(CNN) – Para la mayoría de las personas, llegar a un viaje en Las Vegas representa emoción, mezclada con un poco de inquietud.
Pero, para Rodney Hodgins, quien viajó en agosto pasado, su vuelo a la ciudad fue una experiencia tan traumática que, según él, arruinó el resto de su viaje.
Hodgins, quien usa silla de ruedas, dice que tuvo que arrastrarse por el pasillo con la ayuda de su pareja, luego de que el personal de asistencia a la movilidad del aeropuerto no apareciera para asistirlo. Dice que el personal de Air Canada le indicó que desembarcara a pie —a pesar de que no puede caminar— para que pudieran dar la vuelta al avión.
Hodgins, que padece parálisis cerebral espástica, puede sostener su propio peso pero no puede mover las piernas.
Hodgins y su esposa Deanna volaban de Prince George (Columbia Británica) a Vancouver, y de Vancouver a Las Vegas a finales de agosto. Era una ocasión especial: su primer aniversario de bodas.
La pareja se casó en 2022 en Las Vegas, y esta iba a ser una oportunidad para disfrutar de “la Ciudad del Pecado” sin planes de boda ni estrés. Hodgins había reservado seis días en una suite del lujoso hotel Delano Las Vegas, como sorpresa para Deanna. “Había planeado todo el viaje; se le partió el corazón cuando se estropeó”, dice ella.
“Pensamos que estaba bromeando”
Los estrechos pasillos de los aviones comerciales de pasajeros no suelen dar cabida a las sillas de ruedas a bordo —aunque una nueva idea innovadora pretende resolver el problema—, por lo que normalmente se pide a los usuarios que dejen su silla en la puerta del avión, donde se carga en la bodega. Luego, el pasajero es trasladado a su asiento con una silla de pasillo —un aparato estrecho y notoriamente incómodo— por el personal de asistencia del aeropuerto. Al aterrizar, ocurre lo contrario.
Debido a su enfermedad, Hodgins suele necesitar que dos o tres miembros del personal de asistencia a la movilidad le ayuden en la silla de pasillo, y la pareja dice que informaron a Air Canada de sus necesidades cuando reservaron la asistencia junto con los vuelos, ocho meses antes del viaje.
Pero, mientras que el primer vuelo se desarrolló según lo previsto, cuando aterrizó el segundo Hodgins cuenta que no apareció nadie para ayudarle a bajar del avión durante 20 minutos.
“Cuando aterrizamos en Las Vegas estábamos contentos. Era Las Vegas, hacía calor, se veía precioso, estábamos extasiados”, dice Deanna Hodgins.
Pero entonces llegó la realidad.
La pareja dice que unos 20 minutos después de aterrizar, mientras estaban en sus asientos de la fila 12, viendo cómo sacaban la silla eléctrica de la bodega y la subían al puente móvil, un auxiliar de vuelo se acercó y les pidió que se dirigieran a la parte delantera del avión. ¿El motivo? Tenían que prepararse para el siguiente vuelo, dijo.
“Al principio pensamos que estaba bromeando, porque todo el mundo estaba de muy buen humor”, dice Deanna Hodgins.
“Era el asistente de vuelo —estuvo allí todo el trayecto— y vio cómo subían a mi marido al vuelo con una silla de pasillo. Así que nos reímos, pensando que era absurdo”.
Pero el auxiliar no bromeaba.
“Insistió en que el avión tenía que dar la vuelta y tenía otro vuelo, y que teníamos que bajar”, dice.
“Nos entró el pánico. ¿Cómo que teníamos que bajar? No podemos, su silla de ruedas está en la pasarela. No sabíamos cómo íbamos a hacerlo”.
Pero, aseguran, el asistente de vuelo siguió insistiendo.
La pareja cuenta que mientras señalaban que Hodgins no podía caminar, llegó una persona de asistencia a la movilidad para ayudar con la silla del pasillo, la única persona durante el incidente que les trató amablemente, dicen.
El pasajero necesitaba más ayuda
Hodgins necesita más de una persona para maniobrarle en la silla, pero dice que este empleado le dijo que no iba a venir nadie más. “Llamé dos veces por radio, no hay nadie”, les dijo.
La pareja decidió esperar, suponiendo que alguien más llegaría. Mientras tanto, el equipo de limpieza bajaba del avión y la tripulación de cabina parecía discutir qué hacer con los pilotos y el personal en la pista.
Por fin, cuando el equipo de limpieza llegó a su fila, los Hodgins siguieron sintiendo la presión de moverse, cuenta Deanna Hodgins. “Decían: ‘Tenemos que dar la vuelta al avión’. Fue entonces cuando Rodney finalmente dijo: ‘Vamos a tener que salir de este avión de alguna manera, voy a tener que arrastrarme’”.
