(CNN) – Las autoridades sanitarias estadounidenses reclaman medidas urgentes para frenar el alarmante aumento del número de bebés nacidos con sífilis.
En los lactantes, la sífilis puede ser una infección grave, incapacitante y a veces mortal. Cuando los bebés la contraen en el útero de una madre infectada, se denomina sífilis congénita.
Cada caso de sífilis congénita se considera un “acontecimiento sin precedentes”, un trágico desenlace que nunca debería producirse, porque casi siempre se puede prevenir si se detecta y trata a tiempo. Un único tratamiento con penicilina, administrado al menos un mes antes del final del embarazo, impide casi siempre que las madres infectadas transmitan la bacteria a sus bebés.
Sin embargo, más de 3.700 bebés nacieron con sífilis en EE.UU. en 2022, lo que supone un aumento del 32% respecto al año anterior y un incremento de diez veces, o del 1.000%, desde 2012, según informaron este martes los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés). Casi 300 de esos bebés murieron o nacieron muertos, según un nuevo informe publicado en el Informe semanal de morbilidad y mortalidad de los CDC.
Las nuevas cifras son las más altas registradas en EE.UU. en más de 30 años, declaró la Dra. Laura Bachmann, jefa médica de la División de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual de los CDC, en una rueda de prensa.
“A pesar de las repetidas advertencias y llamadas a la acción, la crisis de sífilis congénita en Estados Unidos se ha disparado a un ritmo desgarrador”, afirmó la Dra. Debra Houry, jefa médica de los CDC, en un comunicado de prensa.
Además de provocar la muerte fetal, la sífilis no tratada puede dañar los órganos y huesos del bebé o perjudicar su visión y su audición. Puede provocar problemas de salud de por vida.
Utilizando unos términos inusualmente contundentes, los CDC afirmaron este martes que la situación en EE.UU. ha alcanzado niveles “terribles” y “alarmantes”, e hicieron un llamamiento a toda la comunidad médica, no solo a los ginecólogos y obstetras, para que ayuden a encontrar y tratar a las personas infectadas con el fin de proteger a los recién nacidos.
Esfuerzos fallidos para detener la marea
La Dra. Deepika Sankaran, neonatóloga del Adventist Health and Rideout Regional Medical Center de Marysville, California, afirma que este es el enfoque correcto, aunque no es fácil cambiar la mentalidad en medicina.
En mayo, Sankaran declaró a CNN que estaba tan alarmada por el número de bebés que trataba con sífilis que había intentado introducir un nuevo programa en el servicio de urgencias de su hospital. Pidió a los médicos de urgencias que hicieran pruebas de sífilis a todas las mujeres embarazadas que vieran.
“Desgraciadamente, eso no está ocurriendo”, nos dijo el lunes cuando nos pusimos en contacto con ella para saber cómo iban las cosas.
Afirmó que en urgencias no se realizaban pruebas a las embarazadas porque, cuando los pacientes acuden a urgencias, sus necesidades son urgentes y los exámenes de detección no son algo que los servicios de urgencias estén acostumbrados a hacer o a plantearse.
“Creo que si los CDC dicen que no es responsabilidad exclusiva de los ginecólogos-obstetras y que todo el sistema sanitario debería tener la responsabilidad de ayudarlas en su punto de contacto, que puede ser solo una vez, a lo mucho, antes del parto”, dijo Sankaran. “Creo que sería un paso enorme para disminuir el número de bebés con sífilis congénita”.
Nuevas cifras sorprendentes
David Harvey, director ejecutivo de la Coalición Nacional de Directores de ETS, dijo estar asombrado por las nuevas cifras.
“Esperábamos quizá un ligero aumento de la sífilis congénita, pero un incremento del 32% en un año es impactante, y muestra un colapso del sistema de salud materno-infantil y de salud pública de las ETS en Estados Unidos”, afirmó Harvey.
Harvey dijo que su grupo está pidiendo al gobierno que haga más para luchar contra las infecciones de transmisión sexual.
“Queremos un coordinador de respuesta a la sífilis en la Casa Blanca”, dijo Harvey. “Queremos la misma respuesta que vimos para el mpox”. La coalición también pide al Gobierno de Biden una inversión de US$ 1.000 millones para financiar el esfuerzo.
En el verano boreal de 2022, cuando la infección vírica mpox se propagó predominantemente entre los hombres homosexuales sexualmente activos de EE.UU., el gobierno de Biden nombró un coordinador de respuesta y un coordinador adjunto para dirigir los esfuerzos del gobierno para sofocar el brote.
En junio, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. publicó el primer plan federal para hacer frente a las infecciones de transmisión sexual, pero Harvey afirmó que no es suficiente.
“Creemos que ya es hora de que este gobierno se tome en serio la tarea de salvar las vidas de los bebés”, afirmó.
Los esfuerzos de prevención se ven amenazados
A pesar de la enérgica llamada a la acción de los CDC este martes sobre la sífilis, dijo Harvey, el esfuerzo ya estaba siendo socavado por “una tormenta perfecta” de recortes presupuestarios a los estados y la escasez del único medicamento aprobado para tratar la sífilis en el embarazo, una forma de penicilina de acción prolongada llamada Bicillin.
