(CNN) – La inteligencia rusa ejecutó un programa sistemático para blanquear propaganda a favor del Kremlin a través de relaciones privadas entre agentes rusos y objetivos estadounidenses y occidentales influyentes, según sostiene información de la inteligencia estadounidense desclasificada recientemente.
Las agencias de inteligencia estadounidenses creen que el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) intentó influir en la política y la opinión pública en Occidente al ordenar a los civiles rusos que establezcan relaciones con individuos estadounidenses y occidentales influyentes y luego difundan narrativas que apoyen los objetivos del Kremlin, escondiendo el rol del FSB a través de capas de actores aparentemente independientes.
“Estas operaciones de influencia están diseñadas para ser deliberadamente a pequeña escala, el objetivo general es que personas estadounidenses [y] occidentales presenten estas ideas, aparentemente orgánicas”, dijo a CNN un funcionario estadounidense autorizado para discutir el material. “Las operaciones de influencia de los cooptados se basan principalmente en relaciones personales, generan confianza en ellos y luego pueden aprovechar eso para impulsar secretamente la agenda del FSB”.
Según la inteligencia de EE.UU., en ocasiones las campañas han sido efectivas a la hora de plantar narrativas rusas en la prensa occidental. Maxim Grigoriev, director de una ONG rusa, pronunció múltiples discursos ante la ONU presentando un estudio falso que afirmaba que el grupo humanitario Cascos Blancos –que opera en Siria–, gestionaba un mercado negro de órganos humanos y había fingido ataques químicos por parte del presidente sirio Bashar al-Assad, con quien Rusia está aliada. Esas afirmaciones finalmente aparecieron en un informe televisivo de la cadena de ultraderecha OANN en Estados Unidos, según materiales de fuente abierta proporcionados por el funcionario.
CNN se ha puesto en contacto con Grigoriev y OANN.
Sin embargo, el funcionario enfatizó que las voces occidentales que eventualmente se convirtieron en portavoces de la propaganda rusa casi seguramente no eran conscientes del papel que estaban desempeñando.
“Al final del día, este objetivo difunde la operación de influencia rusa y la propaganda rusa a su público”, dijo el funcionario estadounidense. “En última instancia, muchas de estas personas son individuos que actúan de manera que podríamos llamar involuntaria: no saben quién está sembrando estas narrativas”.
La inteligencia proporciona varios ejemplos de “cooptados”, civiles rusos que cumplen las órdenes del FSB.
Un hombre, Andrey Stepanenko, fundó un proyecto mediático en 2014 que patrocinó a periodistas de Estados Unidos y Occidente para que visitaran el este de Ucrania y conocieran una supuesta “verdad” de lo que sucedía en la región. De hecho, el FSB dirigió sus esfuerzos y “casi con seguridad financió el proyecto”, según señalan los documentos desclasificados.
CNN no pudo localizar a Stepanenko para pedirle comentarios.
El funcionario estadounidense también citó a Natalia Burlinova, fundadora de una ONG rusa que coordinaba habitualmente los esfuerzos de diplomacia pública financiados por el FSB destinados a influir en las opiniones occidentales. En 2018, visitó, celebró reuniones y organizó eventos en varios centros de estudios y universidades estadounidenses en Nueva York, Boston y Washington, trabajo que fue financiado por el FSB, según la inteligencia. Su conducta ya era pública: fue acusada a principios de este año de conspirar con un agente del FSB para actuar como agente ilegal de Rusia dentro de Estados Unidos, aunque permanece en libertad en Rusia.
CNN se ha puesto en contacto con Burlinova.
El funcionario se negó a ofrecer detalles que respalden las afirmaciones de la comunidad de inteligencia de que el FSB financia este tipo de operación, pero señaló que una vez que los funcionarios pudieron establecer el respaldo del FSB, es fácil rastrear las narrativas que impulsan en materiales de fuente abierta.
“Una vez que sabes quiénes son estas personas y su asociación con el FSB, por la naturaleza de lo que están haciendo, tienen personalidades muy, muy públicas”, dijo el funcionario. “Por eso yo diría que no es realmente difícil seguir los hilos”.
El funcionario estadounidense rechazó decir si Rusia utilizó estas mismas tácticas para intentar influir en las elecciones estadounidenses.
Según los servicios de inteligencia, el FSB utiliza tácticas similares para influir en la opinión política dentro de Rusia. En un caso, una figura de los medios rusos llamada Anton Tsvetkov organizó protestas frente a las embajadas en Moscú, incluida la embajada de Estados Unidos, a instancias del FSB. Las protestas impulsaron la narrativa rusa de la guerra en Ucrania, “promoviendo la narrativa ‘nazi ucraniana’ y culpando a Estados Unidos y sus aliados por la muerte de niños en el Donbás”, mientras ocultaban el papel del gobierno ruso, según la inteligencia de EE.UU.
“El propósito de esas protestas realmente fue diseñado para vendérselo al pueblo ruso”, dijo el funcionario estadounidense.