CNNE 1456543 - el telescopio webb descubre una fuente de carbono en la superficie de la luna de jupiter
El telescopio Webb encuentra una fuente de carbono en la superficie de Europa, la luna de Júpiter
00:59 - Fuente: CNN

(CNN) – En el océano global de Europa, una de las lunas heladas de Júpiter, podría existir un componente básico de la vida.

Dos equipos independientes de astrónomos utilizaron el telescopio espacial James Webb para observar la superficie helada de Europa, y cada análisis de las detecciones del observatorio espacial reveló una abundancia de dióxido de carbono en una región específica del terreno helado. Los dos estudios que describen los hallazgos se publicaron el 21 de septiembre en la revista académica Science.

“En la Tierra, a la vida le gusta la diversidad química: cuanta más diversidad, mejor. Somos vida basada en el carbono. Comprender la química del océano de Europa nos ayudará a determinar si es hostil a la vida tal como la conocemos, o si podría ser un buen lugar para la vida”, dijo Gerónimo Villanueva, autor principal del primer estudio y científico planetario en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, en un comunicado.

Europa es uno de los varios mundos oceánicos de nuestro sistema solar, además de la Tierra, donde los científicos creen que podría existir vida. Bajo una gruesa capa de hielo, Europa alberga un océano global subsuperficial que podría contener el doble de agua que los océanos de nuestro planeta.

Pero los entornos aptos para la vida necesitan algo más que agua: también necesitan un suministro de moléculas orgánicas y una fuente de energía, según la NASA.

Los científicos llevan mucho tiempo preguntándose si el océano de Europa contiene carbono y otras sustancias químicas necesarias para la vida.

Los astrónomos utilizaron el telescopio Webb para observar Europa, la luna helada de Júpiter. Crédito: NASA/ESA/CSA

Cuando los datos del Webb revelaron la presencia de carbono en la superficie de Europa, los investigadores llevaron a cabo un análisis para comprobar si había sido transportado por meteoritos o si se había originado en el océano interno.

El dióxido de carbono parece concentrarse en una región de “terreno caótico” de Europa llamada Tara Regio. Esta zona geológicamente joven contiene hielo que se ha desprendido y ha resurgido, lo que sugiere que se ha producido un intercambio de material entre el océano y la superficie.

El dióxido de carbono no es estable en la superficie de Europa, lo que también llevó a los dos equipos a la misma conclusión de que fue suministrado por el océano.

“Ahora pensamos que tenemos pruebas observacionales de que el carbono que vemos en la superficie de Europa procede del océano. No es algo trivial. El carbono es un elemento biológicamente esencial”, afirma en un comunicado Samantha Trumbo, autora principal del segundo estudio y becaria 51 Pegasi B de la Universidad de Cornell.

Anteriormente, el telescopio espacial Hubble detectó sal derivada del océano en la misma región.

“Creemos que esto implica que el carbono probablemente tiene su origen último en el océano interno”, dijo Trumbo.

Investigando Europa

Los astrónomos utilizaron datos del espectrógrafo de infrarrojo cercano de Webb para identificar la firma de dióxido de carbono en la superficie de la luna.

“Los científicos debaten hasta qué punto el océano de Europa está conectado a su superficie. Creo que esa cuestión ha sido un gran motor de la exploración de Europa”, dijo Villanueva. “Esto sugiere que podríamos aprender algunas cosas básicas sobre la composición del océano incluso antes de perforar el hielo para obtener la imagen completa”.

Anteriormente, los astrónomos habían realizado detecciones provisionales de columnas que brotaban de la superficie de Europa utilizando el telescopio espacial Hubble. Webb no detectó ninguna columna durante sus observaciones de Europa, pero eso no significa que no se produzcan, según los investigadores.

El espectrógrafo de infrarrojo cercano de Webb identificó dióxido de carbono en la superficie de Europa. Crédito: NASA/ESA/CSA

“Siempre existe la posibilidad de que estas columnas sean variables y que solo se puedan ver en determinados momentos. Todo lo que podemos decir con un 100% de confianza es que no detectamos una columna en Europa cuando hicimos estas observaciones con Webb”, dijo Heidi Hammel, científica interdisciplinaria de Webb y vicepresidenta de ciencia de la Asociación de Universidades para la Investigación en Astronomía, en un comunicado.

En el futuro, dos misiones podrán observar Europa más de cerca: la misión Jupiter Icy Moons Explorer de la Agencia Espacial Europea, lanzada en abril, y Europa Clipper de la NASA, cuyo despegue está previsto para octubre de 2024.

Ambas misiones investigarán la habitabilidad potencial de Europa para ver si este mundo oceánico helado puede albergar vida.

Las futuras observaciones de Europa con el telescopio Webb podrían ayudar a los astrónomos a determinar si existen otras regiones concentradas de dióxido de carbono en la superficie, explicó Trumbo.

“También me interesa mucho saber si hay indicios de moléculas orgánicas en algún lugar de la superficie. Nuestros próximos datos del James Webb también ayudarán en este sentido, pero Europa Clipper podrá acercarse y observar realmente algunas de las regiones geológicas más prometedoras y de escala más fina”.