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¿Por qué los políticos utilizan la migración como un argumento electoral?
01:12 - Fuente: CNN

(CNN) – La relación entre la Casa Blanca del presidente Joe Biden y el alcalde de Nueva York, Eric Adams, empezó a resquebrajarse en privado meses antes de lo que se sabía, y mucho antes de que Adams empezara a arremeter públicamente contra Biden por la crisis migratoria en su ciudad.

“No hay liderazgo aquí”, dijo Adams a un grupo de asistentes de Biden el pasado octubre en el despacho del jefe de gabinete, exigiendo al presidente que hiciera más para ayudar a su ciudad a gestionar la llegada masiva de inmigrantes.

El asunto es uno de los más delicados para la Casa Blanca, y para la campaña de reelección de Biden. La directora de asuntos intergubernamentales, Julie Chávez Rodríguez, el jefe de gabinete, Ron Klain, y la asesora de Seguridad Nacional, Liz Sherwood-Randall, se pusieron nerviosos. Estaban haciendo todo lo posible en la Casa Blanca para liderar sin la ayuda del Congreso, dijeron. Biden había hecho más que ningún otro presidente anterior y gran parte de lo que Adams pedía requeriría la acción del Congreso o probablemente sería impugnado de inmediato en los tribunales.

Fue un momento, del que se informa ahora por primera vez, que prefiguró una ruptura total de la relación entre la Casa Blanca y la alcaldía. Las conversaciones de CNN con múltiples fuentes revelaron que la asociación política se ha convertido en un cruce de acusaciones y frustración entre Adams, el presidente, sus asesores y los defensores que se quejan de que ambos dirigentes han estado dando tumbos en una respuesta a una crisis que más de uno dijo a CNN que se siente como “jugar a la papa caliente con la gente”.

Un año después, Adams dejó atrás los ataques privados a Biden, e incluso encabezó un mitin este jueves en Manhattan en el que criticó la respuesta del Gobierno a la llegada de inmigrantes. Más allá de las críticas, entre los funcionarios de la Casa Blanca y de Nueva York existe el temor de que la incapacidad para encontrar soluciones y mitigar las preocupaciones no solo deje a miles de inmigrantes en el limbo, sino que pueda convertirse en un problema político importante para los demócratas de cara a 2024, dijeron las fuentes a CNN.

Si bien otras ciudades han visto crecer el número de llegadas de inmigrantes, la ciudad de Nueva York se ha convertido en el epicentro de la crisis, después de que el número de solicitantes de asilo recién llegados desde la primavera de 2022 superara los 100.000 el mes pasado, con unos costos previstos de hasta US$ 12.000 millones en los próximos años, a medida que la gente se forme en busca de vivienda y otros servicios básicos.

Se están haciendo esfuerzos para superar las diferencias. Tom Perez, que sustituyó a Chávez Rodríguez, ahora director de la campaña de reelección de Biden, como director de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca, pasó recientemente un tiempo en Nueva York para tratar de suavizar las tensiones sobre la crisis migratoria y coordinarse con los socios estatales y municipales, según múltiples fuentes.

Natalie Quillian, subsecretaria general de la Casa Blanca, también ha participado en la coordinación de los esfuerzos federales para abordar las preocupaciones de Nueva York, pero incluso eso ha sido una fuente de tensión, con Adams sintiéndose desairado después de tener una línea regular de comunicación y varias reuniones en la Casa Blanca con Klain.

“El alcalde tiene todo el derecho a sentirse agraviado”, dijo el representante neoyorquino Ritchie Torres, demócrata del Bronx. “Es fundamentalmente injusto que el fracaso del sistema de inmigración recaiga desproporcionadamente sobre los hombros de una sola ciudad. Al presidente no le conviene quedarse de brazos cruzados mientras la crisis migratoria hace estragos y los republicanos la convierten en un arma”.

En la alcaldía se quejan de que no solo están soportando la carga ahora, sino que los costos se comerán el resto de la agenda que Adams esperaba llevar a cabo en una ciudad que aún lucha por recuperarse de la pandemia. Y la única razón por la que alguien está prestando atención, creen él y los que le rodean, es porque ha utilizado su plataforma para hacer todo el ruido posible, exigiendo que el gobierno federal se ocupe de una situación que solo existe porque fue el gobierno federal el que dejó entrar a estas personas en el país.

“La Casa Blanca ha tomado la decisión consciente de que es mejor política dejar que Nueva York sufra que intentar solucionar el problema”, dijo una persona cercana a Adams. “Se está dejando que la ciudad se enfrente por sí misma a este problema colosal”.

Lo solucionarán, subrayó el portavoz de campaña, Kevin Muñoz.

