(CNN) – Las personas mayores que viven en las regiones este y sureste de Estados Unidos tienen más probabilidades de padecer la enfermedad de Alzheimer, según nuevos datos compartidos en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzhéimer (AAIC, por sus siglas en inglés) y publicados este lunes en la revista de la organización.
El informe ofrece las primeras estimaciones de la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer en EE.UU. a nivel de condado. Los investigadores utilizaron los datos de miles de personas que participaron en el Proyecto de Salud y Envejecimiento de Chicago para evaluar los factores de riesgo demográficos de la enfermedad de Alzheimer, como la edad, el sexo y la raza, y los compararon con la composición de los condados estadounidenses.
Estas estimaciones demográficas sugieren que las tasas de alzhéimer son más elevadas en los condados de Miami-Dade, Baltimore y el Bronx, donde aproximadamente 1 de cada 6 personas mayores padece la enfermedad. Maryland tiene la prevalencia más alta a nivel estatal, seguida de Nueva York y Mississippi.
Los expertos afirman que los resultados pueden ser útiles para ayudar a los responsables de la salud pública y a las organizaciones a prestar un mejor apoyo a las millones de personas que padecen esta enfermedad y a planificar el envejecimiento de la población.
“Disponer de esta información es muy útil porque creo que refuerza la urgencia del trabajo que estamos haciendo”, afirma la Dra. Halima Amjad, geriatra de Johns Hopkins Medicine y presidenta de un consejo sobre el alzhéimer en el gobierno del estado de Maryland. No participó en el estudio.
“En el caso de la demencia, gran parte de la atención y el apoyo que se ofrece —a través de legislación o programas, suele producirse a nivel estatal y local, más que a nivel nacional”, explicó Amjad. El año pasado fue el primero en que el presupuesto estatal de Maryland contó con partidas específicas para la atención a la demencia, unos US$ 3,5 millones, explicó. “Así que tenemos que tener ese enfoque, tanto a través de la planificación a nivel de salud pública y el respaldo de esa planificación con las finanzas, para reforzar la atención y el apoyo que está disponible”.
El uso de factores de riesgo demográficos para estimar la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer puede ayudar a captar toda la carga de la enfermedad mejor que lo que figura en los historiales médicos.
“La mitad, o incluso más de la mitad, de las personas que padecen alzhéimer y otras demencias afines no están diagnosticadas”, afirma Amjad. “La razón es compleja. A veces las personas y las familias no reconocen que se trata de demencia, y la confunden con el envejecimiento normal. Y sabemos que los médicos no siempre preguntan por ella, así que no sale a relucir a menos que la familia lo mencione. Y los clínicos pueden ser reacios a hacer y compartir el diagnóstico”.
El riesgo de padecer alzhéimer aumenta significativamente con la edad. Según el informe, las personas de 75 a 79 años tenían unas tres veces más probabilidades de padecer la enfermedad que las de 65 a 69 años, y las tasas eran unas 15 veces mayores entre los mayores de 85 años.
Las tasas entre las mujeres mayores eran aproximadamente un 13% más altas que entre los hombres mayores, y las tasas entre los mayores negros eran aproximadamente 2,5 veces más altas que entre los mayores blancos.
James Macgill, comisionado adjunto del Departamento de Salud de Baltimore que dirige el programa de alzhéimer de la ciudad, afirma que las estimaciones no le sorprenden demasiado.
“Esta es una ciudad de mayoría negra, y la raíz de todo esto es la segregación en los barrios de la ciudad, que se remonta a décadas atrás”, dijo. La falta de acceso a atención sanitaria, alimentos sanos, barrios transitables y otras disparidades en materia de salud han contribuido a enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, que pueden agravar el riesgo de alzhéimer y otras demencias relacionadas.
“Las investigaciones parecen indicar que la demencia está cada vez más vinculada a estilos de vida saludables, por lo que hay que bajar al nivel de los barrios”, afirma Macgill. La divulgación en esas comunidades puede ayudar a las personas a comprender y acceder a los recursos de que disponen para minimizar su riesgo.
“Disponer de datos a nivel comunitario nos ayuda a educar a las personas de esas comunidades y a defender sus intereses”, afirmó.