En la foto, en Nueva Zelandia, se muestra un tipo de colémbolo gigante, Holacanthella spinosa, que mide sólo 17 milímetros de largo.

(CNN) – Un animal pasta, sin darse cuenta de que otro lo sigue silenciosamente desde detrás. El depredador espera el momento perfecto y se abalanza sobre él. Todo acaba en un instante.

Es una escena que la mayoría de nosotros asociaría con una sabana abierta en un documental de naturaleza, pero el fotógrafo Andy Murray está viendo cómo se desarrolla el drama desde su jardín trasero en Somerset, Reino Unido. Está de rodillas, mirando a través de una lupa cómo un pseudoescorpión de 6 milímetros acaba con un colémbolo de más de la mitad de su tamaño.

Para Murray, estos animales microscópicos del suelo son tan fascinantes como los leones y las cebras que se pueden ver en un safari, pero mucho más accesibles si se sabe dónde buscar.

“Viven en un mundo diminuto que funciona como el nuestro, pero a una escala muy pequeña”, explica a CNN. “Si lo observas el tiempo suficiente, puedes ver que ocurren las mismas cosas: puedes ver cazadores y cazados, puedes ver animales pastando, puedes ver interacciones extrañas y divertidas”.

Y las posibilidades de ver alguna forma de vida en el suelo, aunque sea a través de una lupa, son altas. Según un estudio reciente publicado en la revista PNAS, más de la mitad de las especies viven en el suelo, lo que lo convierte en el hábitat más rico en especies de la Tierra.

Un pseudoescorpión fotografiado en el jardín botánico de la Ciudad de México.

Sin embargo, a pesar de esta riqueza de vida, las criaturas que viven en el suelo bajo nuestros pies son relativamente desconocidas. Murray quiere que esto cambie y espera que la macrofotografía le permita descubrir las peculiaridades y características de estos extraordinarios animales y abogar por su protección.

“Fotografiar un mundo que no se ha fotografiado mucho antes es muy emocionante”, dice. “Es una sensación de explorador, es exactamente lo mismo por lo que la gente sube al Everest o al Polo Norte, solo que a pequeña escala”.

Explorar lo desconocido

Murray, de 56 años, recuerda que su interés por lo microscópico se remonta a cuando era niño, pero durante años las limitaciones tecnológicas le impidieron compartir lo que veía. Hace más de una década, cuando la macrofotografía empezó a ser posible con una cámara digital, se dedicó a este oficio, que compagina con sus trabajos como músico, cocinero y, actualmente, redactor independiente.

Aunque no tiene formación científica, Murray afirma tener “las herramientas y la pasión”, y ha acumulado más de 10.000 horas sobre el terreno, tanto en Europa como en Australia y Nueva Zelandia.

Durante este tiempo, calcula que ha descubierto 30 nuevas especies, incluida una en un estanque de su jardín. Sus fotografías se han utilizado en informes científicos, incluido el reciente estudio PNAS, y también documenta sus hallazgos en su sitio web “The Chaos of Delight”.

Un colémbolo gigante fotografiado en la selva templada de Tasmania, Australia.

Pero existe el peligro de que algunos animales del suelo se extingan antes incluso de ser identificados, ya que su hábitat se degrada cada vez más debido a la agricultura intensiva y la deforestación. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), un tercio del suelo de la Tierra ya está erosionado y en 2050 podría alcanzar un escandaloso 90%.

La pérdida de estos organismos tendría un enorme efecto dominó, explica Mark Anthony, ecólogo del Instituto Federal Suizo de Investigación Forestal, de la Nieve y del Paisaje, y coautor del informe PNAS. Estas diminutas criaturas desempeñan un papel fundamental en el planeta, como descomponedores y como fuente de alimento para los animales que se encuentran más arriba en la cadena alimentaria.

“Esa descomposición es fundamental. Sin ella, no tendríamos carbono acumulado en el suelo y estaríamos enterrados en materiales orgánicos”, afirma.

Murray estima que ha descubierto alrededor de 30 nuevas especies a través de sus fotografías.

El informe concluye que el suelo alberga probablemente el 59% de las especies de la Tierra, desde microbios hasta mamíferos (aunque señala un amplio margen de error del 15%, lo que indica la dificultad de estimar la biodiversidad del suelo). Anthony espera que ilustrar la magnitud de la vida en el suelo ayude a conservarlo, comparando la investigación con un censo gubernamental: “Se hace un censo para saber dónde vive la gente o dónde hay que distribuir los recursos para mantenerla. Esto es básicamente un censo para intentar decir: ‘Oye, tenemos recursos que estamos destinando a la crisis de la biodiversidad, deberíamos reasignar más de esos recursos para centrarnos en la conservación del suelo’”.

Simpáticas criaturas

El reto es hacer que la gente se preocupe por los bichos del suelo tanto como por los elefantes, los pingüinos u otros animales convencionalmente bonitos y más visibles.

Aquí es donde entra en juego la fotografía de Murray. Captar los colores, las protuberancias, las texturas y los rostros de estas criaturas de otro mundo puede hacerlas más cercanas.

Un caracol heraldo delgado, una especie europea común. Los adultos miden hasta dos milímetros.

Su corazón está con los colémbolos, el primer animal del suelo, aparte de las lombrices normales y los piojos de la madera, a los que siempre observa. Estos diminutos bichos, capaces de sobrevivir a temperaturas extremas, se encuentran en todo el mundo, pero a menudo se consideran plagas y se controlan con insecticidas por el daño que pueden causar a los cultivos.

Cree que si la gente pudiera verlos de cerca y ser testigo de sus colores y complejidades, esta opinión podría cambiar. “Son raros, blandos e interesantes, y tienen caras”, dice. “Es muy difícil mirarlas y no encontrarlas simpáticas”.

Al observar a las criaturas interactuar en su hábitat natural, Murray también contribuye a alimentar la ciencia. “Capta momentos de la vida en el suelo haciendo cosas interesantes y geniales”, dice Anthony, como la puesta de huevos en un lugar donde nunca esperaríamos. “Nos da una idea de lo que hacen cuando están en su casa”.

A pesar del material aparentemente ilimitado, Murray cree que quizá sea uno de los pocos fotógrafos profesionales del mundo que se dedican a los animales del suelo. Hay mucho más por descubrir, y estos extraordinarios animales de aspecto extraterrestre están a la puerta de todos nosotros.

“Cualquier persona con una lupa puede ir a un jardín o a un parque y ver lo mismo que yo”, afirma Murray. “Todo está ahí, es otro mundo”.