“No había manera de que pudiera llegar a la parte delantera del avión porque, por supuesto, no puedo caminar”, dice Hodgins a CNN. “Estaba bastante enfadado, pero le dije a mi mujer que me ayudara a ponerme de pie. En realidad no puedo mover las piernas, así que mi mujer tuvo que ir al suelo y ayudarme (a moverlas)”. Hodgins se apoyó en los asientos a ambos lados del pasillo mientras su mujer le movía las piernas. Con ella en el suelo y él arrastrándose con los brazos, consiguieron recorrer las 12 filas.
Pero cuando llegaron a la zona de la cocina, delante de la primera fila, ya no había nada a lo que agarrarse, y seguía sin haber rastro de personal de asistencia. “Tuve que poner a mi mujer delante de mí y sostenerme con sus hombros”, cuenta.
Llamaron al empleado que tenía la silla de pasillo para que la trajera (había estado sentado más atrás en el avión mientras ellos luchaban por llegar a la parte delantera) y consiguieron colocar a Rodney en ella, con la ayuda de Deanna, para que bajara del avión y se sentara en su silla eléctrica, que les había estado esperando en la puerta del avión todo el tiempo.
El incidente repercutió en su viaje a Las Vegas, dicen, ya que Hodgins sufrió daños físicos. “No pudo ni ducharse durante tres días”, dice Deanna.
En busca de una solución y un cambio
En un correo electrónico de Air Canada enviado a los Hodgins como respuesta a su relato, y que CNN leyó, la aerolínea dice que, “basándonos en la información de la que disponemos actualmente, tenemos que admitir lamentablemente que Air Canada infringió la normativa sobre discapacidades”.
Air Canada dijo en un comunicado enviado a CNN que intentaron enviar un correo electrónico y luego llamaron a la pareja para disculparse ofreciendo una compensación a Hodgins por su “desagradable experiencia de viaje”.
“El nivel de atención que debería haberse proporcionado en el aeropuerto de destino no fue así. Utilizamos los servicios de un tercero especialista en asistencia en silla de ruedas en Las Vegas para proporcionar un transporte seguro dentro y fuera del avión. Durante nuestra investigación sobre lo ocurrido, determinamos que los auxiliares de vuelo siguieron los procedimientos, incluido el ofrecimiento de asistencia que fue rechazada. Tras nuestra investigación sobre cómo se produjo este grave fallo en el servicio, evaluaremos otros socios de servicios de asistencia a la movilidad en Las Vegas”.
La aerolínea declinó ofrecer detalles concretos en respuesta a las preguntas de CNN sobre las acusaciones de los Hodgins.
Funcionarios de la Agencia Canadiense de Transporte están investigando el incidente, según informó la agencia a CNN.
El ministro de Transporte de Canadá, Pablo Rodriguez, pidió a Air Canada que se reuniera esta semana con él y con el ministro de Diversidad, Inclusión y Personas con Discapacidad de Canadá.
“Me horrorizó enterarme de otro incidente en un vuelo de Air Canada. Todos los canadienses deben ser tratados con dignidad y respeto. Y punto”, dijo Rodriguez en un comunicado, añadiendo que la aerolínea “debe presentar un plan para abordar esto”.
Deanna Hodgins afirma que una asistente de vuelo se ofreció a llevarles las maletas, pero insiste en que no les ofrecieron ningún otro tipo de ayuda. “No ofrecieron ayuda para trasladarlo de ninguna manera, ni nos ayudaron a trasladarlo, en ningún momento”.
Y aunque Air Canada parece culpar al personal de asistencia a la movilidad, los Hodgins señalan como responsable a la compañía aérea.
“No fue la tripulación de transporte la que nos dijo que bajáramos del avión”, afirma Deanna Hodgins.
En busca de un “trato digno”
La aerolínea les envió US$ 2.000 en créditos de vuelo, pero la pareja esperaba algo bastante más barato: tiempo.
“Rodney esperaba que alguien de Air Canada tuviera una conversación decente con él para hacerle sentir humano de nuevo”, dice Deanna.
“Solo para decirle: ‘Oye, así es como fallaste. Y esto no puede volver a ocurrir. Y estas son las políticas que nos gustaría que pusieras en marcha, porque puedes pedir perdón todo lo que quieras, pero hasta que no hagas algo, no significa mucho’”.
Ahora, Hodgins quiere utilizar el incidente para generar conciencia sobre lo que las personas con discapacidad —aproximadamente una de cada seis de la población mundial— tienen que afrontar mientras vuelan.
También quiere hacer campaña para que se impongan sanciones más efectivas a las compañías aéreas y los aeropuertos que no atiendan a sus pasajeros con asistencia especial, sugiriendo que si los pasajeros no han sido ayudados a bajar del avión en los 15 minutos siguientes a llegar a la puerta de embarque, se multe a las aerolíneas.
Rodney Hodgins celebró este mes su cumpleaños número 50, pero la pareja, que intenta viajar todo lo posible, canceló su viaje. “Teníamos mucho miedo de que algo saliera mal en el vuelo”, dice Deanna.
“No queríamos un trato especial. Solo queríamos volar, y solo queríamos un trato digno. Nadie pide un trato especial, solo una simple asistencia”.
Paula Newton, de CNN, contribuyó a la información.