(CNN Español) – La década de los 2000 puso a Boca Juniors en lo más alto del fútbol mundial. El ciclo liderado por el mítico entrenador Carlos Bianchi, con jugadores de la talla de Juan Román Riquelme, Martín Palermo, Óscar Córdoda y Mauricio Serna, entre otros, le dio al club argentino tres títulos de Copa Libertadores entre el 2000 y el 2003, más un subcampeonato, en 2004, tras caer en la final ante el Once Caldas, de Colombia.
Esa era se extendió hasta 2007, cuando el conjunto xeneize levantó por última vez el tan preciado trofeo, aquel año conducido por Miguel Ángel Russo y comandado futbolísticamente por, tal vez, la mejor versión de Juan Román Riquelme (actual vicepresidente de la institución).
Aquellos cuatro títulos continentales se sumaron a los dos triunfos más resonantes en la historia del club de la capital argentina, que ganó la antigua Copa Intercontinental ante el Real Madrid, en el 2000 (2 a 1, con dos goles de Martín Palermo), y al Milan, en 2003 (en tanda de penales tras el empate a un tanto). Aquel trofeo se disputaba en Japón y enfrentaba al ganador de la Copa Libertadores con el de la Champions League. Más tarde, fue reemplazado por el actual Mundial de Clubes.
En 2007, fue el sexto título de la Copa Libertadores para Boca Juniors, que se había consagrado antes en 1977 y 1978, dirigido técnicamente por Juan Carlo “Toto” Lorenzo.
Sin embargo, desde aquel ya lejano 2007, la Copa Libertadores se transformó en una verdadera obsesión para los aficionados del club argentino. Hasta este año, incluso, hubo dos finales perdidas, una particularmente dolorosa cuando en Madrid –en una definición inédita que se trasladó a la capital española por incidentes registrados antes del encuentro de vuelta que debía disputarse en el estadio Monumental–, River Plate lo venció por 3 a 1.
Pero por estas horas, Boca Juniors vive horas de felicidad, ya que en la noche de este jueves venció en la tanda de penales a Palmeiras como visitante y se clasificó a la final de la edición 2023 de la Copa Libertadores.
Más allá de la alegría del pasaje a la final del torneo de fútbol más importante de América del Sur, el camino de Boca hacia la definición deja un hecho histórico e inédito: el equipo argentino es el primero que llega a la final tras imponerse en todas las series eliminatorias a través de la tanda de penales. El dato es aún más fuerte ya que los seis partidos que disputó el conjunto que dirige Jorge Almirón desde octavos de final terminaron igualados.
Aún más: Boca no gana un partido en los 90 minutos en una serie eliminatoria de la Copa Libertadores desde el 23 de diciembre de 2020, cuando se impuso por 2 a 0 al Racing, en el partido de vuelta de los cuartos de final de aquella edición atravesada por al pandemia de covid-19.
Desde ahí, Boca jugó con Santos, en las semifinales de ese año (0 -0 y 0-3); ante Atlético Mineiro, en octavos de final de la edición 2021 (0-0 y 0-0, y derrota en tanda de penales), y la misma secuencia, ante Corinthians de Brasil, en octavos de final en 2022. Es decir, lleva 12 partidos de fase eliminatoria sin ganar en los 90 minutos (11 empates y una derrota).
El camino de Boca a esta final
El camino de Boca Juniors en la actual edición de la Copa Libertadores está plagado de hechos particulares. El primero de ellos se dio en el mismo debut en el torneo, cuando en Venezuela, ante Monagas, el equipo fue dirigido interinamente por Mariano Herrón. Es que días antes de aquel encuentro –disputado el 6 de abril– había sido cesado el hasta entonces entrenador, Hugo Benjamín Ibarra, quien había conducido al equipo en el título de la Liga argentina en 2022.
Tras el empate sin goles en Maturín, para el segundo partido ya Jorge Almirón era el entrenador, aunque tenía muy pocos días en el cargo. El 18 de abril, Boca recibía en la Bombonera al Deportivo Pereira, de Colombia, con la obligación de hacer valer su localía y sumar el primer triunfo en la Copa.
Pese a lo que se preveía, el equipo colombiano, debutante absoluto en la Copa Libertadores, fue un duro rival y hasta se puso en ventaja a pocos minutos del final del partido. Sin embargo, cuando todo parecía encaminarse a una dura derrota, Boca sacó a relucir su personalidad y dio vuelta al resultado con goles en los minutos 89 y 90+9.
Ese triunfo le dio algo de tranquilidad a aquellos convulsionados días de un equipo que no encontraba su mejor nivel, aunque dio una buena señal el 3 de mayo en Santiago, Chile, cuando venció como visitante 2-0 a Colo Colo, en lo que fue un muy buen partido del equipo argentino.
Con 7 puntos sobre 9 en disputa, la clasificación a los octavos de final parecía encaminada. Sin embargo, el viaje a Colombia para disputar la revancha con Pereira resultó en un duro golpe para los dirigidos por Almirón. El conjunto cafetero se impuso por 1 a 0 y abrió el panorama del Grupo F.
