(CNN Español) – Los resultados del manejo de las complicadas cuentas argentinas a un año de haberse hecho cargo del Ministerio de Economía, sus idas y venidas con el kirchnerismo a lo largo de los años y problemas concretos como la falta de combustible son algunos de las polémicas y problemas que rodean a la candidatura de Sergio Massa a la presidencia de Argentina.
Le quedan menos de dos semanas para tratar de ganarse al electorado desencantado con el Gobierno y el kirchnerismo y Massa es consciente de que no ha terminado de encaminar la complicada economía del país, signada por la alta inflación y la falta de dólares.
La creciente inflación
La inflación, que parecía haber comenzado a moderarse tímidamente, volvió a dispararse luego de las elecciones primarias de agosto. La última medición oficial, correspondiente a septiembre, indica que en un mes la inflación fue del 12,7% y acumula un 103,2% en lo que va del año, con una variación interanual del 138,3%.
Un panorama realmente muy complicado, pero que, sin embargo, no le impidió ser el candidato más votado en la primera vuelta de las elecciones generales y aventajar a su próximo rival en el balotaje, Javier Milei, por más de 6 puntos.
Muchos creen que esa diferencia de votos se puede deber a distintas medidas que el ministro candidato tomó para paliar los efectos de la devaluación de casi el 22% del peso el día después de las primarias: congelamientos de precios, devoluciones del IVA y derogación del impuesto a las ganancias para empleados, entre otras.
Los precios del combustible
Entre los acuerdos de precios estuvo el combustible. A fines de agosto, las petroleras acordaron con el Gobierno mantener sin cambios los precios de los combustibles hasta el 31 de octubre; es decir, hasta luego de la primera vuelta electoral. En Argentina los combustibles son sensiblemente más baratos que en varias partes del mundo y el litro de nafta está hoy a menos de US$ 1: en la capital la nafta súper está a 272 pesos argentinos, unos US$ 0,74 al tipo de cambio oficial o US$ 0,22 si tomamos el cambio paralelo.
En este contexto, y cuando faltaban pocos días para que venciera el plazo de este acuerdo, comenzó a faltar combustible en las estaciones de servicio de todo el país. Después de días de largas colas, descontento y acusaciones cruzadas, el combustible apareció con un aumento del 10% promedio.
El otro tema acuciante de la economía son las reservas y allí la relación con el FMI es otro de los puntos complicados que debe enfrentar el candidato oficialista. Por un lado, el kirchnerismo se siente incómodo de tener que negociar metas económicas con ese organismo a cambio de financiamiento y el ministro-candidato debe hacer un delicado equilibrio interno –en la coalición de Gobierno– y externo, donde también negoció con China la ampliación del crédito swap que le permitió pagar parte de las obligaciones del país con el organismo internacional.
La relaciones con el FMI
La relación con el FMI también desnuda otra de las polémicas que rodean al candidato oficialista: su cambiante relación con el kirchnerismo. Muchos no dejan de recordarle su lejana procedencia de la derecha, tras sus primeros pasos en la política dentro de la Unión de Centro Democrático (Ucede) de Álvaro Alsogaray. En 2003, cuando Néstor Kirchner llegó a la presidencia, Massa estaba al frente de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), organismo que maneja uno de los principales presupuestos del Estado. Bajo el paraguas del kirchnerismo ocupó varios cargos: fue elegido intendente de Tigre, un partido del norte del Gran Buenos Aires y jefe de Gabinete de la entonces presidenta Cristina Kirchner e integró, en el tercer puesto, la lista de diputados nacionales como candidato “testimonial”, aquellos que a pesar de ser electos no tenían intenciones de asumir cargos pero tenían la capacidad de atraer votos, tal como pasó en su caso.
En 2011, aún bajo el paraguas del kirchnerismo, fue reelecto como intendente con más del 70% de los votos. Pero desde entonces las diferencias con el kirchnerismo se profundizaron hasta que en las elecciones de 2013 volvió a competir para diputado, pero esta vez por su propio espacio, el Frente Renovador, y le ganó al candidato de la entonces presidenta, Martín Insaurralde.
Las idas y vueltas con el kirchnerismo
Su ruptura con el kirchnerismo parecía no tener vuelta atrás y se tradujo en una candidatura presidencial en 2015 como opositor. Su postulación terminó partiendo el voto peronista y Mauricio Macri resultaría ganador de esa elección presidencial en un balotaje ante el candidato oficialista, Daniel Scioli.
“Cuando allá en 2013 nos querían imponer el ‘Cristina eterna’ tuvimos el valor de frenarla. Si vuelve a aparecer, vamos a volver a frenarla”, afirmaba Massa, en campaña, en 2017
Pero dos años más tarde, en 2019, volvió a las filas del kirchnerismo de la mano de Alberto Fernández, el candidato para la presidencia que había elegido Fernández de Kirchner para la fórmula que ella integraba. Encabezó la lista para diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires y terminó siendo el presidente de la Cámara baja.
Si bien en el pasado había afirmado que iba a “barrer con los ñoquis de La Cámpora” –que según él estaban “tomando el control del Estado”– en esta nueva etapa uno de sus principales aliados sería uno de los fundadores de esa agrupación política kirchnerista: Máximo Kirchner, hijo de la nueva vicepresidenta, quien fue elegido presidente de la bancada oficialista en Diputados.
Entonces, en su primera aparición pública luego de haberse confirmado su precandidatura presidencial, fue en un acto con la actual vicepresidenta
Sin embargo, Massa trata de mantener un delicado equilibrio. Por un lado, durante la campaña en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, se mostró junto al gobernador Axel Kicillof y al ministro del Interior, Wado de Pedro, tratando de retener los votos del kirchnerismo más duro. Incluso no ha ahorrado elogios para Máximo Kirchner, uno de los más criticó de los acuerdos con el FMI.
Sin embargo, en las últimas semanas ha tratado de despegarse del kirchnerismo. La noche luego de las elecciones generales, subió solo al escenario a celebrar que había sido el candidato más votado y no hubo alusiones al presidente Alberto Fernández ni tampoco a la vicepresidenta. Incluso, cuando hace unos días le preguntaron en una entrevista si era kirchnerista, él respondió que no, que era del Frente Renovador, el partido que fundó cuando se alejó del kirchnerismo allá por 2013, pero que hoy integra la coalición oficialista.
Así Massa navega los últimos días de campaña antes del balotaje del 19 de noviembre en el que se medirá contra Milei para definir quién de los dos será el próximo presidente de Argentina. ¿Logrará captar el voto de quienes no lo eligieron en primera vuelta?