(CNN Español) – En Venezuela, la palma aceitera representa una de las oportunidades más atractivas para los agricultores, según expertos del sector. El World Wildlife Fund calcula que el aceite de palma se utiliza en casi el 50% de los productos envasados en los supermercados. A esto se le suma su aplicación en los biocombustibles, un mercado que se prevé que siga creciendo.
Indonesia, líder mundial en producción de aceite de palma, suspendió recientemente sus exportaciones para garantizar el suministro interno, y a pesar de que ha vuelto a abrir sus puertas, este incidente ha encendido las alarmas y ha puesto a América Latina como una posible fuente alternativa de abastecimiento.
Actualmente, Venezuela satisface solamente una quinta parte de su demanda nacional, según la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y afines. Sin embargo, las proyecciones futuras son optimistas, anticipando que se podrá cubrir la totalidad de la demanda en los años venideros. Aquí te explicamos por qué la palma aceitera se ha convertido un negocio clave en Venezuela.
Productos derivados de la palma aceitera
La palma aceitera produce dos aceites, el de palma, que se extrae de la pulpa del fruto, y el de palmiste, obtenido del núcleo de la fruta.
El aceite de palma se utiliza en una amplia variedad de productos, que incluyen alimentos procesados, productos de limpieza, cosméticos y biocombustibles. Se encuentra en productos como margarina, panes, chocolates y galletas, y está presente en marcas populares como Nutella, Ferrero Rocher, Oreo, M&M’s y Doritos.
Por su parte, el aceite de palmiste destaca por sus propiedades hidratantes, por lo que su uso es frecuente en jabones, champús, cremas y maquillaje. Marcas como Dove, Pantene, Garnier, Palmolive, L’Oréal y Colgate lo usan.
Las motivaciones que han llevado a los agricultores a invertir en la palma son varias. Entre ellas destaca su rentabilidad, su resistencia y la seguridad del cultivo.
La alta rentabilidad del cultivo
El precio de la tonelada del fruto de la palma, conocido como corozo, es el atractivo más relevante para los palmicultores. El valor tiene como referencia el mercado internacional y está indicado en dólares americanos, por lo que el cultivo no se ve afectado por las variaciones de divisas en el país.
Si bien las oscilaciones en el precio han variado a lo largo del tiempo, en 2022 se registraron cifras récord. Esto, como consecuencia de la guerra en Ucrania, un conflicto que ha paralizado al mayor exportador de aceite de girasol en el mundo.
La evolución del precio de la palma por tonelada varía en cada planta extractora, ya que no existe un precio estándar. Por esta razón, los palmicultores comparan sus opciones y escogen al mejor postor para vender su producto.
A pesar de que los precios han disminuido, el gerente general de la empresa Grasas El Puerto, Rafael Labrador, prevé que con el creciente interés en el biodiesel estos aumentarán exponencialmente, beneficiando a toda la cadena.
Los márgenes de ganancia con la palma son significativos. El Grupo San Simón, empresa líder en el mercado, reveló a CNN en Español que obtienen el 70% de sus ingresos de la producción de racimos de fruta fresca, mientras que el otro 30% proviene de la industria láctea y cárnica.
Las ganancias crecen conforme pasa el tiempo
El peso del corozo es el factor determinante en su compra-venta, y a medida que pasan los años aumentan el volumen y densidad del fruto.
Si bien la palma de aceite tarda entre 2,5 y 3 años para tener la primera cosecha, su ciclo de recolección se da en un intervalo de apenas 12 o 15 días, y el peso promedio del racimo se encuentra entre los 14 y 20 kg.
La decana de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia, Ana María Colina, explica que la plantación de palma aceitera comienza a producir a partir del tercer año y se intensifica durante el cuarto y quinto año. Por lo tanto, es un cultivo de crecimiento lento que requiere mucha paciencia por parte del agricultor.
Según indica Labrador, una hectárea de palma puede llegar a producir alrededor de 25 toneladas al año, y si el precio se mantiene en los US$ 140 por tonelada, los beneficios se vuelven sustanciosos. La siguiente imagen ejemplifica esa situación.
Es preciso remarcar que el rendimiento de la palma puede llegar a producir 30 o 40 toneladas por hectárea al año, un número que aumenta la rentabilidad del cultivo.
