(CNN) – Llevaba unas tres décadas viviendo en Miami y había construido una vida que le encantaba.
Pero para Julie Balzano, originaria de Long Island, empezó a ser difícil mantener el creciente costo de vida en la “Ciudad Mágica”, recientemente nombrada como la décima ciudad más cara del mundo en el Índice de Estilo de Vida anual que realiza el banco privado suizo Julius Baer.
Después de vender su casa en 2021 con la intención de reducir gastos, Balzano no logró encontrar nada dentro de su presupuesto y decidió alquilar una casa adosada durante un año para “dejar que el mercado se estabilizara” y en algún momento “volver a comprar”.
Sin embargo, con el paso del tiempo, esta mujer de 60 años, divorciada y con dos hijos adultos, se dio cuenta de que eso era poco probable en el corto plazo, por lo que tendría que idear un plan diferente para su futuro.
“Quedarse atrás”
“Los precios de la vivienda estaban subiendo exponencialmente”, relata Balzano a CNN Travel. “Mis ingresos no aumentaban al mismo el ritmo, y yo me estaba quedando atrás de forma lenta pero segura”.
Mientras su alquiler “subía y subía”, Balzano estaba decidida a reducir los costos de vida para poder jubilarse, o al menos pensar en hacerlo, en un futuro no muy lejano.
“Entonces, ¿cómo llegar desde donde estoy ahora hasta allá?”, pensó.
Balzano llevaba unos ocho años visitando Colombia con regularidad mientras trabajaba para una asociación comercial, y una buena amiga se había trasladado recientemente a ese país.
Así que mientras evaluaba sus opciones, empezó a considerar la posibilidad de tomar el mismo camino.
Y cuando esa amiga le ofreció que se alojara en su casa de la ciudad de Medellín para darle tiempo a que se recuperara económicamente, Balzano se decidió.
“Tomé la decisión en abril”, explica Balzano, de ascendencia italoestadounidense. “Y mi contrato de alquiler terminaba a finales de julio. Así que me dije que me mudaría cuando terminara el contrato”.
Entonces pasó tres meses “básicamente despojándose” de todas sus pertenencias, vendiendo y regalando algunas, donando otras y almacenando 14 cajas, hasta que se quedó con dos maletas y dos cajas de objetos personales.
Balzano dice que su hijo y su hija, ambos veinteañeros, la apoyaron en su decisión y la animaron a dar el salto.
“Ya son mayores y están viviendo sus vidas”, dice. Y recuerda cómo su hija, que vive en el norte de Florida, señaló que ya estaban a varias horas de distancia en auto, y que ahora solo estarían a tres horas y media en avión.
Experiencia surreal
El 2 de agosto, Balzano tomó un avión de Miami a Medellín para empezar la nueva etapa de su vida.
“Es interesante, porque me grabé en el aeropuerto”, dice. “Y había vivido en el extranjero cuando era más joven, así que el traslado a otro país no era algo que me resultara completamente desconocido. Pero como una mujer que estuvo casada y tuvo un hogar, que crió a sus hijos y ha estado al lado de sus padres al final de su vida, encontrarme en esta etapa de mi vida completamente libre de cualquier otra responsabilidad que no sea la mía es una experiencia surrealista, liberadora y aterradora al mismo tiempo”, señala.
Aunque entró con un visado de turista por 90 días, Balzano, que trabaja en mercadeo y desarrollo empresarial, decidió solicitar una visa de nómada digital, que tendría que renovar al cabo de un año, contratando a un abogado para que la guiara en el proceso de solicitud.
“Presenté mi solicitud a mediados de agosto y obtuve la visa un mes después”, explica.
En los meses que han transcurrido desde entonces, Balzano, que habla español con fluidez, ya encontró su propia casa, comenzó un nuevo negocio y creó un grupo de Facebook para extranjeros en Medellín, que actualmente cuenta con cientos de miembros.
Destaca que la diferencia en su calidad de vida ha sido significativa desde que llegó, al señalar que pasa mucho tiempo caminando, y como resultado, se siente mucho más saludable.
“El clima es increíble”, afirma. “Es realmente la ‘Ciudad de la eterna primavera’”.