“El presidente Biden cuenta con el alcalde Adams como amigo y socio”, dijo Muñoz a CNN. “Cuenta con trabajar con el alcalde en asuntos que afectan a los neoyorquinos y volver a ganar la Casa Blanca en 2024”.

Un problema para los demócratas del estado de Nueva York

La relación entre Biden y Adams dista mucho de aquél momento en que el presidente le compartió la mitad de su sándwich de mantequilla de maní y mermelada cuando se sentaron uno al lado del otro en la parte trasera de la limusina presidencial en febrero de 2022, recorriendo juntos la ciudad de Nueva York, en el temprano abrazo de Biden al nuevo alcalde como el tipo de líder pragmático que los demócratas necesitaban en su próxima generación. Ninguno de los dos ha llamado al otro en más de un año.

Mientras los asesores de Biden argumentan que los votantes que necesitan en los estados más disputados no pensarán en lo que tenga que decir el alcalde de Nueva York a la hora de decidir a quién apoyarán para la presidencia, los demócratas neoyorquinos, todavía magullados por las elecciones de 2022, no están tan seguros.

Les preocupa que Adams acabe alimentando y validando los argumentos de la derecha, como dicen que hizo en 2022 al hablar de lo peligrosa que la delincuencia había vuelto su ciudad, con un impacto que podría ir desde la carrera presidencial hasta las elecciones a la Cámara de Nueva York que los demócratas necesitan ganar para recuperar la mayoría.

No son solo las imágenes de los inmigrantes en las calles lo que podría resultar desastroso políticamente, dicen. Es que los republicanos ya están poniendo en entredicho el gasto de los gobiernos local y federal en ayuda a los inmigrantes.

La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, que según fuentes de CNN ha estado intentando encauzar las demandas de una respuesta más contundente y ser una jugadora del equipo demócrata que no es tan crítica con Biden, está intentando ser la mediadora.

El miércoles acudió a Washington a una reunión de dos horas y media con el secretario general de la Casa Blanca, Jeff Zients, y acabó consiguiendo más compromisos de los que esperaba, como la adopción de medidas para garantizar que los inmigrantes con derecho a solicitar un permiso de trabajo en Nueva York se animen a hacerlo y la promesa de apoyo por parte de las agencias federales. Biden estaba reunido en el Despacho Oval con el senador por Vermont Bernie Sanders, pero no pasó por allí.

Mientras intentan calmar las tensiones, “El drama es desafortunado y realmente tiene que terminar”, dijo el representante demócrata de Nueva York, Jamaal Bowman. Del mismo modo, varios miembros de la delegación del Congreso que rara vez han sido aliados de Adams advierten que es probable que pronto se unan a él para golpear a la administración más públicamente.

El líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, y el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, ambos de Nueva York, han sido algunos de los que han presionado para obtener más ayuda y se sienten frustrados por no conseguirla.

Sin embargo, a pesar de la solidaridad de muchos con la crisis humanitaria de Nueva York, un amplio abanico de defensores y funcionarios acusan a Adams de grandilocuencia.

Regina Romero, alcaldesa de Tucson, Arizona, declaró a CNN que ella fue una de las alcaldesas que se pronunciaron en contra de Adams durante otra reunión privada con funcionarios de la Casa Blanca en Washington a principios de este año.

“El gobierno de Biden ha escuchado las necesidades de mi ciudad y de otros alcaldes de la frontera y ha trabajado muy, muy estrechamente para ayudarnos”, dijo Romero. “En lugar de culpar a la administración Biden-Harris, yo estaría más que feliz de ir de la mano con el alcalde Adams y dirigir realmente nuestras preocupaciones y las preocupaciones de millones de personas en este país e ir al Congreso y decir: ‘Es momento de que actúen ahora’”.

La Casa Blanca a la defensiva

Desde que Biden asumió el cargo, su administración se ha enfrentado a un récord de llegadas de inmigrantes a la frontera sur de Estados Unidos. Aunque los funcionarios evitaron una crisis fronteriza durante el verano boreal, las ciudades estadounidenses han seguido lidiando con la llegada de solicitantes de asilo.

“La reacción de los alcaldes y gobernadores demócratas a principios de este año es parte de lo que llamó la atención de la Casa Blanca y les hizo comprometerse más en intentar conseguir un sistema más ordenado en la frontera”, dijo una fuente cercana a la Casa Blanca. “Una cosa es cuando los ataques vienen del otro lado. Es diferente cuando es tu propio equipo el que cuestiona lo que estás haciendo”.

Un aspecto central de lo que pide Adams es agilizar las autorizaciones de trabajo, para que las personas que ya están en Nueva York puedan conseguir empleos legales y no se vean obligadas a depender de la red de seguridad social.