Una plantación resistente
La palma aceitera se caracteriza por ser un cultivo robusto y resistente ante condiciones climáticas adversas, como sequías, vientos fuertes y lluvias intensas, lo que no ocurre con otros cultivos como el de plátano, donde un chubasco puede provocar la pérdida total de la cosecha en cuestión de horas.
La palma aceitera se adapta a climas cálidos, con preferencia de temperaturas entre 28 y 32 grados Celsius, condiciones que se encuentran en Venezuela.
Inversión con una vida útil de tres décadas
La primera variedad de palma aceitera que se introdujo en Venezuela tenía una vida útil de 25 años. No obstante, en los últimos años han surgido nuevas variedades que pueden alcanzar hasta 30 o 40 años de producción.
C. A. Bananera Venezolana fue establecida por un agricultor del Congo Belga en los años 30 y sigue operando como la primera plantación de palma africana en el continente americano. A pesar de haber renovado dos veces su cultivo, aseguran que con el mantenimiento adecuado, las próximas plantaciones serán igual de productivas.
Un cultivo a prueba de robos
Sumado a la rentabilidad del cultivo, el hecho de que el corozo no se pueda hurtar es uno de los atractivos más relevantes para los palmicultores, pues en un país donde la seguridad llega a ser un problema, esto otorga mucha tranquilidad.
El auge de los viveros de palma
Uno de los mayores riesgos para los palmicultores es adquirir semillas no certificadas, pues puede que pasen los años y la producción sea prácticamente nula, de ahí la importancia de los viveros, ya que estos garantizan el rendimiento del cultivo.
Ubicado en Tucaní, Viver-Plant es uno de los viveros de palma más grandes de América Latina. Con una capacidad de 500.000 plantas en su sede principal, importan mensualmente alrededor de 40.000 semillas desde Costa Rica con la certificación ASD.
El costo de una semilla certificada oscila entre US$ 5 y US$ 6. Diego Celis, fundador de Viver-Plant, advierte que si el precio es inferior es probable que no sea auténtica. “No importa si proviene de Costa Rica o Colombia, lo esencial es que esté certificada”, comenta Celis.
La palma como potencia laboral
Felix Romero, el presidente de la Empresa Industrias Diana, C.A., calcula que en Venezuela hay alrededor de 75.000 hectáreas sembradas de palma. De ese total, la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos dice que el 70% se concentra en los estados de Zulia, Táchira y Mérida. Según sus cálculos, por cada seis hectáreas se genera un empleo, lo que en la actualidad supondría aproximadamente 12,500 puestos de trabajo.
Si el gobierno logra alcanzar su objetivo de 200.000 hectáreas, esto supondría unos 33.000 empleos, sin tener en cuenta las actividades vinculadas con el transporte, las plantas extractoras, las refinerías y los laboratorios.
Si bien no hay registro del número de productores y mano de obra, el presidente de la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos y afines, Saúl López, comenta que alrededor de 120.000 personas se benefician de la palma aceitera de manera directa e indirecta en el país.
En la producción de este cultivo, la mano de obra juega un papel fundamental para asegurar el correcto funcionamiento de la cadena. Las tareas en el campo van desde el cultivo en viveros, la preparación del terreno, el mantenimiento de las palmas, hasta la recolección del corozo. Esta última labor se realiza punzando la raíz del corozo con una vara de hierro hasta que caiga.
Integración de mujeres en el mercado laboral
Aunque el campo se ha considerado tradicionalmente un trabajo masculino, la mano de obra femenina resulta clave en los viveros de palma. “La mayoría son madres de familia. Ya sea por su delicadeza o estabilidad, la mujer ha demostrado ser muy buena trabajadora”, comenta Celis.
Esta percepción del papel de la mujer en la palma está generalizada en la industria. En Viver-Plant, el 75% de la plantilla está compuesta por mujeres. Por su parte, el Grupo San Simón cuenta con el programa “Mujer Palmera” que busca empoderar a la mujer dentro de una industria que siempre ha sido liderada por hombres.
Panorama global del aceite de palma
El cultivo de palma aceitera se concentra principalmente en Asia, donde Indonesia y Malasia son los mayores productores, sumando el 83% de la producción mundial.
En América Latina, Colombia es líder en la producción de palma aceitera, ocupando el cuarto lugar a nivel global con una participación del 2% y produciendo alrededor de 1,800 toneladas. Guatemala lo sigue de cerca, ocupando el sexto lugar con una participación del 1% en la producción mundial de aceite de palma. Esto refleja una creciente tendencia en la región hacia este tipo de cultivo que se adapta bien a las condiciones climáticas y del suelo en estas áreas.
