(CNN) – La insaciable sed humana de agua subterránea ha absorbido tanto líquido de las reservas del subsuelo que está afectando a la inclinación de la Tierra, según un nuevo estudio.
Las aguas subterráneas proporcionan agua potable a las personas y al ganado, y ayudan a regar los cultivos cuando escasea la lluvia. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que la extracción persistente de agua subterránea durante más de una década desplazó el eje de rotación del planeta, inclinándolo hacia el este a un ritmo de unos 4,3 centímetros al año.
Este desplazamiento es observable incluso en la superficie de la Tierra, ya que contribuye al aumento global del nivel del mar, según informan los investigadores en el estudio publicado el 15 de junio en la revista académica Geophysical Research Letters.
“El eje de rotación de la Tierra cambia mucho”, afirma en un comunicado de prensa Ki-Weon Seo, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad Nacional de Seúl, Corea del Sur.
“Nuestro estudio muestra que, entre las causas relacionadas con el clima, la redistribución de las aguas subterráneas tiene en realidad el mayor impacto en la deriva del eje de rotación”.
La deriva del eje de la Tierra
Puede que no sientas la rotación de la Tierra, pero gira sobre un eje norte-sur a una velocidad de unos 1.609 kilómetros por hora.
El flujo y reflujo del cambio estacional está vinculado al ángulo del eje de rotación del planeta y, a lo largo del tiempo geológico, un eje errante podría afectar al clima a escala global, afirma en el comunicado Surendra Adhikari, científico investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Adhikari no participó en el estudio.
El interior de la Tierra está formado por capas de roca y magma que rodean un núcleo denso y caliente. Pero en la capa rocosa más externa también hay grandes cantidades de agua. Se calcula que, bajo la superficie del planeta, los depósitos rocosos conocidos como acuíferos contienen más de 1.000 veces más agua que todos los ríos y lagos superficiales del mundo.
Entre 1993 y 2010, el periodo examinado en el estudio, los humanos extrajeron más de 2.150 gigatoneladas de agua subterránea del interior de la Tierra, sobre todo en el oeste de Norteamérica y el noroeste de la India, según estimaciones publicadas en 2010. Para ponerlo en perspectiva, si esa cantidad se vertiera en el océano, elevaría el nivel global del mar en aproximadamente 6 milímetros.
En 2016, otro equipo de investigadores descubrió que la deriva del eje de rotación de la Tierra entre 2003 y 2015 podría estar relacionada con cambios en la masa de los glaciares y las capas de hielo, así como con las reservas de agua líquida terrestre del planeta.
De hecho, cualquier cambio de masa en la Tierra, incluida la presión atmosférica, puede afectar a su eje de rotación, explicó Seo a CNN en un correo electrónico.
Pero los cambios de eje causados por desplazamientos de la presión atmosférica son periódicos, lo que significa que el polo de rotación se desplaza y luego vuelve a su posición anterior, explicó Seo. Seo y sus colegas tenían dudas sobre los cambios a largo plazo del eje, en concreto, sobre cómo contribuían las aguas subterráneas a ese fenómeno. Esto no se había calculado en investigaciones anteriores.
El impacto de la extracción de aguas subterráneas
Los desplazamientos del eje de la Tierra se miden indirectamente mediante observaciones con radiotelescopios de objetos inmóviles en el espacio, los cuásares, que se utilizan como puntos de referencia fijos. Para el nuevo estudio, los científicos tomaron los datos de 2010 sobre la extracción de agua subterránea y los incorporaron a modelos informáticos, junto con datos observacionales sobre la pérdida de hielo superficial y el aumento del nivel del mar, y estimaciones de los cambios del eje de rotación.
A continuación, los investigadores evaluaron las variaciones del nivel del mar “utilizando el cambio de masa de agua subterránea del modelo”, para determinar con precisión qué parte del desplazamiento del eje se debió únicamente al bombeo de agua subterránea, explicó Seo.
Según los modelos, la redistribución de las aguas subterráneas inclinó el eje de rotación de la Tierra más de 78,7 centímetros hacia el este en poco menos de dos décadas. Ya se sabía que el motor más importante de las variaciones a largo plazo del eje de rotación era el flujo del manto; es decir, el movimiento de roca fundida en la capa situada entre la corteza terrestre y el núcleo externo. La nueva modelización revela que la extracción de agua subterránea es el segundo factor más significativo, dijo Seo.
“Es una buena contribución y una documentación importante”, dijo Adhikari. “Cuantificaron el papel del bombeo de aguas subterráneas en el movimiento polar, y es bastante significativo”.
Seo añadió que los futuros modelos podrán utilizar las observaciones sobre la rotación de la Tierra para iluminar el pasado. “Los datos están disponibles desde finales del siglo XIX. Con esa información, los científicos pueden retroceder en el tiempo y rastrear los cambios en los sistemas planetarios a medida que el clima se calentaba en los últimos 100 años.
El bombeo de aguas subterráneas puede ser un salvavidas, sobre todo en zonas del mundo muy afectadas por la sequía provocada por el cambio climático. Pero las reservas subterráneas de agua líquida son finitas; una vez agotadas, tardan en reponerse.
Y la extracción de agua subterránea no solo agota un recurso valioso; los nuevos hallazgos demuestran que esta actividad tiene consecuencias globales imprevistas.
“Hemos afectado a los sistemas terrestres de diversas maneras”, afirma Seo. “La gente debe ser consciente de ello”.