(CNN Español) – Claudia López ganó la Alcaldía de Bogotá en octubre de 2019 como una candidata frontal y de carácter fuerte que prometía una transformación para la capital de Colombia. Sus credenciales eran su experiencia en la academia, su paso por el Senado, su impulso a una consulta anticorrupción (que no fue aprobada), además de ser fórmula a la Vicepresidencia del candidato de centro Sergio Fajardo en 2018.
Todas esos factores le dieron a López la corta ventaja con la que fue elegida hace cuatro años por encima de su más cercano contendor, Carlos Fernando Galán, quien, por cierto, hoy vuelve a ser candidato a la Alcaldía de Bogotá.
Bogotá le daba la bienvenida a su primera alcaldesa: la primera mujer elegida para este cargo, la primera de centro, la primera alcaldesa abiertamente lesbiana de la ciudad. Una cascada de primeras veces que ofrecía esperanza de cambio a sus electores.
En su discurso de victoria el 27 de octubre de 2019, López dijo que Bogotá había elegido construir un sistema de transporte masivo, el Metro por encima de Transmilenio; un sistema que sacara a la gente del trancón. “Bogotá votó para recuperar su seguridad y tranquilidad”, dijo. Esos fueron los ejes de su promesa.
Ahora, casi al final de su periodo de gobierno, previsto hasta el 31 de diciembre de 2023, es hora de evaluarla. (La reelección inmediata de alcaldes no está permitida).
El inicio: un camino desviado por el covid-19
López inició su mandato el 1 de enero de 2020 y en pocos meses tuvo que dejar sus planes de gobierno para atender una crisis de salud única en un siglo: la pandemia de covid-19, que se empezó a desatar en el país hacia principios de marzo.
Ese golpe de covid-19 dejó a Bogotá —como al resto del mundo— en una crisis sin precedentes. Las cifras oficiales hablan de poco más de 1.100.000 personas que se quedaron sin trabajo entre abril y junio de 2020, los meses de mayor afectación por los cierres y otras medidas de la pandemia. Para julio de 2020 la tasa de desempleo en Bogotá alcanzó el 24,4%, publicaba la alcaldesa. Ese año la tasa de desempleo en Bogotá se ubicó en 18,2%.
En agosto de 2023 la cifra de desempleo se situaba en 9,2 puntos porcentuales, según cifras del DANE citadas por la alcaldesa el 2 de octubre.
“De cierta forma es injusto ver la administración de Claudia López como una serie de resultados, sino como una serie de desafíos (para los) que nadie venía preparado para enfrentar”, dijo a CNN Sergio Guzmán, director de la consultora Colombia Risk Analysis con sede en Bogotá.
De hecho, agrega Guzmán, a López le tocó cambiar “todo su plan de gobierno sobre la marcha”, porque tuvo que detenerse a atender la pandemia, atender planes de salud.
La recién llegada alcaldesa empezaba a lidiar con un problema fuera del libreto, que dejó a miles esperando ayudas o milagros, pero esta crisis, como una oportunidad, le permitió tomar el liderazgo en el escenario nacional, por propuestas que hizo primero la alcaldesa —como empezar una cuarentena preventiva antes de que el Gobierno Nacional la propusiera y cerrar los aeropuertos antes que el presidente lo ordenara—, lo que para algunos observadores le dio cierto liderazgo por encima del entonces presidente Iván Duque, al menos en Bogotá.
“Era un choque de autoridad constante entre entre la alcaldesa y el presidente sobre quién debía controlar la pandemia”, dijo Guzmán.
De hecho, ese fue un momento de gran popularidad, pues la opinión pública vio en la alcaldesa a una líder ejecutora en medio de la pandemia. Una encuesta de Ivamer mostró que para abril de 2020 las cifras de aprobación de López llegaban al 89% e incluso en octubre, la cifra, un poco más baja, llegaba al 71%.
“Es un momento donde la opinión pública en general necesitaba mucho liderazgo y ese liderazgo, de alguna u otra manera, lo tomó la alcaldesa en su momento por encima del presidente para la ciudad”, dijo a CNN Jonathan Ávila, director general de Vali Consultores, una consultora de asuntos públicos con sede en Bogotá.
Pero al tiempo, con ese cambio de planes del inicio de su gestión, López perdió una gran oportunidad, según los analistas: su periodo de aprendizaje —los primeros cien días— cambió rápidamente de rumbo por la pandemia y tuvo que avocarse totalmente a controlar la salud, el desempleo y todo aquello que conllevó el paro por la pandemia.
“Cada alcalde que llega tiene un período de aprendizaje muy alto, al tiempo que es el periodo en el que puede hacer las cosas de los primeros 100 días, donde tiene más voluntad política y más capacidad de diálogo con el Consejo Bogotá, con el Senado, con el Congreso de la República y con el presidente de la República de turno”, dijo Ávila.
Con Claudia López el asunto fue diferente.
