Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas.
(CNN Español) – El 8 de septiembre se cumplirá un año de la muerte de la reina Isabel II. En mis recientes viajes a Londres he podido comprobar que, igual que cuando a un barco le quitan su ancla y se va un poco a la deriva, algo así está pasando en el Reino Unido.
La reina --durante un poco más de 70 años en el trono– mantuvo a pesar de las crisis que se presentaron la unidad de la monarquía, la familia real y del sentido inglés de la realeza. Ese “algo” que no podemos describir exactamente qué es –ni cómo es–, pero que es intangible y está cuajado de una armonía –y una tradición continua– que la reina sabía mantener maravillosamente.
Al transcurrir este año –como es lógico, existen problemas políticos y económicos en el Reino Unido– lo que más se “siente” es que sin la reina Isabel, la familia real pasa por una situación nada fácil. Porque realmente el rey Carlos nunca fue un hombre de gran popularidad, y aunque le tienen afecto y respeto, no personifica ese mensaje de “monarca glorioso” que es tan importante en la monarquía desde el punto de vista simbólico.
Es un rey que lo ven un poco como “de transición”. Ciertamente no como su madre, que estuvo 70 años en el trono, ¡y era la muy querida abuela y madre simbólica de los ingleses!
A Carlos parecen verlo como un personaje que está tratando de hacer las cosas bien, pero no va a ser “el futuro” de la monarquía. Él mismo se da cuenta de esto, y de la necesidad de darle un “shock” de energía y entusiasmo al sistema monárquico, para que continúe siendo el Reino Unido junto a los países de la Mancomunidad de Naciones. ¡Como siempre la Reina Isabel defendió y protegió!
Un dato curioso es que según un sondeo reciente de CNN los “royals” más queridos son William y Kate, que tienen una aprobación del 62%. Les sigue el rey Carlos con el 49%, y la reina Camila con el 34%. Harry y Meghan tienen una aprobación del 26% y 22%, respectivamente.
Se habla de la difícil relación entre el príncipe Harry y el rey. Hacer las paces es muy importante para él –y para la tranquilidad de todos–, porque el rompimiento ha dejado una huella profunda y muy fuerte en la familia real y en la propia monarquía. ¡Y que especialmente la absoluta ruptura que existe entre los hermanos –los dos hijos de Diana– tiene que resolverse!
Carlos quiere hacerlo –aunque me pregunto si Camila no debe querer que Harry vuelva a la familia, porque lo que él escribió en su libro “Spare” contra ella caló muy hondo– y esto ha salido comentado en muchos medios. ¡Pero Carlos quiere reconciliarse con su hijo!
Por lo que el Reino Unido, la monarquía más famosa del mundo y un enorme negocio para la nación –un año después de la muerte de la reina– no acaba de encontrar su rumbo y la armonía que esta institución requiere.
¡Y esto es un peligro! La princesa Ana –más diligente que nunca– y los demás miembros de la familia real tratan de ayudar, y de mantener la ilusión de que todo está bien. Pero como les dije al principio, al faltar “el ancla” el barco está un poco a la deriva y con demasiadas rocas y tormentas en la travesía.
Yo espero que Harry y su padre, el rey, traigan la tan necesaria reconciliación familiar. Y se reanude una hoja de ruta de lo que será la futura monarquía inglesa, más moderna y más siglo XXI, de manos del príncipe William y su princesa Kate, quien es, sin duda, la superestrella del momento.