(CNN) — Los vuelos espaciales de seis meses o más afectan el cerebro de los astronautas, y es posible que los miembros de la tripulación deban esperar al menos tres años antes de volver al espacio, según un nuevo estudio.
Los científicos compararon los escáneres cerebrales de 30 astronautas tomados antes de vuelos espaciales de dos semanas, seis meses o un año de duración con los tomados tras su regreso a la Tierra. Los escáneres revelaron que los ventrículos, o cavidades del cerebro llenas de líquido cefalorraquídeo, se expandieron significativamente en los cerebros de los astronautas que viajaron a la Estación Espacial Internacional en misiones de al menos seis meses de duración.
Los resultados tienen implicaciones para futuras misiones a largo plazo, ya que la NASA y sus socios internacionales pretenden establecer una presencia humana sostenida en la Luna con el programa Artemis, con el objetivo final de enviar seres humanos a destinos del espacio profundo como Marte. La revista Scientific Reports publicó este jueves un estudio en el que se detallan estos hallazgos.
El líquido cefalorraquídeo protege y alimenta el cerebro, al tiempo que elimina los desechos. Pero cuando los astronautas viajan al espacio, los fluidos corporales se desplazan hacia la cabeza y empujan el cerebro contra el cráneo, lo que provoca la dilatación de los ventrículos.
“Descubrimos que entre más tiempo pasaban las personas en el espacio, más grandes se volvían sus ventrículos”, dijo la autora principal del estudio, Rachael Seidler, profesora de fisiología aplicada y kinesiología de la Universidad de Florida, en un comunicado. “Muchos astronautas viajan al espacio más de una vez, y nuestro estudio demuestra que hacen falta unos tres años entre vuelo y vuelo para que los ventrículos se recuperen por completo”.
Ocho de los astronautas del estudio realizaron misiones de dos semanas, mientras que 18 se aventuraron en misiones de seis meses. Cuatro astronautas tuvieron misiones que duraron aproximadamente un año. Durante el análisis, los investigadores determinaron que el grado de agrandamiento de los ventrículos variaba en función del tiempo que los astronautas permanecieran en el espacio.
“El mayor salto se produce cuando se pasa de dos semanas a seis meses en el espacio”, dijo Seidler, que también es miembro del Instituto Norman Fixel de Enfermedades Neurológicas de UF Health.
No hubo más aumento entre los seis meses y un año, lo que significa que el agrandamiento ventricular parece disminuir después de seis meses, lo que sorprendió a los investigadores, dijo Seidler. “Es una buena noticia para los futuros viajeros a Marte, que podrían acabar pasando (aproximadamente) dos años en microgravedad”.
Y el impacto fue mínimo para los astronautas que viajaron al espacio durante dos semanas, un hallazgo positivo para la industria espacial comercial a medida que aumentan los vuelos de turismo espacial de corta duración.
“Las personas que pasan sólo un par de semanas muestran poco o ningún cambio en estas estructuras”, dijo Seidler. “Es una buena noticia para quienes realizan viajes espaciales de corta duración”.
Tiempo de recuperación tras un viaje espacial
En 11 de los astronautas, todos los cuales tuvieron más de tres años para recuperarse entre misiones, los investigadores observaron un aumento del volumen ventricular después de cada una de sus misiones más recientes. Siete de los astronautas con un periodo más corto de recuperación entre misiones mostraron poco aumento ventricular tras su vuelo más reciente.
Aunque este hallazgo parece positivo, sugiere que los cerebros de los astronautas experimentados tienen ventrículos que permanecen agrandados antes de su próxima misión y “tienen menos espacio disponible o conformidad para la expansión ventricular con los vuelos espaciales”, escribieron los autores en el estudio.
Los científicos no saben cuánto tardan los ventrículos en recuperarse por completo tras un vuelo espacial, pero su análisis demostró que los astronautas experimentaron una recuperación de entre el 55% y el 64% hacia sus niveles previos al vuelo entre seis y siete meses después de una misión de seis meses a la estación espacial.
Con base en los resultados de la investigación, el equipo concluyó que los astronautas necesitan al menos tres años entre misiones para permitir que sus ventrículos se recuperen por completo.
Los resultados podrían servir a la NASA y otras agencias espaciales para planificar futuras misiones, pero Seidler afirma que es necesario seguir investigando. Está empezando a trabajar en un nuevo proyecto que estudiará la salud y la recuperación a largo plazo hasta cinco años después de vuelos espaciales de seis meses de duración.
“Aún no sabemos con certeza cuáles son las consecuencias a largo plazo para la salud y el comportamiento de los viajeros espaciales, por lo que dar tiempo al cerebro para que se recupere parece una buena idea”, afirma.
“Los hallazgos pueden sugerir que se necesitan tres años para la recuperación. Sin embargo, los astronautas tienen una formación y unas habilidades muy especializadas y puede estar justificado incluirlos en misiones adicionales antes de este tiempo”.