En el quinto partido, Boca selló su clasificación a la fase eliminatoria con un triunfo por 1 a 0 ante Colo Colo, en La Bombonera, y terminó de asegurarse el primer lugar de su grupo con la goleada ante Monagas, también como local, 4-0, el 29 de junio. Paradójicamente, ese sería el último triunfo del elenco argentino en los 90 minutos reglamentarios.
De octavos a la final, por penales
Boca llegó a los octavos de final de la actual Copa Libertadores con el pesado antecedente de que no había podido sortear esa instancia en las dos últimas ediciones: en 2021, cayó ante Atlético Mineiro y, en 2022, ante Corinthians, ambos de Brasil. Sendas eliminaciones fueron en tandas de penales.
El sorteo lo puso frente a frente en octavos de final ante Nacional, de Uruguay, uno de los grandes del continente que, sin embargo, hace años que no logra un título internacional (su último título de Libertadores fue en 1988). Tras un 0 a 0 en Montevideo, en el encuentro de ida, la revancha tuvo el condimento especial: el debut del internacional urguayo Edison Cavani, que llegó a Boca en agosto, en lo que fue uno de los pases más resonantes de toda la historia del club.
En un duro encuentro en La Bombonera. Boca estuvo dos veces en ventaja, pero no pudo sostenerla y terminó igualando 2 a 2. Fue aquella noche del 9 de agosto cuando comenzaría a crecer la figura del arquero Sergio “Chiquito” Romero. El arquero subcampeón con la selección argentina en el Mundial de 2014 contuvo dos remates en la tanda de penales y Boca se impuso por 4 a 2 en la definición.
En cuartos de final, el conjunto xeneize se cruzó ante Racing Club de Avellaneda, otro equipo argentino que, además, era dirigido por Fernando Gago, exfutbolista xeneize. Tras dos empates sin abrir el marcador, otra vez los penales definirían el pasaje a la semifinal. Y, otra vez, Romero resultó clave.
“Chiquito”, surgido de las divisiones inferiores de Racing, volvió a contener dos disparos, y Boca se quedó con la serie por 4 a 1. Sin ganar en los 90, Boca estaba a las puertas de una nueva final.
Y lo que ya era un hecho inédito hasta ese momento, quedó aún más reforzado con el triunfo xeneize en la semifinal ante Palmeiras, el que, para muchos, era el principal candidato a ganar la actual edición de la Copa Libertadores.
En la ida, Boca fue superior a su rival y mereció llevarse el triunfo, pero chocó con la ineficacia a la hora de definir y con la figura del arquero Weverton.
En la revancha, disputada este jueves en Sao Paulo, el equipo argentino jugó un gran primer tiempo, en el que consiguió la ventaja con un tanto de Cavani. Pero en la segunda etapa, con la expulsión del defensa Marcos Rojo, todo se complicó y no pudo sostener el triunfo: el uruguayo Joaquín Piquerez consiguió la igualada, en el minuto 73, con un potente disparo de larga distancia, que no pudo contener Romero. Y, una vez más, los penales definirían la suerte.
La definición en la noche comenzó de la peor manera para Boca, ya que Weverton le contuvo el remate a Cavani. Pero, una vez más, Romero se puso el traje de héroe: el arquero argentino contuvo los dos primeros penales del Palmeiras (a Raphael Veiga y al paraguayo Gustavo Gómez), y le dio tranquilidad a su equipo, que no volvió a fallar y terminó ganando la tanda por 4 a 2.
Así, firmó una tarjeta histórica: nunca antes un equipo había accedido a la final de la Copa Libertadores ganando todas las series eliminatorias. Ese hecho, además, tampoco se registró nunca ni en Champions League ni en Mundiales, lo que asombra aún más el camino que recorrió el club xeneize.
Más allá del recorrido histórico en el actual torneo, Boca consiguió este jueves una marca que lo ubica en la cima del fútbol sudamericano: alcanzó su duodécima final de Copa Libertadores, con lo que es el club que más veces ha estado en la definición. Ahora, buscará su séptimo título. De lograrlo, alcanzará a Independiente en la cima de los campeones de América (el último triunfo del “Rojo” fue en la edición de 1984).
Fluminense espera en la final
La final de la Copa Libertadores de América se disputará el próximo 4 de noviembre en el mítico estadio Maracaná, en Río de Janeiro, y el rival de Boca Juniors será Fluminense, de Brasil, que buscará su primer título en la Libertadores.
El conjunto brasileño, dirigido por Fernando Diniz (quien también es entrenador interino de la selección brasileña), venció en la otra semifinal a Internacional de Porto Alegre, en una definición en la que, en el partido de vuelta, remontó el resultado en los últimos minutos y se impuso 2-1 (habían igualado a 2 en la ida).
Fluminense disputará su segunda final de Copa: en 2008, cayó ante Liga Deportiva Universitaria de Quito, que en ese momento era dirigido por el argentino Edgardo Bauza.
Será el séptimo partido entre Boca y Fluminense en el torneo continental, con triunfos repartidos: en la edición 2008, el conjunto carioca eliminó al equipo argentino en las semifinales, mientras que Boca se tomó revancha en 2012, cuando se impuso en cuartos de final, tras ganar 1 a 0 como local e igualar a 1, en Brasil. En esa misma edición, se habían enfrentado en la fase de grupos, con un triunfo por lado.
Ahora, en el inicio de noviembre, volverán a verse las caras, con la gloria al alcance de la mano.