(CNN) – Arqueólogos en Alemania han descubierto un esqueleto centenario con una prótesis de mano de metal para reemplazar cuatro dedos faltantes.
La Oficina Estatal de Conservación de Monumentos de Baviera informó en un comunicado publicado la semana pasada de que los arqueólogos habían utilizado la datación por carbono para calcular que el hombre murió entre 1450 y 1620, con una edad comprendida entre los 30 y los 50 años. Por tanto, la prótesis de mano podría tener casi 600 años.
Los dedos de la mano izquierda del hombre parecen haber sido amputados y los restos de la mano estaban rodeados por una caja hueca de hierro y otros metales, lo que revela el estado avanzado de la medicina de la época, según los arqueólogos.
“La prótesis hueca de la mano izquierda añadía cuatro dedos”, explicó en el comunicado Walter Irlinger, jefe del Departamento de Conservación de Monumentos Arqueológicos de Baviera.
“Los dedos índice, corazón, anular y meñique están formados individualmente a partir de láminas de metal y son inmóviles. Las réplicas de los dedos están paralelas entre sí, ligeramente curvadas. Presumiblemente, la prótesis estaba sujeta al muñón con correas”, añadió.
En el interior de la prótesis se encontró una tela parecida a una venda, lo que sugiere que se utilizó para amortiguar el muñón.
Los restos se hallaron en una tumba cercana a una iglesia de la localidad bávara de Freising, a unos 40 kilómetros al norte de Múnich, durante unas obras.
Freising fue escenario de varias batallas durante la Edad Media y la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Esto probablemente aumentó el número de amputaciones y, en consecuencia, de prótesis, según el comunicado.
En Europa Central se han descubierto unas 50 prótesis similares de la misma época, desde una inmóvil como la hallada en Friesing hasta una intrincada prótesis móvil, famosa por haberla llevado el caballero Götz von Berlichingen después de 1530, añaden los arqueólogos.
En 1997, unos arqueólogos descubrieron en Egipto una prótesis de madera aún más antigua, de 3.000 años de antigüedad.
Lo llevaba la hija de un sacerdote y, según descubrieron más tarde los arqueólogos, servía tanto para caminar como para tener un aspecto estéticamente natural.