(CNN) – El Premio Nobel de la Paz se entrega este viernes en Noruega, en un momento en que la brutal invasión rusa de Ucrania no cesa y otros focos de tensión amenazan con estallar en todo el planeta.
Dado que muchos esfuerzos por promover la paz se han visto cada vez más frustrados, a algunos observadores les parece un momento poco propicio para conceder uno de los galardones más codiciados de la humanidad.
“No hay mucha paz en este momento, así que no está claro que haya un pacificador destacado al que conceder el premio”, declaró a CNN Dan Smith, director del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés).
Pero el premio de la paz puede servir de faro de esperanza en tiempos revueltos y fracturados.
“Creo que es precisamente en una situación como ésta cuando el premio de la paz adquiere especial importancia. Es necesario señalar los logros y las contribuciones que son importantes y se producen en todas partes del mundo”, dijo a CNN Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO, por sus siglas en inglés).
Los Premios Nobel son notoriamente difíciles de predecir. El Comité Nobel anuncia el número de nominados, pero mantiene sus nombres en secreto y no publica una lista de finalistas. Sin embargo, los expertos han seleccionado una serie de posibles favoritos, si bien subrayan que el comité parece deleitarse con las elecciones sorpresa.
El impacto de la guerra en Europa
Este año, al igual que el año pasado, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, encabeza la lista de candidatos de muchas casas de apuestas. Pero los especialistas en el Nobel se han apresurado a descartar tales especulaciones, afirmando que es raro que el premio de la paz recaiga en un dirigente en tiempos de guerra.
“Sería como decir en 1941 que (el entonces primer ministro del Reino Unido) Winston Churchill debería recibir el Premio Nobel de la Paz. Lo que estaba haciendo en aquel momento era intentar ganar una guerra. Eso es lo que Zelensky intenta hacer ahora”, declaró Smith, del SIPRI.
“Mi opinión es que, si tiene la oportunidad de llevar a su país a la paz, probablemente recibirá el premio y será considerado un ganador muy digno”, añadió Smith.
Urdal dijo que muchas casas de apuestas estaban inclinando cínicamente a Zelensky para el premio simplemente porque “es un nombre conocido”.
“Las casas de apuestas intentan encontrar candidatos por los que la gente esté dispuesta a apostar, bueno, a perder dinero”, continuó Urdal. “No considero que eso refleje ninguna información real sobre la probabilidad de que obtenga el premio”.
Aunque la posibilidad de que un líder en tiempos de guerra gane el premio parece remota, la guerra en Ucrania ha espoleado los esfuerzos pacificadores de varias organizaciones internacionales que tienen posibilidades de hacerse con el honor de este viernes.
En su codiciada lista anual de aspirantes al premio, Urdal incluyó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) como posible candidata, por sus esfuerzos para promover la paz “a través del derecho internacional, similar a la promoción de los congresos de paz, otro logro destacado en el testamento de Alfred Nobel (el documento que estableció los premios Nobel en 1895)”. Poco después de la invasión de Ucrania, la CIJ ordenó a Rusia “suspender inmediatamente las operaciones militares”.
Una opción relacionada —pero potencialmente más explosiva— sería la Corte Penal Internacional (CPI), que en marzo emitió una orden de detención contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, por un supuesto plan para deportar a niños ucranianos a Rusia. Los signatarios del Estatuto de Roma de la CPI están obligados a detener a Putin si pone un pie en sus países.
Pero aunque Urdal ha señalado a ambos organismos como dignos ganadores, tanto ellos como Zelensky pueden pasar desapercibidos porque los dos últimos premios de la paz se concedieron a defensores y organizaciones de la misma parte del mundo.
El premio de 2022 se concedió a grupos de derechos humanos de Rusia y Ucrania —Memorial y el Centro para las Libertades Civiles— y al defensor bielorruso encarcelado Ales Bialiatski. El año anterior, el periodista ruso Dmitry Muratov también compartió el galardón por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión. Bialiatski sigue en prisión, mientras que Muratov ha sido calificado de “agente extranjero” por una ley rusa que intenta limitar la libertad de prensa.
“Ya van dos premios seguidos que apuntan específicamente a Ucrania y a Rusia. Creo que es probable que el comité quiera intentar señalar otras zonas geográficas”, añadió Urdal.
Un creciente desastre climático
Aunque el premio se anuncia en octubre, los galardonados no recibirán sus premios sino hasta una ceremonia oficial en diciembre. Para entonces, señaló Smith, el mundo estará atravesando un invierno de “El Niño”, cuando las temperaturas de los océanos son más cálidas de lo normal durante un periodo prolongado.
Para Smith, El Niño pondrá la guinda a un año en el que el desastre climático se ha hecho evidente para todos.
“Creo que las piedras del hambre (que marcan sequías históricas) que aparecieron en los ríos el año pasado, la sequía más grave en China desde que se tienen registros, la inundación del 35% de Pakistán… eso fue en 2022”, dijo.
Este año ha habido “incendios forestales en Canadá que produjeron smog en Nueva York. El sargazo (alga marina) que está llegando a las playas de México en cantidades récord. Las temperaturas más altas de la historia en este lugar, en aquel y en el otro… Y hasta ahora El Niño no ha hecho acto de presencia”.
Tanto Smith como Urdal afirmaron que es probable que el clima ocupe un lugar destacado en el orden del día de la comisión este año, y sugirieron que podría vincularse a otro tema destacado: los derechos de los pueblos indígenas.
“El cambio climático también está amenazando las formas de vida de muchos de estos grupos indígenas”, afirmó Urdal. Conceder un premio al representante de los grupos indígenas podría ser “una buena manera de conectar los derechos humanos y los derechos de los grupos con el cambio climático y con las cuestiones medioambientales en general”.
Es probable que los derechos de los pueblos indígenas “pesen en la mente del comité”, continuó Urdal, porque el anuncio se produce poco después de que Noruega presentara un informe sobre la verdad y la reconciliación en la sociedad noruega con el pueblo indígena sami del país.
En su preselección, Urdal mencionó como posibles ganadores a Victoria Tauli-Corpuz, activista filipina y expresidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, y a Juan Carlos Jintiach, líder ecuatoriano de la federación que representa a las organizaciones indígenas de la cuenca amazónica.
Smith también propuso para el premio al jefe Raoni Metuktire, líder del pueblo kayapo de la Amazonia brasileña, que intervino recientemente en la cumbre sobre la Amazonia convocada por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
“Tenemos que escuchar un poco más a los pueblos indígenas, cuyos derechos pueden ser pisoteados con demasiada facilidad”, añadió Smith.