Una silla en el pasillo de un edificio que, según civiles ucranianos, fue utilizado como centro de tortura por las fuerzas rusas en Jersón, Ucrania, el 8 de diciembre de 2022. Crédito: Evgeniy Maloletka/AP

(CNN) – Casi la mitad de los ucranianos recluidos en centros de detención rusos en Jersón fueron sometidos a torturas generalizadas, incluida la violencia sexual, según un informe publicado este miércoles.

El informe revela el análisis de un conjunto inicial de 320 casos en Jersón, en más de 35 centros de detención identificados. Ha sido elaborado por Mobile Justice Team, que forma parte del Grupo Asesor sobre Crímenes Atroces patrocinado por el Reino Unido, la UE y Estados Unidos, y creado por el bufete de abogados y fundación internacional de derechos humanos Global Rights Compliance para apoyar a la Fiscalía General de Ucrania.

De esas víctimas, al menos el 43% mencionaron explícitamente prácticas de tortura en los centros de detención, citando la violencia sexual como una táctica habitual que les imponían los guardias rusos, tanto a hombres como a mujeres, y los resultados preliminares muestran que el personal militar era el más propenso a sufrir torturas en los centros de detención. Uno de los autores del informe afirma que las personas con familiares en el ejército también fueron objeto de tortura.

“En muchos casos se trata simplemente de castigos, y además de castigos por el servicio militar en sí [de sus familiares], también son castigos, al parecer, por ser ciudadanos ucranianos”, declaró a CNN Anna Mykytenko, asesora jurídica principal y directora para Ucrania de Global Rights Compliance.

Según el informe, al menos 36 víctimas del conjunto analizado mencionaron el uso de la electrocución durante los interrogatorios, a menudo electrocución genital por parte de guardias rusos. Otras víctimas mencionaron amenazas de mutilación genital, y al menos una víctima fue obligada a presenciar la violación de otro detenido con un objeto extraño cubierto con un preservativo.

“En relación con los hombres, la mayoría de los delitos son torturas sexualizadas, que suelen consistir en la tortura de los genitales como forma de castigo [por ser ucranianos] y que, en cierto modo, les impide tener hijos”, añade Mykytenko.

El informe añade que la asfixia, el ahogamiento simulado, las golpizas severas y las amenazas de violación fueron otras técnicas utilizadas habitualmente contra las víctimas por los guardias rusos en las cámaras de tortura de Jersón, según la unidad especializada. Mykytenko afirma que estas pautas de violación y tortura apuntan al intento ruso de erradicar la identidad ucraniana.

“Hay una especie de intento de destruir o eliminar la identidad ucraniana porque en algunos casos se puede ver que los capturados o, a veces casi perseguidos, llevaban banderas ucranianas u otros símbolos del Estado”, afirmó.

Un delito difícil de probar

El abogado Wayne Jordash, socio director y cofundador de Global Rights Compliance, compartió una opinión similar.

“Las tácticas de tortura y violencia sexual que la Fiscalía está sacando a la luz en los centros de detención de Jersón sugieren que el plan de Putin para extinguir la identidad ucraniana incluye una serie de delitos que evocan el genocidio”, afirmó en un comunicado que acompañaba al informe. “Como mínimo, el patrón que estamos observando es coherente con un plan cínico y calculado para humillar y aterrorizar a millones de ciudadanos ucranianos con el fin de someterlos al decreto del Kremlin”.

Mykytenko sí cree que algunos de los patrones observados en Jersón podrían llegar a considerarse genocidio, aunque reconoce que es difícil de probar y requiere más investigación.

“Hay algunos indicadores [de genocidio]”, afirma. “El genocidio es un delito muy difícil de probar debido a la especial intencionalidad. Rara vez es lo suficientemente directa como para poder probarlo más allá de toda duda razonable tan pronto, pero estamos trabajando para proporcionar suficiente apoyo a la Fiscalía General para que puedan establecer si las pruebas apoyan esta conclusión”.

Mykytenko afirma que estas conclusiones son solo un análisis preliminar de algunos de los casos de detención que, según ella, sugieren que los casos de tortura pueden haber sido incluso más frecuentes de lo que se piensa actualmente. También afirma que los ucranianos de las regiones actualmente bajo ocupación rusa pueden estar sometidos a torturas más duras y generalizadas.

“Según las tendencias que observamos, cuanto más larga fue la ocupación, más graves son los delitos y un mayor número de crímenes se cometieron”, explica, y añade que los avances ucranianos en la línea del frente también intensificaron el uso de la tortura. “Dada la liberación de partes de la región de Jersón el año pasado, imagino que se habrán cometido algunos crímenes en represalia por ello”.

“También puede que [suceda] este año con la contraofensiva en curso”, añade, advirtiendo que sobre todo esto es necesario seguir investigando.

Rusia ha negado reiteradamente las acusaciones de tortura y abusos contra los derechos humanos en Ucrania, a pesar de las abrumadoras pruebas de lo contrario, investigadas, recopiladas y compartidas por organizaciones internacionales de derechos humanos y organizaciones de noticias. Las autoridades rusas aún no han comentado el informe.