CNNE 1417536 - conoce el plan para verter el agua radioactiva de fukushima al mar
¿Cuán seguro es verter agua radioactiva de Fukushima al mar?
03:56 - Fuente: CNN

(CNN) – Después de meses de controversia y expectación, Japón está listo para comenzar a liberar aguas residuales radiactivas tratadas de su planta nuclear de Fukushima a finales de esta semana, a pesar de las fuertes objeciones de algunos países.

El plan ha estado en preparación durante años, con las autoridades advirtiendo en 2019 que el espacio se estaba agotando para almacenar el material y que no tenían “ninguna otra opción” que liberarlo.

Mientras que algunos gobiernos han expresado su apoyo a Japón, otros se han opuesto firmemente a la liberación de aguas residuales, con muchos consumidores en Asia acaparando sal y mariscos ante el temor de una futura contaminación.

Esto es lo que sabemos hasta ahora.

¿Cuándo y cómo se liberará?

El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, dijo este martes que el Gobierno había decidido formalmente empezar a verter el agua a partir del jueves 24 de agosto “si no encuentran obstáculos”.

A lo largo de los años, las aguas residuales se han tratado continuamente para filtrar todos los elementos nocivos extraíbles, y luego se han almacenado en tanques. Gran parte del agua se trata una segunda vez, según la empresa eléctrica estatal Tokyo Electric Power Company (TEPCO).

Cuando finalmente se viertan las aguas residuales, se diluirán en gran medida con agua limpia para que solo contengan concentraciones muy bajas de material radiactivo. Viajarán a través de un túnel submarino a aproximadamente 1 kilómetro (0,62 millas) de la costa hasta el océano Pacífico.

Terceras partes vigilarán el vertido durante y después de su liberación, incluido el organismo de vigilancia nuclear de la ONU, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El OIEA cuenta con personal en una oficina recién inaugurada en Fukushima y vigilará la situación durante los próximos años.

Un investigador de TEPCO evalúa el impacto de la radiación de las aguas residuales tratadas en Fukushima, Japón, el 12 de abril de 2023.

¿Por qué lo hacen?

Los devastadores terremoto y tsunami de 2011 dañaron los sistemas de suministro eléctrico y refrigeración de la central nuclear de Fukushima, provocando el sobrecalentamiento de los núcleos de los reactores y la contaminación del agua de la central con material altamente radiactivo.

Desde entonces, se ha bombeado agua nueva para enfriar los restos de combustible de los reactores. Al mismo tiempo, se han filtrado aguas subterráneas y pluviales, creando más aguas residuales radiactivas que ahora hay que almacenar y tratar.

TEPCO construyó enormes tanques para contener las aguas residuales, pero el espacio se está agotando rápidamente. La empresa afirma que construir más tanques no es una opción, y que necesita liberar espacio para desmantelar la central de forma segura.

El director general del OIEA, Rafael Grossi, dijo a CNN en julio que Japón había considerado cinco opciones para deshacerse del agua, incluida la liberación de vapores, en la que las aguas residuales se hervirían y se liberarían a la atmósfera.

Pero la mayoría de estas opciones “se consideran industrialmente inmaduras”, dijo. Por ejemplo, la liberación de vapores puede ser más difícil de controlar debido a factores ambientales como el viento y la lluvia, que podrían traer los residuos de vuelta a la Tierra, dijo. Eso dejó una liberación controlada de agua en el mar, algo que se hace con frecuencia en las centrales nucleares de todo el mundo, incluidas las de Estados Unidos.

TEPCO construyó más de 1.000 enormes tanques para almacenar aguas residuales radiactivas tratadas en Fukushima, Japón.

¿Cuáles son los riesgos?

Aunque las aguas residuales radiactivas contienen algunos elementos peligrosos, la mayoría de ellos pueden eliminarse mediante diversos procesos de tratamiento, según TEPCO.

El verdadero problema es que no hay tecnología disponible para eliminar un isótopo del hidrógeno llamado tritio radiactivo, y las autoridades y los expertos están divididos sobre el riesgo que plantea, si es que existe.

TEPCO, el Gobierno de Japón y el OIEA sostienen que el tritio se encuentra de forma natural en el medio ambiente, incluso en la lluvia y el agua del grifo, por lo que las aguas residuales son seguras, sobre todo porque se liberarán lentamente a lo largo de décadas.

Pero a algunos científicos les preocupa que las aguas residuales, incluso diluidas, puedan dañar la vida marina, y que los contaminantes se acumulen en el ya frágil ecosistema.

Un experto que ayudó a las naciones insulares del Pacífico a revisar y evaluar el plan de vertido de aguas residuales dijo a CNN que era “desacertado” y prematuro.

Otros sostienen que aún no se disponen de suficientes estudios o datos sobre los efectos biológicos a largo plazo de la exposición al tritio.

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¿Qué dijeron otros gobiernos?

El plan ha suscitado reacciones diversas, con el apoyo de algunos sectores y el escepticismo de otros.

Estados Unidos respaldó a Japón y la vecina Taiwán aceptó que la cantidad de tritio liberada tendría un impacto “mínimo”.

Sin embargo, China y las islas del Pacífico se han opuesto rotundamente, alegando que la emisión podría tener amplias repercusiones regionales e internacionales y suponer una amenaza potencial para la salud humana y el medio marino. Algunos gobiernos han prohibido incluso la importación de alimentos de algunas zonas de Japón, incluida Fukushima.

Aunque los líderes surcoreanos han apoyado en gran medida el plan, los políticos de la oposición han expresado su alarma y los manifestantes han pedido que se detenga.

También ha crecido la ansiedad pública, con amantes de los mariscos en China continental, Hong Kong y otros lugares prometiendo dejar de comer productos japoneses una vez que se liberen las aguas residuales. Algunos compradores se han abastecido de sal marina y artículos como algas o anchoas por temor a que estos productos puedan verse afectados.

El retroceso ha preocupado a las comunidades pesqueras de Japón y Corea del Sur, que dicen que esto podría significar el fin de sus medios de subsistencia, especialmente los de Fukushima, donde la industria pesquera vale ahora apenas una fracción de lo que valía antes del desastre de 2011.