de los niveles de estrés.
Ito, cuyo abuelo era maderero, afirma que su filosofía de diseño sigue basándose en la comodidad de los usuarios de sus edificios.
“Siempre tengo en cuenta la comodidad”, explica. “Si un edificio es cómodo, la gente se quedará en él y lo visitará todos los días. Quiero crear una arquitectura que dé a la gente ganas de vivir”.
– Mayumi Maruyama de CNN contribuyó con este reportaje.