Las polémicas
López, de estilo frontal, se metió en disputas durante su administración con los gobiernos nacionales de Iván Duque y Gustavo Petro, por cuestiones relacionadas con, en primer lugar, el liderazgo por el manejo de la pandemia de covid-19 y, con el segundo, por cuestiones de urbanismo y construcción del Metro, señaló Guzmán.
“Yo creo que Claudia López fue una alcaldesa confrontacional”, dijo Guzmán del Gobierno de López.
Pero no solo se enfrentó a los mandatarios. La alcaldesa le salió al paso a críticas sobre su gestión con frases desafortunadas: quedan en la memoria de los bogotanos que cuando la criticaron por la restricción de movilidad vehicular Pico y Placa y respondió “Venda el carro sumercé”, por lo que después salió a pedir disculpas. Y cuando una mujer la interpeló en la calle para hacerle un reclamo y su respuesta fue: “Trabaje juiciosa, sumercé”, un momento que se viralizó y recibió críticas.
Bogotá, una ciudad de elevada percepción de inseguridad
Según un reporte sobre elecciones locales de la consultora Colombia Risk Analysis, con sede en Bogotá, que hizo un balance sobre la alcaldía saliente, a pocos meses de concluir su periodo de gobierno, Claudia López deja una capital con un aumento de la delincuencia y alta percepción de inseguridad; también con un tránsito terrestre que la ponen entre las diez primeras ciudades con el peor del mundo. En América Latina, el tráfico de Bogotá es el segundo peor después de Lima, según un reporte de TomTom Traffic Index.
Además la ciudad tiene un gran número de obras públicas “inacabadas… debido a retrasos e irregularidades en los procesos de licitación”, dice Colombia Risk Analysis.
Esos tres problemas no son nuevos ni desconocidos por la ciudad, pero en época electoral se vuelven el caballo de batalla de los candidatos, y no necesariamente porque sean los retos más importantes para el próximo gobierno distrital.
La promesa incumplida en seguridad
“Seré la jefe de Policía que haga temblar a los delincuentes”, dijo Claudia López en plena campaña en 2019, antes de ser elegida como alcaldesa.
Cuatro años después, López aceptó y enfatizó que hay “mucho por mejorar en la seguridad. Mucho”. Y aseguró que de 12 delitos de alto impacto, ocho van bajando.
“Hay cuatro que todavía no logramos controlar. Hay que bajar el hurto, hay que reducir la impunidad. Todo eso hay que mejorarlo, hay que añadir y mejorar”, dijo López sobre el tema de la seguridad en una entrevista en W Radio Colombia en septiembre.
López ha dicho que es la falta de policía nacional “por las limitadas acciones que su administración ha emprendido para hacer frente a la inseguridad”, dice el análisis de Colombian Risk Analysis.
Y si bien la alcaldesa ha dicho que Bogotá necesita una policía local, que responda a las demandas de la ciudad, “los ciudadanos de Bogotá exigirán soluciones de seguridad y una policía eficaz en las próximas elecciones”, dice el análisis de Colombia Risk.
“No damos abasto”, dijo López sobre la cantidad de policías en la ciudad. “Bogotá tiene menos policías de los que tenía en 2016. Y esta alcaldesa y esta Alcaldía decidió pagarle a la Policía Nacional por tener 3.000 policías más y se los tumbaron y no los dieron. Los trajeron un mes y se los llevaron a los dos”.
Movilidad y obras
Ahora bien, sobre movilidad, Bogotá sigue siendo una de las grandes capitales de América Latina que no tiene un sistema de Metro, una promesa que viene rodando desde 1940. Y así como ninguna alcaldía había visto Metro, tampoco lo verá la alcaldía de López.
Si bien en campaña prometió “completar” la primera línea del Metro de Bogotá, para julio de 2023 el avance de la construcción era de apenas el 24,23 % de ejecución y para diciembre de este año prometió que estará en un 35% de avance de obra, y en junio de 2024, cuando finalice la ejecución del Plan de Desarrollo actual, estará en un 42%, una cifra que no se acerca a la promesa de inaugurar el metro durante su administración.
Se espera que el metro empiece a funcionar en 2028, es decir, al final de la próxima administración.
Entre tanto, los bogotanos siguen transportándose en Transmilenio, un sistema compuesto principalmente por buses y cables que para agosto de 2023 tuvo unos 103 millones de validaciones al sistema y que ese mes trasladó a unos 52 millones de usuarios, según cifras oficiales de Transmilenio. Según la encuesta de Bogotá Cómo Vamos de 2022, publicada en abril de 2023, el 40,5% de los usuarios de Transmilenio se siente insatisfecho con ese medio de transporte.
Por otra parte, si bien el transporte automotor es caótico, esta Alcaldía le ha puesto un especial esfuerzo para fortalecer la movilidad en bicicleta, tanto así que ha autodenominado a Bogotá como la “capital de la bicicleta” con poco más de 880.000 viajes diarios en bicicleta en la ciudad para actividades como ir al trabajo, lugar de estudio y diligencias.
