(CNN) – Corea del Norte pidió este domingo a la comunidad internacional que detenga el vertido al océano de aguas residuales tratadas de Fukushima previsto por Japón.
“La justa comunidad internacional no debe sentarse a observar la acción malvada, antihumanitaria y beligerante de la fuerza corrupta que intenta perturbar el hogar de la humanidad del planeta azul, y debe unirse para detenerlos y destruirlos por completo”, dijo el Departamento de Protección de la Tierra y el Medio Ambiente del país.
La declaración, recogida este domingo por la agencia de noticias estatal KCNA, se produce tras el informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU de la semana pasada, que consideraba que el plan de Japón para verter las aguas residuales tratadas de Fukushima se ajustaba a las normas internacionales de seguridad medioambiental.
Japón tiene previsto verter las aguas residuales en algún momento de este verano.
La declaración de Pyongyang es la última de una serie de preocupaciones expresadas por países vecinos como Corea del Sur, China y las islas del Pacífico, todos los cuales han expresado su temor por los posibles daños al medio ambiente y a la salud pública.
Las autoridades aduaneras chinas anunciaron este viernes que se mantendría la prohibición de importar alimentos de 10 prefecturas japonesas, incluida Fukushima, y que reforzaría las inspecciones para controlar la presencia de “sustancias radiactivas, con el fin de garantizar la seguridad de las importaciones de alimentos japoneses a China”.
La aprobación de la ONU ha hecho poco por tranquilizar a los pescadores y residentes aún afectados por el desastre de 2011.
En una entrevista reciente con CNN en Tokio, el director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo que se reunió con grupos de pescadores japoneses y alcaldes locales y reconoció sus temores.
“Mi disposición… es la de escuchar y explicar de forma que se aborden todas estas preocupaciones que tienen”, dijo. “Cuando uno visita Fukushima, es bastante impresionante, incluso diría que ominoso, ver todos esos tanques, más de un millón de toneladas de agua que contiene radionucleidos, e imaginar que todo eso se va a verter en el océano. Así que surgen todo tipo de temores, y hay que tomárselos en serio, abordarlos y explicarlos”.
El OIEA dijo que no había mejor opción para tratar la acumulación masiva de aguas residuales recogidas desde la catástrofe.
“Llevamos más de dos años estudiando esta política básica. La hemos evaluado con arreglo a… las normas más estrictas que existen”, dijo Grossi. “Y estamos bastante seguros de lo que decimos y del esquema que hemos propuesto”.
El desastre de 2011 hizo que los núcleos de los reactores de la central se sobrecalentaran y contaminaran el agua de las instalaciones con material altamente radiactivo.
Desde entonces, se ha bombeado agua nueva para enfriar los restos de combustible de los reactores. También se han filtrado aguas subterráneas y pluviales, creando más aguas residuales radiactivas que ahora alcanzan los 1,32 millones de toneladas métricas, suficientes para llenar más de 500 piscinas olímpicas.
“Medida necesaria”
Las autoridades japonesas sostienen que el vertido es necesario, ya que se agota el espacio para contener el material contaminado, y la medida permitiría el desmantelamiento completo de la central nuclear de Fukushima.
Científicos internacionales expesaron su preocupación a CNN, al afirmar que no hay pruebas suficientes de la seguridad a largo plazo y argumentaron que la liberación podría causar tritio - un isótopo de hidrógeno radiactivo que no puede ser eliminado de las aguas residuales - para acumular gradualmente en los ecosistemas marinos y las cadenas alimentarias, un proceso llamado bioacumulación.