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01:37 - Fuente: CNN

(CNN) – Si estás atrapado en lo que parece un ciclo interminable de procrastinación, culpa y caos, puede que te preguntes: “¿Por qué soy tan flojo?” o “¿por qué no puedo hacer las cosas?”.

Pero a pesar de la percepción común, la pereza no suele ser la razón detrás de la procrastinación, explicó Jenny Yip, psicóloga clínica y directora ejecutiva del Little Thinkers Center, con sede en Los Ángeles, quien ayuda a los niños con desafíos académicos. “La pereza es algo como: ‘No tengo absolutamente ningún deseo de pensar en esto’. La procrastinación es: ‘Me molesta pensar en esto. Y, por tanto, me cuesta hacer el trabajo’. Es una gran diferencia”.

Saber por qué procrastinas y aprender a combatirlo son las únicas formas de cambiar tu comportamiento, según los expertos. La psicóloga Linda Sapadin trató de ayudar en este esfuerzo de superación personal con su libro “How to Beat Procrastination in the Digital Age”.

Puedes ser el perfeccionista, el soñador, el preocupado o el desafiante: estos son todos los estilos de procrastinación que Sapadin detalla en su libro.

Aunque estos tipos de procrastinación no son diagnósticos específicos y no están respaldados por investigaciones, “son tipos psicológicos o razones por las que alguien puede procrastinar”, afirma Yip, que también es profesora clínica adjunta de Psiquiatría en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California.

La procrastinación puede tener consecuencias prácticas, como retrasarse en el trabajo, no conseguir objetivos personales o tachar de la lista de tareas pendientes recados como hacer la compra o enviar una carta. Pero también tiene repercusiones emocionales o mentales. Se ha asociado a la depresión, la ansiedad y el estrés, a dormir mal, a una actividad física inadecuada, a la soledad y a dificultades económicas, según un estudio realizado en enero en más de 3.500 estudiantes universitarios.

“Especialmente en Estados Unidos, donde gran parte de nuestra valía está ligada a lo que hacemos, a cómo trabajamos, a lo que producimos, puede resultar muy vergonzoso no poder hacerlo”, afirma Vara Saripalli, psicóloga clínica de Chicago. “Puede dejar a la gente muy derrotada y con la sensación de que no tiene sentido intentarlo”.

Saber por qué procrastinas puede hacerte consciente de ti mismo, pero aún así necesitas estrategias para romper el hábito. “De lo contrario, seguiremos repitiendo las cosas”, afirma Saripalli. “La estrategia que vas a emplear para vencer la procrastinación va a cambiar en función del propósito que la procrastinación esté sirviendo para ti”.

A continuación te explicamos qué tipo de procrastinador puedes ser, aunque recuerda que podrías encarnar más de uno de estos rasgos.

El perfeccionista y el preocupón

Un procrastinador suele ser un perfeccionista, dice Yip.

“Como el perfeccionista necesita que las cosas se hagan a la perfección, con todos los puntos sobre las íes, requiere un esfuerzo insuperable. Y si no tiene un plan para completar la tarea, se perderá”.

Los preocupones tienden a ser indecisos y a depender de los demás para que les aconsejen o les tranquilicen antes de tomar la iniciativa por sí mismos. También se resisten mucho al cambio y prefieren la seguridad de lo conocido.

Tanto los perfeccionistas como los preocupones pueden aplazar el inicio de las tareas por miedo al fracaso o a las críticas, afirma Itamar Shatz, investigador de la Universidad de Cambridge, Reino Unido y creador del sitio web “Solving Procrastination”.

Desafía esas creencias y tu comportamiento reconociendo que los estándares perfeccionistas no son realistas, dijo Shatz. “Sustitúyelos por estándares que sean lo suficientemente buenos, dándote permiso para cometer algunos errores”, añadió.

Evita pensar en todo o nada y ponte un límite de tiempo para completar una tarea. (Y ajústate a ese plazo, pero no te rindas si no lo cumples).

El soñador

A un procrastinador “soñador” no le gustan los detalles logísticos que suelen ser necesarios para llevar a cabo un proyecto, explica Saripalli. “Les gusta tener ideas”, añade. “Esas cosas son divertidas. Luego ejecutar esas visiones es algo difícil o aburrido”.

Los soñadores también pueden considerarse personas para las que el destino intervendrá, haciendo que el trabajo duro proactivo y la eficiencia parezcan innecesarios.

Y, al igual que un perfeccionista, un soñador puede querer siempre algo mejor, afirma Yip. Entrénate para diferenciar entre sueños y objetivos, y aborda los objetivos con seis preguntas: qué, cuándo, dónde, quién, por qué y cómo. Cambia “pronto” o “un día” por tiempos concretos. Escribe tus planes en un calendario, especificando cada paso.

El desafiante

Las personas con procrastinación desafiante tienden a ver la vida en términos de lo que los demás esperan o exigen que hagan, no de lo que ellos quieren. Este pesimismo disminuye su motivación para completar las tareas.

Si tienes esta mentalidad, busca formas positivas de sentir que tienes el control, dice Shatz. Esfuérzate por actuar en lugar de reaccionar e intenta trabajar con un equipo o supervisor, no en su contra.

“Si algo no te gusta, en lugar de mostrarte pasivo-agresivo, reconoce lo que funciona o no y habla con quien te haya asignado esa tarea”, explica Yip. “Los desafiantes no suelen sentirse preparados para mantener estas conversaciones con quienes consideran figuras de autoridad, o no creen que mantenerlas les vaya a reportar ningún beneficio o resultado positivo. … Eso no es necesariamente cierto”.

Cambiar no es fácil

Al igual que trabajar la ansiedad u otros problemas de salud mental, abordar la procrastinación puede ser difícil, sobre todo si proviene de problemas muy arraigados, afirma Shatz.

Para algunas personas que procrastinan, “su autoestima es tan frágil que la idea de hacer algo y fracasar les llevaría a la inutilidad absoluta”, afirma Sean Grover, psicoterapeuta especializado en terapia de grupo y residente en Nueva York.

En estos casos, “considera la posibilidad de ponerte en contacto con un profesional, como un psicólogo, que podría ayudarte”, añade Shatz.

“La visualización funciona”, afirma Yip. “Si puedes visualizarte a ti mismo completando (una tarea), entonces se vuelve más alcanzable simplemente porque tienes la idea de que se puede hacer”.

Al fin y al cabo, la forma de afrontar la vida “depende de tu sistema de creencias”, afirma Yip. “Si crees que puedes, puedes. Si crees que no puedes, no puedes. Así que creas lo que creas, tienes razón”.

Este artículo fue publicado originalmente en enero de 2023 y ha sido actualizado