En mayo, en medio de las negociaciones presupuestarias para evitar el cierre del gobierno, los republicanos y el gobierno de Biden acordaron recuperar aproximadamente US$ 27.000 millones de fondos no gastados asignados a la lucha contra el covid-19. El acuerdo recortó los dos últimos años de financiación a los departamentos de salud estatales para contratar a trabajadores conocidos como especialistas en intervención en enfermedades, que son expertos en la localización de contactos y en mantener a las personas en tratamiento contra las enfermedades infecciosas.
Por ejemplo, el Departamento de Salud de Louisiana había utilizado esa financiación, más de US$ 14 millones en total, para contratar a 28 especialistas en intervención en enfermedades a tiempo completo. Este grupo se centraba principalmente en programas relacionados con la sífilis.
Cuando se recortaron los fondos, Louisiana perdió US$ 5,7 millones de la financiación federal prometida. Los CDC aumentaron la flexibilidad para que los estados pudieran seguir utilizando el dinero no gastado que ya habían recibido a través del programa durante dos años más, hasta el 31 de enero de 2026.
Louisiana no quiso revelar cuánto dinero le quedaba para financiar su programa.
Además de los recortes en la financiación, los médicos luchan por encontrar dosis escasas del medicamento inyectable Bicillin-LA.
En octubre, una coalición de 39 organizaciones instó al Grupo de Trabajo sobre Escasez de Medicamentos de la Casa Blanca a dar prioridad al aumento del suministro de Bicilina en EE.UU.. No se espera que la escasez del antibiótico se resuelva hasta mediados de 2024.
Como los datos del informe proceden de 2022, el año antes de que se reconociera la escasez, aún no se conocen los efectos del bajo suministro.
“Hasta ahora, no hemos recibido ningún informe de escasez que afecte a las embarazadas y a las personas que reciben tratamiento. Por tanto, no se conoce ningún caso de sífilis congénita relacionado con la escasez de Bicilina”, afirma el Dr. Robert McDonald, epidemiólogo de los CDC y autor principal del nuevo informe.
Omisión de pruebas y tratamiento
Para el nuevo informe, los investigadores de los CDC recopilaron información sobre los casos de sífilis congénita notificados por todos los estados y territorios. En 2022, se notificaron a los CDC 3.761 casos de sífilis congénita, incluidos 231 bebés nacidos muertos y 51 muertes infantiles.
En el 88% de los casos, los investigadores encontraron oportunidades perdidas para las pruebas o el tratamiento de los padres biológicos. En más de un tercio de los casos, las madres infectadas no se habían sometido a las pruebas o lo habían hecho demasiado tarde para una intervención eficaz. Normalmente, la inyección de penicilina debe administrarse un mes antes del final del embarazo para que surta efecto.
Pero en muchos casos, las pruebas no se tradujeron en tratamiento. Entre los más de 2.100 casos en los que se habían realizado pruebas y las pacientes habían dado positivo, más de la mitad de esas madres no recibieron tratamiento o recibieron un tratamiento inadecuado, es decir, recibieron el antibiótico equivocado o no recibieron las dosis correctas de medicación en el intervalo adecuado.
“Más de la mitad de las personas en las que se detectó sífilis no recibieron el tratamiento que necesitaban”, afirma McDonald.
No es infrecuente que las madres infectadas que no reciben tratamiento pertenezcan a algunos de los segmentos más vulnerables de la población: las que padecen trastornos por consumo de sustancias, tienen ingresos más bajos y menos estudios, o pueden estar encarceladas.
Los investigadores también descubrieron profundas disparidades raciales detrás de las cifras. Los bebés de madres negras, hispanas y nativas estadounidenses o nativas de Alaska tenían ocho veces más probabilidades de padecer sífilis congénita que los bebés de madres blancas.
“Creo que seguimos viendo cómo aumentan los casos de sífilis congénita porque seguimos viendo cómo aumentan los casos de sífilis entre las mujeres”, afirmó McDonald. “Y creo que por eso, específicamente ahora, estamos pidiendo realmente una mejor detección precoz de la sífilis en mujeres y personas sexualmente activas”.
Algunos estados ya comenzaron a tomar medidas. Nuevo México, que tiene una de las tasas más altas de sífilis congénita en el país, ha tenido una orden de salud pública desde 2020 que exige a los médicos realizar pruebas a todas las mujeres embarazadas tres veces durante sus embarazos. Recientemente renovó y amplió la orden, que ahora requiere que los médicos realicen pruebas a todos los adultos de entre 18 y 50 años.
Los CDC recomiendan la detección precoz de la sífilis para cualquier persona sexualmente activa en las comunidades donde hay altos niveles de infección, pero no hay un umbral establecido que señale un área como de riesgo. Como parte del plan Healthy People 2030, la agencia tiene el objetivo de reducir las tasas de sífilis en mujeres a 4,6 casos por cada 100.000 personas. Si ese umbral designara una comunidad de riesgo y se aplicara a todo EE.UU., afirma McDonald, el 70% de la población viviría en zonas donde debería someterse a pruebas de detección de la infección.
Además de realizar más pruebas, McDonald afirma que los CDC aconsejan a los médicos que no esperen a que se confirme el diagnóstico, que suele ser un proceso de dos pasos, para iniciar el tratamiento.
En su lugar, dice, si una prueba de detección rápida que se utiliza en el consultorio médico es positiva, los médicos deben tratar a los pacientes en la misma visita.
“En estas situaciones en las que crees que alguien no va a volver al sistema sanitario, quieres identificar que tiene sífilis y tratarlo en ese momento”, dice.