Pero el proceso para solicitar asilo y un permiso de trabajo se basa en las actuales leyes de inmigración, que exigen un periodo de espera de 150 días para solicitar la autorización de trabajo y otros 30 días para poder optar a la aprobación, y en los últimos años se ha hecho más difícil debido a un inmenso retraso.

Los defensores de los inmigrantes sostienen que el gobierno de Biden debería ampliar el número de venezolanos, que constituyen muchos de los inmigrantes que llegan a Nueva York, que pueden acogerse a una forma de ayuda humanitaria conocida como Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés). Se trata de la medida más sencilla que podría adoptar el Gobierno para satisfacer la petición de Nueva York, sin necesidad de que intervenga el Congreso. El secretario de Seguridad Nacional tiene discreción para designar un país para el TPS.

“Adams se unió a una lucha política republicana en lugar de tener una conversación precisa sobre cuáles son las verdaderas soluciones, una de las cuales es rediseñar el TPS para Venezuela. Eso es algo que el gobierno de Biden podría hacer hoy”, dijo Alida García, vicepresidenta de defensa de FWD.us y exasesora de Biden en la Casa Blanca.
Los asesores de la administración afirman que siguen haciendo todo lo posible.

“Sin la acción del Congreso, esta administración ha estado trabajando para construir un sistema de inmigración seguro, ordenado y humano y ha trabajado para identificar formas de mejorar la eficiencia y maximizar los recursos que el gobierno federal puede proporcionar a las comunidades de todo el país para apoyar el flujo de migrantes”, dijo un portavoz de la Casa Blanca a CNN.

Adams también ha estado presionando para obtener más fondos, pero el gobierno ha dicho que están limitados en lo que pueden hacer sin el Congreso y citando los más de US$ 140 millones en fondos federales de este año fiscal a la ciudad y el estado de Nueva York, así como una solicitud al Congreso de US$ 600 millones adicionales para el Programa de Refugio y Servicios.

“Si estás en el gobierno, tu trabajo es averiguar qué hacer con las herramientas que tienes y las herramientas que tienes no son las correctas”, dijo Cecilia Muñoz, exdirectora del Consejo de Política Interior de la Casa Blanca bajo la presidencia de Barack Obama, refiriéndose a la cambiante demografía migratoria y subrayando la necesidad de una reforma migratoria.

Un problema hemisférico

La migración sin precedentes en el hemisferio occidental ha planteado un gran desafío al Gobierno en la frontera sur de EE.UU. y en ciudades, como Nueva York, donde los solicitantes de asilo eligen ir a medida que avanzan en sus procedimientos judiciales de inmigración, un proceso que puede durar años.

Aunque los destinos elegidos por los migrantes no difieren de los de años anteriores, la falta de vínculos con Estados Unidos y los esfuerzos de los republicanos por enviar a la gente a ciudades lideradas por los demócratas como afrenta a Biden han agravado la situación.

La ciudad de Washington, Chicago, Filadelfia, Denver y Los Ángeles son algunas de las ciudades que están lidiando con las llegadas.

La gobernadora demócrata de Massachusetts, Maura Healey, también emitió una orden por la que se activan hasta 250 miembros de la Guardia Nacional para prestar servicios básicos a las familias inmigrantes en los refugios de emergencia, según informó este jueves la oficina de la gobernadora en un comunicado.

Tras una tensa reunión celebrada durante el verano entre muchos miembros de la delegación neoyorquina en el Congreso y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, el departamento envió un equipo de evaluación para trabajar con funcionarios estatales y locales e identificó unas dos docenas de formas en las que la ciudad de Nueva York podría gestionar mejor la crisis migratoria.

“Las cuestiones estructurales incluyen la gobernanza y la organización de las operaciones de migrantes, incluidas las cuestiones de autoridad, estructura, personal y flujo de información”, escribió Mayorkas en una carta enviada tanto a la ciudad como al estado y obtenida por CNN. “Las cuestiones operativas incluyen los temas de recopilación de datos, planificación, gestión de casos, comunicaciones y otros aspectos de las operaciones diarias”.

Pero no ha calmado las preocupaciones en Nueva York, donde múltiples funcionarios dicen a CNN que sienten que el gobierno federal está tratando de culpar a la ciudad por el problema de los migrantes que no ha resuelto.

“Nuestras peticiones al gobierno federal siguen siendo las mismas”, dijo la portavoz de Adams, Kayla Mamelak, “y francamente, siguen sin respuesta”.

– Polo Sandoval y Mark Morales de CNN contribuyeron con este reportaje.