Nota del editor: Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las de sus autores. CNN presenta el trabajo de The Conversation, una colaboración entre periodistas y académicos para ofrecer análisis de noticias y comentarios. El contenido está producido exclusivamente por The Conversation.
(The Conversation) – Si tuvieras que elegir, ¿qué preferirías tener: un padre sano o un buen padre?
Los estudios sugieren que los hombres a menudo eligen ser un buen padre antes que estar sanos.
Ser padre es un hito importante en la vida de un hombre, que a menudo cambia su forma de pensar de “centrada en mí” a “centrada en nosotros”. Pero la paternidad también puede cambiar la forma en que los hombres perciben su salud. Nuestra investigación encontró que los padres pueden ver la salud no en términos de ir al médico o comer verduras, sino de cómo mantienen un trabajo, mantienen a su familia, protegen y enseñan a sus hijos, y pertenecen a una comunidad o red social.
Como fundador y director del Centro de Investigación sobre la Salud Masculina de la Universidad de Vanderbilt y como becaria postdoctoral del Meharry Medical College, estudiamos por qué los hombres viven menos que las mujeres, las actitudes masculinas sobre la paternidad, cómo ayudar a los hombres a adoptar comportamientos más saludables, así como qué se puede hacer para reducir el riesgo de los hombres de padecer diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiacas.
Trabajo, sexo y salud
Al trabajar con hombres para intentar que sean más activos físicamente, coman más sano y mantengan un peso saludable, descubrimos que para muchos su propia salud física y mental no ocupa un lugar preeminente en su lista de prioridades. Los hombres, descubrimos, tratan sus cuerpos como herramientas para hacer un trabajo. La salud no siempre es importante o algo a lo que presten mucha atención hasta que la mala salud se interpone en su capacidad para ir a trabajar, tener relaciones sexuales o hacer cualquier otra cosa importante para ellos. Estos roles y responsabilidades son a menudo la forma en que se definen a sí mismos como hombres y la forma en que otros en sus vidas definen su valía.
Aunque muchos aspectos de los roles de género han cambiado, hemos descubierto que muchos hombres siguen reconociendo que a menudo se les define como buenos o exitosos si tienen un empleo remunerado que sea suficiente para cuidar de sus hijos y otras responsabilidades. En general, los padres aspiran a poder cuidar de sus hijos, cónyuge, pareja u otros seres queridos. Eso puede significar menos horas de sueño, más horas de trabajo y menos tiempo libre para aficiones y ejercicio.
El deseo de ser un gran padre puede motivar a los hombres a trabajar más horas y más duro de lo que creían posible, pero estas decisiones pueden tener un costo, sobre todo si tampoco dedican tiempo a cuidarse a sí mismos.
Observamos indicios de desesperación, como síntomas depresivos, tener pensamientos suicidas, beber en exceso y consumir marihuana, entre los adultos de 20 y 30 años. Estos comportamientos tienden a ser más elevados en los hombres durante la época en que suelen convertirse en padres por primera vez. En consonancia con este patrón, las lesiones no intencionadas y el suicidio son las principales causas de muerte entre los hombres de 20 y 30 años de todos los grupos raciales y étnicos. No ocurre lo mismo con las mujeres.
A los 45 años, las cardiopatías y el cáncer son las principales causas de muerte en todos los grupos de hombres. Estas enfermedades crónicas pueden prevenirse, en cierta medida, no fumando, comiendo alimentos más sanos y bebiendo menos alcohol. Además, mejorar el sueño, sentarse menos y moverse más son comportamientos importantes para gozar de buena salud.
En lugar de intentar reiniciar estos comportamientos después de haberlos abandonado durante varios años, los estudios encontraron que es importante ayudar a los hombres a mantener comportamientos saludables como parte de su vida a medida que envejecen.
A medida que los hombres envejecen, puede que no tomen decisiones deliberadas de adoptar comportamientos menos saludables, sino que simplemente lo hagan porque sus vidas y entornos hacen que las decisiones poco saludables sean más fáciles que las saludables. Los responsables de hacer políticas tienen que pensar en cómo facilitar la toma de decisiones saludables en la vida cotidiana de los hombres e incorporar la salud al tiempo que los padres pasan con los hijos y la familia o en el trabajo. Los hombres no tienen el mismo acceso a alimentos sanos ni las mismas oportunidades de ir al médico, mantenerse físicamente activos o ganar un salario digno y, sin embargo, si se les pregunta, todos quieren estar sanos y ejercer una influencia positiva en sus hijos y familias.
¿Qué lugar ocupa en las ajetreadas y estresantes vidas de los padres el dedicar tiempo a su propia salud mental y física? Decubrimos que será diferente para cada padre, pero los seres queridos tienen que ayudarles a encontrar la manera. Con base en nuestra investigación, creemos que las familias, en particular las mujeres en la vida de los hombres, pueden desempeñar un papel importante a la hora de animar a los padres a comer más sano y cuidar mejor de su salud.
Las esposas, en particular, a menudo proporcionan apoyo emocional, ofrecen consejos, facilitan que los hombres vayan al médico y promueven comportamientos saludables. Las esposas, hijas y otras mujeres en la vida de los padres son importantes fuentes de información sobre la salud masculina, y a menudo desempeñan un papel clave a la hora de ayudar a los padres y a otros hombres a comprender y afrontar mejor el estrés.
Al celebrar la paternidad, es importante reconocer que los padres, en general, pueden no situar la salud en el primer lugar de sus prioridades. Muchos padres se sacrifican gustosamente por ver a sus hijos felices, seguros y con éxito. El problema es que si los padres sólo piensan en estos objetivos, a menudo su propia salud puede resentirse.
Derek M. Griffith es catedrático de Medicina, Salud y Sociedad y fundador y director del Centro de Investigación sobre Salud Masculina de la Universidad de Vanderbilt. Elizabeth C. Stewart es becaria postdoctoral en la Universidad de Vanderbilt.
Publicado bajo licencia Creative Commons por The Conversation.