(CNN) – Bobi, el perro más viejo del mundo, murió tras alcanzar la casi inconcebible edad de 31 años y 165 días, dijo este lunes Guinness World Records (GWR).
Su muerte en un hospital de animales el viernes fue anunciada inicialmente por la veterinaria Dra. Karen Becker.
La mujer escribió en Facebook que “a pesar de haber sobrevivido a todos los perros de la historia, sus 11.478 días en la tierra nunca serían suficientes para quienes lo amaban”.
Había muchos secretos en la extraordinaria vejez de Bobi, contó su propietario, Leonel Costa, a GWR en febrero. Siempre anduvo libre, sin correa ni cadena, vivía en un ambiente “tranquilo y pacífico” y comía comida humana remojada en agua para quitarle los condimentos, dijo Costa.
Pasó toda su vida en Conqueiros, un pequeño pueblo portugués a unos 150 kilómetros al norte de la capital, Lisboa, y a menudo deambulaba con gatos.
Según su dueño, Bobi era un Rafeiro do Alentejo de pura raza, una raza de perro guardián del ganado. Los Rafeiro do Alentejos tiene una esperanza de vida de entre 12 y 14 años, según el American Kennel Club.
Pero Bobi vivió más del doble de esa esperanza de vida, superando un récord de casi un siglo de antigüedad y convirtiéndose así en el perro vivo más viejo de la historia, un título que anteriormente ostentaba el perro pastor australiano Bluey, que nació en 1910 y vivió hasta los 29 años y cinco meses.
Sin embargo, la historia de Bobi pudo haber sido muy diferente.
Cuando él y sus tres hermanos nacieron en la leñera de la familia, el padre de Costa decidió que ya tenían demasiados animales en casa.
Costa y sus hermanos pensaron que sus padres se habían llevado a todos los cachorros para sacrificarlos. Sin embargo, unos tristes días después, encontraron a Bobi vivo, escondido a salvo en una pila de troncos.
Los niños ocultaron al cachorro de sus padres y, cuando supieron de la existencia de Bobi, era demasiado mayor para ser sacrificado y pasó a vivir una vida increíble.
A su fiesta de cumpleaños número 31 en mayo asistieron más de 100 personas y un grupo de danza, dijo GWR.
Su vista se deterioró y caminar se volvió más difícil a medida que Bobi crecía, pero todavía pasaba tiempo en el patio trasero con los gatos, descansaba más y dormía una siesta junto al fuego.
“Bobi es especial porque mirarlo es como recordar a las personas que fueron parte de nuestra familia y que lamentablemente ya no están aquí, como mi padre, mi hermano o mis abuelos que ya dejaron este mundo”, dijo Costa a GWR en mayo. “Bobi representa esas generaciones”.