La sostenibilidad en el cultivo de la palma aceitera
El Parlamento Europeo ha identificado que la principal razón por la que el aceite de palma es objeto de controversia es debido a su impacto en la deforestación. La pérdida de la diversidad y los efectos negativos en el medio ambiente, como la contaminación del aire, agua y erosión del suelo, son consecuencias directas de este problema.
En 2019, la Comisión Europea hizo referencia a estudios que indican que el 45% de las tierras utilizadas para nuevas plantaciones de palma aceitera han sido deforestadas. Adicionalmente, se expone que las plantaciones de palma aceitera son la principal causa de deforestación en Indonesia, siendo responsables de casi una cuarta parte de la tala permanente de bosques en el país entre 2001 y 2016.
Como respuesta a esta problemática, se ha creado la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés). Esta organización sin fines de lucro tiene como objetivo transformar la industria del aceite de palma hacia prácticas más sostenibles. Para ello, impulsa a las organizaciones a obtener la certificación RSPO, un sello que garantiza que estas entidades están produciendo o manejando aceite de palma de manera sostenible.
La RSPO sostiene que reemplazar el aceite de palma por otro tipo de aceite no es la solución, ya que es la oleaginosa con el mayor rendimiento por hectárea. La decana de la Facultad de Agronomía de la Universidad del Zulia, Ana Colina, explicó a CNN en Español que la palma aceitera puede producir hasta 3.600 kilos de aceite por hectárea, mientras que la soya solo produce 350 kilos de aceite por hectárea. Además, señaló que el aceite de palma se suele mezclar con otros aceites, como el de soya o girasol.
En el informe “Alimentar al mundo de manera sostenible” de las Naciones Unidas, se indica que para poder nutrir a una población mundial que se estima llegará a los 9 mil 300 millones en 2050, será imprescindible aumentar la producción de alimentos en un 60%, lo que implica la optimización de las prácticas agrícolas actuales.
Colina argumenta que el cultivo de la palma aceitera ha sido injustamente “satanizado”. En los suelos ácidos de Venezuela, donde otros cultivos no pueden sobrevivir, la palma aceitera ha demostrado una notable capacidad de adaptación, generando biodiversidad en varios municipios. “Ha tenido un impacto ambiental muy beneficioso para la zona”, asegura Colina. Además, los agricultores enfatizan que este cultivo no ha conducido a la deforestación. Por el contrario, afirman que se está sembrando vida y árboles en el territorio.
Cuando el fruto de la palma aceitera llega a ser procesado, aproximadamente el 70% se convierte en residuos. El representante de Grasas El Puerto explicó a CNN en Español que estos residuos pueden ser utilizados para producir carbón vegetal, fertilizantes e incluso alimento para el ganado. Esta reutilización eficiente de los desechos contribuye a un modelo de producción más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
La palma en Venezuela: perspectivas y preparación
Según los empresarios del sector, las expectativas de crecimiento para el cultivo de palma en Venezuela son muy prometedoras. El presidente de Industrias Diana y Coordinador Nacional del Rubro Grasas y Aceites, Felix Romero, comentó a CNN en Español que la palma aceitera podría convertirse en el nuevo motor económico del país. El proyecto “Palma Soberana”, liderado por el Gobierno busca llegar a las 200.000 hectáreas de cultivo en el país, lo que permitiría abastecer el 100% del consumo nacional e incluso empezar a exportar.
Aunque los avances son alentadores, la rapidez con la que se logren estos objetivos dependerá de los palmicultores, quienes no ven el principal desafío en las plagas, sino en la carencia de financiamiento. “Toda empresa depende de bancos. Venezuela no, sino que los bancos somos nosotros, es por eso que se ralentiza el proceso”, dice Labrador. La inversión durante los primeros dos años oscila alrededor de los US$ 2.500 por hectárea, un presupuesto que deja a muchos agricultores al margen.
Para lograr los objetivos, los expertos coinciden en que el dinero no es suficiente, sino que es necesario fomentar la educación, promover buenas prácticas agrícolas y capacitar a las nuevas generaciones.
En una industria donde el sector privado representa el 80% de las empresas, el crecimiento de la producción en el país dependerá de la capacidad de inversión y el compromiso de cada agricultor que apueste por la palma aceitera.