(CNN) – Una misión diseñada para desentrañar algunos de los mayores misterios del universo despegó.
El telescopio espacial Euclid de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) despegó este sábado a las 11:12 a.m. (hora Miami) a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 desde la estación espacial de Cabo Cañaveral, en Florida.
El control de la misión recibió una señal del telescopio alrededor de las 11:57 a.m. (hora Miami).
El telescopio, de 1,2 metros de diámetro, emprendió un viaje de un mes hacia su destino orbital, el punto de Lagrange L2 entre el Sol y la Tierra, que se encuentra a casi 1 millón de millas (1,6 millones de kilómetros) de la Tierra y también alberga el telescopio espacial James Webb de la NASA. Euclid seguirá el ritmo de la Tierra mientras nuestro planeta orbita alrededor del Sol.
Una vez en órbita, Euclid pasará dos meses probando y calibrando sus instrumentos -una cámara de luz visible y una cámara/espectrómetro de infrarrojo cercano- antes de explorar un tercio del cielo durante los próximos seis años.
Investigar los misterios cósmicos
El objetivo principal de Euclid es observar el “lado oscuro” del universo, es decir, la materia y la energía oscuras.
Aunque la materia oscura nunca se ha detectado, se cree que constituye el 85% de la materia total del universo. Por su parte, la energía oscura es una fuerza misteriosa que se cree que interviene en la expansión acelerada del universo.
En la década de 1920, los astrónomos Georges Lemaître y Edwin Hubble descubrieron que el universo se ha estado expandiendo desde su nacimiento hace 13.800 millones de años. Pero las investigaciones que se iniciaron en la década de 1990 demuestran que algo provocó una aceleración de la expansión del universo hace unos 6.000 millones de años, y la causa sigue siendo un misterio.
Desentrañar la verdadera naturaleza de la energía y la materia oscuras podría ayudar a los astrónomos a comprender de qué está hecho el universo, cómo ha cambiado su expansión a lo largo del tiempo y si la gravedad es más compleja de lo que parece. Tanto la materia oscura como la energía oscura desempeñan también un papel en la distribución y el movimiento de objetos, como galaxias y estrellas, a través del cosmos.
Euclid está diseñado para crear el mayor y más preciso mapa tridimensional del universo, al observar miles de millones de galaxias que se extienden a 10.000 millones de años luz para revelar cómo la materia puede estirarse y separarse por la energía oscura a lo largo del tiempo. Estas observaciones permitirán a Euclid ver cómo ha evolucionado el universo en los últimos 10.000 millones de años.
El telescopio fue bautizado en honor de Euclides de Alejandría, matemático griego que vivió alrededor del año 300 a.C. y es considerado el padre de la geometría. Aunque se trata principalmente de una misión de la ESA, el telescopio incluye contribuciones de la NASA y de más de 2.000 científicos de 13 países europeos, Estados Unidos, Canadá y Japón.
La calidad de imagen del telescopio será cuatro veces más nítida que la de los estudios del cielo terrestres. La amplia perspectiva de Euclid también puede registrar datos de una parte del cielo 100 veces mayor que la que puede captar la cámara de Webb.
Durante sus observaciones, el telescopio creará un catálogo de 1.500 millones de galaxias y de las estrellas que contienen, lo que supondrá un tesoro de datos para los astrónomos que incluirá la forma de cada galaxia, su masa y el número de estrellas que se crean al año. La capacidad de Euclid para ver en luz infrarroja cercana también podría revelar objetos nunca antes vistos en nuestra propia Vía Láctea, como enanas marrones y estrellas ultrafrías.
Un dúo dinámico
En mayo de 2027, el telescopio romano Nancy Grace se unirá a Euclid en su órbita. Las dos misiones se solaparán en su estudio de la aceleración cósmica, ya que ambas crearán mapas tridimensionales del universo.
“Veinticinco años después de su descubrimiento, la expansión acelerada del universo sigue siendo uno de los misterios más acuciantes de la astrofísica”, afirmó en un comunicado Jason Rhodes, investigador científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California.
“Con estos nuevos telescopios, mediremos la energía oscura de formas distintas y con mucha más precisión que hasta ahora, lo que abrirá una nueva era en la exploración de este misterio”, afirmó Rhodes, científico adjunto del proyecto Roman y responsable científico de Euclid en Estados Unidos.
Roman estudiará una vigésima parte del cielo en luz infrarroja, lo que permitirá una mayor profundidad y precisión. El telescopio Roman se remontará a la época en que el universo tenía sólo 2.000 millones de años de edad, al detectar galaxias más débiles que las que puede ver Euclid.
Roman también podrá cazar planetas no adheridos a estrellas, buscar exoplanetas en nuestra galaxia y estudiar objetos situados en las afueras de nuestro sistema solar.
“Juntos, Euclid y Roman serán mucho más que la suma de sus partes”, dijo en un comunicado Yun Wang, investigador principal del Instituto de Tecnología de California. “La combinación de sus observaciones dará a los astrónomos una mejor idea de lo que ocurre realmente en el universo”.