Y por otro lado están las calles rotas de Bogotá. Hay muchas obras públicas en la ciudad sin finalizar: según el análisis de Colombia Risk, “de las 16 obras públicas anunciadas en 2018 para mejorar la movilidad de la ciudad, a febrero de 2023 solo se ha terminado una”.
Sobre las obras, la alcaldesa dijo en enero de 2023 que hay 1.100 frentes de obra en la capital de Colombia y que se construye “una Bogotá con mejor movilidad, con mejores andenes, con mejores vías para todos”. Pero el día a día de toda una ciudad en construcción con un panorama de polisombras verdes —una especie de lonas verdes que se extienden a lo largo de las obras—, para algunos habitantes la sensación del avance de las obras no es satisfactoria.
Estado de ánimo y percepción a la baja
La encuesta anual de Bogotá Cómo Vamos, que mide las percepciones de los ciudadanos frente a los temas relevantes de la ciudad, es un indicador clave.
Según ese sondeo, publicado en abril de este año, el 65% de los encuestados considera que las cosas en la capital van por mal camino y solo el 44% de los ciudadanos consideran a Bogotá como un buen lugar para vivir. Además, este año el 24,7% de los encuestados dijeron que comieron menos de tres comidas diarias, un aumento desde el 13,8% respecto a 2019.
Felipe Mariño, director de Bogotá Cómo Vamos, explica estos elementos como una agrupación de varios factores como que solo una persona de cada 4 dice sentirse seguro, o que el 20% la gente se considere pobre (subió de un 14% en 2019).
“La pandemia tiene un efecto sobre todo en estos indicadores económicos”, dijo Mariño a CNN al destacar que los cierres por coronavirus dejaron secuelas y tienen “efectos sobre ese pesimismo y sobre esa satisfacción”.
Pero ¿hay una dicotomía entre percepción y realidad? La respuesta es no, según Mariño, que dice que las percepciones ciudadanas y la realidad de la ejecución de los programas de gobierno “no son dos universos diferentes”.
“Los datos de percepción y de satisfacción, o estos datos subjetivos, son igual de importantes o deberían ser igual de importantes para la toma de decisiones en términos de política pública”, dijo Mariño.
Esto, pues la percepción es el impacto que tienen las decisiones tomadas en la política pública.
“De nada me sirve a mí como gobernante tener indicadores duros que van bien, pero la gente se sigue sintiendo mal. Eso significa que algo está haciendo mal”, dijo.
El legado de Claudia López
Más allá de los temas más urgentes y gruesos de la ciudad, la encuesta de percepción califica bien (73% satisfecho) a la alcaldesa en temas como satisfacción en la educación de niños y jóvenes de 5 a 17 años. También sobresalen políticas como la de oferta cultural en Bogotá y satisfacción con el servicio de salud, que según la encuesta de Bogotá Cómo Vamos tiene a un 53% de los encuestados satisfechos.
Otro de los legados que dejará son las manzanas del cuidado, lugares donde se les brinda a las mujeres educación, bienestar, empleo, lugar de cuidado para sus hijos, y hasta lavadoras gratuitas para que laven la ropa y no tengan que hacerlo a mano.
La alcaldesa también destacó las 36.000 becas para jóvenes universitarios y los 100.000 empleos para jóvenes, así como las 25 manzanas del cuidado que ha inaugurado en estos años, en las que se les ofrece servicios de educación, recreación, atención de violencias y bienestar a mujeres cuidadoras que tienen a cargo a otras personas y sus trabajos no son remunerados.
Para Guzmán, de Colombia Risk Analysis, el hecho de que Bogotá quede un poco más arriba de lo que empezó debido a la pandemia es ya un logro.
“Su legado es haberse confrontado con con todas las dependencias a nivel nacional y a nivel local y haber aguantado la pandemia”.
Además de las disputas con Duque, en el empalme con el gobierno del presidente Gustavo Petro —que llegó a la Presidencia en agosto de 2022— también ha visto desencuentros con el mandatario, en dos temas críticos para la ciudad: la construcción del Metro (que Petro quiere modificar) y las ayudas económicas para las poblaciones más vulnerables.
Y con enfrentamientos con Duque y Petro López también la ha tenido difícil, pues con primero fue “escéptico” a sus planes (durante la pandemia) y el segundo ha sido “abiertamente hostil” por temas de urbanismo y construcción del Metro, dice Guzmán.
“La sensación es que Claudia López hizo muchos planes, pero no logró cumplir con las promesas que había hecho desde desde un inicio”.
“El legado de Claudia López pudo haber sido mucho peor, porque le tocó la pandemia, le tocó vivir con dos Gobiernos (nacionales) en tremenda oposición y con unos desafíos de política nacional sobre los que ella no tenía control”, dijo Guzmán a CNN.
Y Jonathan Ávila, director general de Val Consultores, cierra sus ideas con una advertencia: “Me parece que en un momento electoral puede ser mal entendido y menos si todavía no tenemos cierre a diciembre sobre los proyectos que van en curso, así sea poco tiempo”.