Poco después de llegar a Medellín, Balzano empezó a estudiar otras opciones de visado que le permitieran quedarse más tiempo, y se dio cuenta de que una visa de inversión era probablemente su mejor opción.
Sin embargo, para poder optar a esa alternativa los solicitantes deben realizar una inversión extranjera directa o una inversión inmobiliaria. El mínimo de esta segunda opción equivale a 350 veces el salario mínimo mensual oficial en Colombia.
El barrio más “cool”
“Mi oportunidad era limitada”, explica Balzano. “Así que decidí ir a por todas. Y empecé a buscar apartamento”.
Después de pasar un tiempo buscando un lugar adecuado, Balzano encontró un departamento de tres habitaciones en Laureles, Medellín, que recientemente encabezó la lista de la editorial global Time Out de los barrios “más cool del mundo”.
Balzano presentó una oferta por el “flamante” departamento en octubre y la cerró a principios de noviembre. Actualmente está tramitando la visa de inversión.
Aunque ha preferido no revelar cuánto pagó por su nuevo hogar, Balzano subraya que “nunca podría adquirir este departamento equivalente” en una ubicación similar en Miami.
“Estoy viviendo en el ‘barrio más cool’”, añade. “Y cuesta aproximadamente un tercio de lo que cuesta vivir en Miami”.
Según Balzano, su vida social es mucho más activa en Colombia, en parte debido al buen tempo, pero también porque no tiene que pensar tanto en el dinero.
“No me preocupa salir a cenar con un grupo de gente y no poder pagar lo que me corresponde”, relata.
Como Colombia “es una cultura muy centrada en la familia”, Balzano dirigió deliberadamente su grupo de extranjeros de Facebook a mayores de 50 años para poder conocer a otras mujeres solteras de más edad, y/o a aquellas que son más comprensivas con “la independencia que conlleva estar soltera a esta edad”.
El hecho de que Balzano, que aprendió español cuando era voluntaria de los Cuerpos de Paz, una agencia independiente del gobierno estadounidense, pueda comunicarse fácilmente con los locales ha sido una gran ventaja.
“Marca la diferencia”, reconoce. “Aquí no se habla mucho inglés. Hay muchos extranjeros que no hablan español, pero están aprendiendo”.
“Creo que los que no hablan español tienen una experiencia más limitada. Pero se las arreglan”.
Cultura amable
Balzano ha podido formar una sólida red de amigos compuesta por otros extranjeros, así como por locales, y se siente muy a gusto.
“La gente de aquí es muy cálida, acogedora y auténtica”, destaca. “Es una cultura muy amable. Es una existencia menos agresiva que Miami, que es una ciudad muy agresiva”.
Además, no tiene más que elogios para el “asombroso” sistema de salud colombiano: la Organización Mundial de la Salud lo situó en el número 22 en un análisis de 191 países, que ella ya había utilizado en visitas anteriores.
“Creo que muchos estadounidenses tienen la idea equivocada de que la salud en EE.UU. es la mejor del mundo”, afirma. “Y siento discrepar en eso”.
De hecho, los costos “manejables” de atención en salud del país llevaron a Balzano a establecer en junio su propio negocio de consultoría, Global Connect Marketing Services, algo que había sido su sueño durante muchos años.
“Nunca pude hacerlo en Estados Unidos por la situación de la atención en salud”, explica. “Es muy caro tener un seguro médico cuando trabajas por tu cuenta”.
También es una gran admiradora de los centros comerciales “de clase mundial” de Medellín.
“Son muy animados”, añade Balzano. “Los centros comerciales estadounidenses luchan por mantenerse vibrantes. Aquí no es así”.
Intenta no comprar productos importados, que inevitablemente cuestan más, pero admite que de vez en cuando se da un capricho de mantequilla de maní crujiente.
Sin embargo, Balzano ha descubierto que hay un producto en específico que es más caro en Colombia que en su país: el vino.
“La selección de vinos es muy limitada”, dice, y explica que la mayoría de las opciones que se ofrecen proceden de los países vecinos, Argentina y Chile. “Y lo que se puede encontrar es relativamente caro”.
