(CNN) – Comenzó la era de los conflictos laborales contra la inteligencia artificial.
Esta semana, el Gremio de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) se ha convertido en el primer sindicato importante en conseguir un contrato que garantice a sus miembros la protección frente a esta tecnología en rápido desarrollo, que está llamada a desplazar innumerables puestos de trabajo en los próximos años.
Después de casi 150 días de huelga, los guionistas consiguieron una serie de importantes logros en su nuevo contrato con los principales estudios de cine y televisión. Las condiciones, compartidas por el gremio, impiden a los estudios utilizar la inteligencia artificial para escribir o reescribir material, obligar a los guionistas a utilizar programas informáticos de inteligencia artificial al producir guiones y acreditar a la inteligencia artificial como guionista, entre otras cosas.
“El sindicato se reserva el derecho a afirmar que la explotación del material de los guionistas para entrenar a la inteligencia artificial está prohibida por [el contrato] u otras leyes”, añadía el resumen de las condiciones del WGA, aunque no fue una victoria total para los guionistas y los estudios conservaron algunos derechos de uso de la inteligencia artificial.
Llegar a este punto no fue fácil. De hecho, la negociación de los términos sobre el uso de la inteligencia artificial fue uno de los últimos puntos de fricción en las conversaciones entre los estudios y los guionistas, según han declarado a CNN personas familiarizadas con el asunto.
Pero fue un momento decisivo, no sólo para los guionistas, sino porque es probable que siente precedente a medida que los sindicatos que representan a otras profesiones negocien las condiciones para sus miembros en un futuro próximo. Hasta ahora, no se había producido ningún conflicto laboral importante que dependiera tanto de la creciente amenaza que supone la inteligencia artificial para los medios de subsistencia.
Pero eso va a cambiar. El repentino auge de esta tecnología disruptiva supone una amenaza existencial para los trabajadores de un amplio abanico de sectores. Otras profesiones centradas en la escritura, como el periodismo, se verán sin duda afectadas por la tecnología. Pero es difícil imaginar cómo no se verán afectadas todas las industrias por la avalancha de máquinas que aprenden constantemente y que se han desatado en el mundo.
A medida que más lugares de trabajo se vean amenazados, los empleados exigirán que se erijan barandillas. Y el acuerdo pionero alcanzado por el WGA con los estudios servirá de modelo, al menos a corto plazo.
Queda por ver si esas barreras serán suficientes para dominar una nueva tecnología sin precedentes y proteger los puestos de trabajo (por no hablar de la humanidad) en el futuro. ¿Se puede encerrar a la inteligencia artificial en una jaula y evitar que muerda la mano que la crió? Desde luego, hay muchas razones para alarmarse.
Independientemente de lo que ocurra finalmente, la historia marcará este momento como un hito en las disputas laborales de la inteligencia artificial. La guerra del hombre contra la máquina ya llegó. Abróchense los cinturones.