(CNN) – Ruben Flowers encontró la foto por casualidad.

Era principios de 2023 y estaba hojeando álbumes de fotos en casa de su abuela. De repente, ahí estaba: una instantánea de 1994, tomada en la cabina de vuelo de un avión, en la que aparecía él de niño, sentado junto a su padre piloto.

En la foto, Flowers mira a su padre con admiración. Su padre sonríe a la cámara, listo para pilotar el avión.

Flowers había olvidado la existencia de la foto, pero al verla de nuevo, le inundaron los recuerdos de su infancia, inspirada por su padre. Le encantaban sus viajes al aeropuerto, ir con él al centro de entrenamiento y probar los simuladores. Se enorgullecía cuando su padre hablaba de su trabajo en el día de carreras de la escuela.

Y el momento en el que redescubrió la foto fue perfecto: Flowers, que ahora tiene 30 años, estaba a punto de seguir los pasos de su padre y empezar a volar como primer oficial de Southwest Airlines.

Mientras tanto, el padre de Flowers, también llamado Ruben Flowers, se acercaba a la jubilación y se preparaba para su último vuelo en Southwest como capitán.

Ambos estaban entusiasmados por coincidir brevemente en Southwest y esperaban tener la oportunidad de volar juntos.

“Era mi sueño llegar a este punto y volar con mi padre, probablemente era mi objetivo de aviación número uno”, cuenta el Flowers más joven a CNN Travel.

Tras redescubrir la foto vieja, los dos Flowers añadieron otra cosa a su objetivo: no solo querían volar juntos, también recrear la foto de la cabina de vuelo de los años 90, más de dos décadas después. No solo como padre e hijo, sino como colegas y copilotos.

En marzo de 2023, el mayor de los Flowers realizaba su último vuelo con Southwest, pilotando un avión desde Omaha, Nebraska, a su ciudad natal, Chicago, Illinois. Su hijo estaba a su lado, como primer oficial.

“Fue una sensación increíble”, dice el mayor de los Flowers. “Ver a mi hijo a mi lado, en mi último aterrizaje”.

Y, naturalmente, recrearon la foto de 1994, ambos sonriendo felices en la versión de 2023.

“Fue simplemente genial poder recrear ese momento”, dice el más joven de los Flowers. “Fue un momento de ensueño hecho realidad”.

Un asunto de familia

Aquí están el capitán Ruben Flowers y el primer oficial Ruben Flowers recreando la foto de la década de 1990 en 2023. Crédito: Cortesía de Southwest Airlines

A bordo del vuelo de jubilación del mayor de los Flowers también iban su hermano y su primo, que también trabajan para Southwest. Por si aún no se habían dado cuenta, volar es realmente un asunto de familia para los Flowers.

“Somos siete”, explica el mayor de los Flores. “Yo. Mi hermano es piloto. Tengo tres hijos, todos pilotos. El hijo de mi hermano es piloto, y mi primo también. Y me parece increíble que todos quisieran ser pilotos”.

En los eventos familiares y en las vacaciones, la familia Flowers intenta que se hable lo menos posible de trabajo, “pero siempre hay una anécdota que da pie a ello, y entonces se pasa a la aviación”, como dice el Flowers más joven.

El legado de aviación de la familia comenzó cuando el mayor de los Flowers era un niño creciendo en Michigan en las décadas de 1960 y 1970.

“Un día, un piloto me preguntó si quería subir a la cabina. Y lo hice”, recuerda. “Y, Dios mío, fue como si me picara el gusanillo: quería ser piloto. Y, a partir de ese momento, solo me centré en ser piloto de aerolínea”.

Una vez que lo logró, el mayor de los Flores se propuso inspirar a otros para que siguieran sus pasos. El hecho de que acabara incluyendo a muchos de sus seres queridos fue accidental. Dice que siempre animó a sus hijos a explorar lo que les gustaba, fuera lo que fuera.

El menor de los Flowers dice que, aunque creció admirando a su padre y orgulloso de su trabajo, no decidió oficialmente convertirse en aviador hasta mediados de la universidad.

Sin embargo, en retrospectiva, cree que las señales siempre apuntaron en esa dirección.

“Siempre fue algo que me rondó la cabeza y que probablemente quise hacer toda mi vida”, dice.

Trabajar en equipo

Los Flowers dicen que trabajaron bien juntos como equipo de pilotos padre-hijo. Crédito: Cortesía de Southwest Airlines

El vuelo de jubilación del mayor de los Flowers de por sí iba a ser emotivo, y el hecho de tener a su hijo a su lado solo hizo que lo fuera aún más. Dice que no es de extrañar que cuando llegaron a la puerta de embarque “cayeron algunas lágrimas”.

El más joven de los Flowers dice que la dinámica de trabajo padre-hijo en el aire no era diferente de “cortar el césped juntos, o algo por el estilo”.

“Funcionó sin problemas y de forma natural, y fue genial”, dice, aunque añade que sin duda estaba tratando de “impresionar” a su padre con sus habilidades y competencia.

El mayor de los Flores dice que era consciente de que era una oportunidad única para transmitir a su hijo información in situ sobre los vuelos.

“Salió muy bien, fue agradable y tranquilo”, dice de la experiencia. “Y fue una sensación increíble: dar un consejo parental a los pasajeros y que descubrieran que hay un padre y un hijo ahí arriba, en la cabina. Todo el mundo aplaudiendo…”.

Continuación del legado

El capitán Ruben Flowers ya se retiró de Southwest, pero espera seguir inspirando a otros aviadores. Crédito: Cortesía de Southwest Airlines

Aunque el mayor de los Flowers ya ha dejado Southwest, su legado sigue vivo en la aerolínea, no solo a través de su hijo, sino también de otros pilotos con los que trabajó y de los que fue mentor a lo largo de los años.

Flowers habla con cariño de su propio mentor, Louis Freeman, que se convirtió en el primer piloto negro de Southwest Airlines cuando fue contratado en 1980.

“Fue un mentor para mí”, dice Flowers de Freeman. “Y ahora intento ser un mentor para otros. Y espero que mi hijo pueda ser mentor de otros, no solo de sus familiares”.

Mientras estuvo en Southwest, Flowers formó parte del programa de la aerolínea Adopt-A-Pilot, que trabaja con niños de primaria para inspirarlos a explorar carreras en la aviación.

También es miembro desde hace tiempo de la Organización de Profesionales Aeroespaciales Negros (OBAP, por sus siglas en inglés), donde trabaja para impulsar a aviadores negros.

Anima a los posibles pilotos a que investiguen en Internet, busquen programas y hablen con todos los que puedan para inspirarse, obtener información y consejos.

El más joven de los Flowers comparte esta idea: participa activamente en la tutoría de jóvenes pilotos a través de las redes sociales, pero también ha tenido alguna que otra conversación en persona con un posible piloto durante su paso por el aeropuerto. Dice que, si puede, siempre se detiene y transmite algunas palabras de sabiduría entre vuelo y vuelo.

En cuanto a sus objetivos personales, ahora que ha logrado su sueño de volar con su padre, el próximo sueño del joven Flowers es volar con su hermano menor, que acaba de terminar la formación de piloto.

Ya tuvo el placer de volar con su hermana piloto hace varios años y dice que sería increíble poder completar la tríada familiar.

“Eso es lo que estoy deseando, poder volar en el avión con mi hermano”, dice.

El mayor de los Flowers también está emocionado por ese día, y dice que está totalmente orgulloso de sus tres hijos.

“Es increíble”, dice. “Es una sensación increíble saber que mi hijo vuela, y mi hija y mi hijo menor, los tres son aviadores”.