Balzano admite que el tema de la seguridad surge a menudo cuando le preguntan por su vida en Medellín, alguna vez considerada la ciudad más peligrosa del mundo.
Aunque Colombia ha sido asociada durante mucho tiempo con las drogas y las pandillas, la tasa de homicidios del país se redujo en un 82% entre 1993 y 2018, y las tasas de criminalidad en Medellín han disminuido significativamente a lo largo de los años.
Si bien Balzano reconoce que el crimen sigue siendo un problema, siente que es comparable con “cualquier gran ciudad de Estados Unidos”.
“Hay delincuencia en casi todos los sitios”, añadió.
Balzano continúa describiendo cómo ha aprendido a ser precavida con su celular o cualquier “aparato electrónico o computadora portátil” mientras está fuera de casa.
“No hay que andar por la calle con la cabeza metida en MapQuest [un servicio de mapas en línea] tratando de orientarse por la calle”, añade, señalando que es algo a lo que “culturalmente lleva algún tiempo adaptarse”.
“Sin embargo, en todas las veces que he venido a lo largo de ocho años, nunca he tenido una experiencia negativa en cuanto a mi seguridad personal”.
Aunque Balzano acepta que muchos viajeros todavía tienen ideas preconcebidas sobre Medellín, dice que ella y sus amigos se sienten increíblemente agradecidos de vivir allí, y la consideran como una especie de “secreto bien guardado”.
“Medellín es hoy una ciudad diferente”, dice. “Eso no significa que sea perfecta. Pero no es la Medellín de la década de 1980 y 1990, y mucha gente todavía cree que [lo es]”.
Balzano, cuyo exmarido es costarricense, vivió antes en Latinoamérica y siempre ha sentido un gran aprecio por su cultura.
“Es cálida, acogedora, enérgica y está viva”, afirma Balzano. “Creo que Colombia necesita su apogeo. Es un lugar precioso. La gente de aquí pagó su precio para vivir lo que vive ahora”.
Dice que aconsejaría a cualquiera que esté pensando en mudarse a Colombia que investigue mucho de antemano y “venga con los ojos bien abiertos”.
“Esto no es Europa”, dice. “Es América Latina. Y América Latina es más dura de lo que creo que sería una vida en España. Eso [las agallas] es parte de lo que me gusta”.
Sin remordimientos
Cuando se le pregunta qué es lo que más extraña de vivir en Estados Unidos, Balzano admite que no tener coche, no se siente cómoda conduciendo en Colombia, le ha costado acostumbrarse.
“Aquí hay muchas motos y se les permite circular entre los carriles”, explica.
“Conducir aquí me aterroriza. Así que pienso limitarme a compartir coche y a los taxis. No tengo intención de comprarme un auto”.
Aunque Balzano extraña a sus amigos de Estados Unidos, dice que son “bienvenidos a venir de visita cuando quieran”.
Una cosa que definitivamente no extraña es el “polémico” clima político de Estados Unidos.
De hecho, Balzano afirma que poder dar un paso atrás y observar la situación política de Estados Unidos “con un lente mucho más amplia” ha sido un soplo de aire fresco.
“Nosotros [ella y otros inmigrantes estadounidenses] podemos salir de nuestras propias cámaras de eco”, afirma. “Y eso ha sido muy agradable. Ha sido como quitarnos un peso de encima”.
Balzano admite que ha dejado de sentirse culpable por no cumplir con su “deber cívico de seguir íntimamente involucrada en la política”.
“Ya no necesito preocuparme por la política local de Miami”, dice, antes de explicar que, aunque presta atención a la situación política de Colombia, como “invitada” del país, no tiene “el mismo interés personal en ella”.
Aunque Balzano subraya que todavía se está adaptando a su nueva vida y que no todo ha sido fácil, no se arrepiente de nada y siempre se centra en los aspectos positivos de la experiencia.
“Tomé la decisión de venir aquí voluntariamente, así que he optado por centrarme en lo positivo y no en lo negativo”, explica. “Como en cualquier parte del mundo, hay pros y contras [en Colombia].
“Pero mientras la lista de pros supere a la de contras, creo que este es el lugar adecuado para mí”.