Nota del editor: Patricia Grisafi es escritora independiente y ha publicado artículos en The Guardian, Salon, NBC, Los Angeles Review of Books, The Mary Sue, The Daily Dot y otros medios. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) – A Estados Unidos le encanta castigar a las “malas madres” y hay un largo historial de celebridades que han sido utilizadas como figuras de advertencia sobre la maternidad abominable. Así que cuando salió la noticia de que el músico Joe Jonas, de 34 años, había solicitado el divorcio de la actriz Sophie Turner, de 27, no fue sorprendente que la narrativa de los medios dijera que Turner quería salir por la noche mientras que Jonas quería ser padre.
Sitios de prensa rosa como TMZ y Page Six pusieron el acento en sus “diferentes estilos de vida”: Turner como una chica fiestera y Jonas como un hombre “hogareño” que intenta cuidar de sus hijas.
Para los analistas de los medios de comunicación, esto parece una táctica de un curso de introducción sobre el control de la imagen de los famosos, que se basa en los relatos de la mala madre y el padre abnegado.
La sociedad estadounidense está preparada para engullir este tipo de narrativas, dado lo ansiosos que estamos por premiar a los padres simplemente por… ser padres. Lo he visto de primera mano. Una vez, mi marido y yo fuimos a comer a Brooklyn con unos amigos. Yo estaba enredada con mi sándwich, mi bebé de seis meses y sí, una copa de vino. Mi marido vio que tenía problemas, tomó al bebé y se lo llevó afuera para darme un respiro.
Cuando volvió, me dijo que al menos dos mujeres mayores se habían parado a felicitarlo por lo bien que sostenía al bebé. Nos reímos de lo bajo que estaba el listón de la paternidad. Pero yo estaba secretamente resentida. Esa misma mañana, una mujer se había parado a regañarme por no haberle puesto un gorro a mi hijo.
Esta narrativa, tanto si se utiliza para valorar a los padres como para demonizar a las madres, es un trillado ataque misógino contra las mujeres que no se presentan públicamente como cuidadoras tradicionales o que son sorprendidas cometiendo algún tipo de error de crianza ante las cámaras.
Britney Spears es una de las víctimas de este tipo de retórica. Spears fue tachada de mala madre a principios de la década de 2000 y, por desgracia, sigue siéndolo hoy en día a pesar de todo lo que sabemos sobre su abusiva tutela y su lucha por la autonomía y la autoexpresión.
Pero aún hay un poco de esperanza en esta historia. En el pasado, los esfuerzos por pintar a las mujeres como malas madres durante un divorcio habrían funcionado. Pero eso no es lo que está ocurriendo hasta ahora con la situación de Jonas y Turner.
En las redes sociales, los usuarios se mostraron inmediatamente escépticos ante las afirmaciones de Jonas. Muchos comentaron su diferencia de edad de siete años, el hecho de que Turner tenía 19 años cuando ambos empezaron a salir y que fue madre a los 26 años. También señalaron las expresiones públicas de Turner de añoranza por su Inglaterra natal, incluido un comentario desesperado de que extrañaba a su familia y amigos: “extraño tanto a Inglaterra”, dijo a Elle UK en mayo de 2022. “La gente, la actitud, todo. Poco a poco estoy animando a mi marido a volver”.
¿Por qué importa todo esto? En muchos sentidos, los famosos nos ayudan a identificar y definir nuestras experiencias y a aclarar nuestras propias ansiedades. Nos fijamos en cómo reacciona el mundo ante sus vidas. Y en este caso concreto, nos fijamos en cómo trata nuestra cultura a las mujeres a las que se juzga como “malas madres”.
Estas voces se están uniendo a lo que parece ser un creciente coro de rechazo a los lugares comunes del pasado. Por cada persona que critica a Cardi B por ser demasiado sexual, hay alguien que defiende la prerrogativa de una madre a mantener y sentirse bien con su sexualidad. Por las personas que atacaron a Emily Ratajkowski y Meghan Markle por sostener a sus bebés “incorrectamente”, hay otras tantas poniendo los ojos en blanco ante semejante juicio sexista. Y mientras la gente discute los consejos de Julia Fox sobre la crianza de los hijos, otros alaban sus comentarios sinceros y su realismo cuando se trata de ser madre soltera.
La pandemia del covid-19 abrió los ojos de la gente sobre la gran cantidad de trabajo físico y emocional que las madres realizan a diario, y sobre la capacidad de los padres para asumir las mismas responsabilidades como padres. Nadie es especial; todo el mundo se esfuerza al máximo. Los padres no deberían recibir premios por cuidar de sus hijos mientras la madre trabaja. Las madres no deberían ser quemadas en la hoguera por salir con sus amigas. ¿Vas a avergonzarme por no ponerle un gorro a mi hijo? Métete en tus asuntos, aquí estamos intentando mantenernos sanos y vivos.
En su comunicado oficial conjunto, Jonas y Turner compartieron la siguiente publicación en sus respectivas cuentas de Instagram: “Después de cuatro maravillosos años de matrimonio hemos decidido mutuamente poner fin a nuestro compromiso de forma amistosa. Hay muchas narrativas especulativas sobre por qué pero, realmente esta es una decisión conjunta y esperamos sinceramente que todo el mundo pueda respetar nuestros deseos de privacidad para nosotros y nuestras hijas”.
No sabemos qué está pasando tras bambalinas con estas dos personas. Pero esa no es realmente la cuestión. Estos tabloides son oportunidades para tomar la temperatura cultural, para medir los cambios en nuestras actitudes culturales. Pero, lo que es más importante, son oportunidades para mirar con menos voyeurismo lo que va mal en las vidas de los demás y de forma más crítica cómo desafiar los estereotipos de género en la crianza de los hijos. Incluso a pequeña escala, eso puede tener grandes beneficios.