CNNE 1367379 - video del punto de vista de dos policias en tiroteo en escuela de nashville
La Policía revela imágenes de las cámaras corporales de dos agentes mientras confrontaban a la persona que atacó la escuela de Nashville
01:38 - Fuente: CNN

(CNN) – Cuando el expolicía Omar Delgado supo que cuatro miembros y exmiembros del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles se habían suicidado en menos de 24 horas la semana pasada, lo comprendió.

“Es como una olla a presión. Si no sueltas ese vapor poco a poco, cuando estalla, se acabó porque va a ser una explosión muy grande”.

Delgado fue uno de los primeros agentes en llegar al lugar del atentado en la discoteca Pulse de Orlando el 12 de junio de 2016. Sufre trastorno de estrés postraumático desde aquella noche, y ha intentado quitarse la vida en dos ocasiones.

“Simplemente ellos estallaron”, dijo.

Al anunciar la muerte de tres agentes actuales y uno retirado, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles dijo que los detectives de homicidios investigan cada una de las cuatro muertes de forma independiente. Los nombres de los fallecidos no se hicieron públicos.

“Estamos atónitos al enterarnos de estas muertes, y esto ha generado ondas de choque de emociones en todo el departamento”, dijo el sheriff Robert Luna en un comunicado.

Richard Pippin, presidente de la Asociación de Sheriffs Adjuntos de Los Ángeles, dijo a CNN que está “muy seguro” de que no hay una correlación entre los agentes fallecidos, que murieron entre el lunes por la mañana y el martes por la mañana.

Un trabajo estresante en un departamento con dificultades para encontrar personal

Según los expertos en temas policiales, estas muertes no tienen precedentes, al ser tantas en una sola agencia y en un periodo tan breve, por lo que plantean la necesidad de mejorar los recursos de salud mental y los incentivos para que los agentes reconozcan, busquen y acepten ayuda cuando la necesiten.

Pippin señaló que las pérdidas afectan a una agencia que actualmente enfrenta a una baja moral y a una grave escasez de personal.

Las cifras son contundentes. En un día cualquiera, al departamento le faltan aproximadamente 4.000 empleados de los más de 17.000 que están presupuestados, según un informe de la agencia publicado a principios de este año.

“Con todas las contrataciones que ha podido hacer el departamento en seis meses, han conseguido un aumento neto de 15 empleados. En otras palabras, apenas de mantienen a flote. La gente renuncia tan rápido como la contratan”, ndicó Pippin.

En algunos casos, los agentes trabajan hasta 70 horas semanales, según Pippin. “No ven a sus familias. Es un trabajo arduo y estresante”, afirmó.

Crédito: Myung J. Chun/The Los Angeles Times/Getty Images

El departamento del sheriff del condado de Los Ángeles no es el único con esta situación. Los organismos policiales de todo el país han tenido problemas para contratar y mantener personal desde la pandemia del covid-19 y la muerte en 2020 de George Floyd, que desencadenó protestas y el escrutinio a los prejuicios de las fuerzas del orden en todo el país.

De una llamada a otra, los agentes encuentran con personas en los momentos más difíciles de su vida, añadió.

“Y enfrentarse a eso, a un porcentaje tan elevado de sus horas de vigilia, semana tras semana, y mes tras mes, es agotador para ellos”, destacó Pippin.

Nueve miembros del departamento se han suicidado este año, una cifra muy superior a la de los últimos años: uno en 2022, tres en 2021 y dos en 2020, dijo Pippin.

Los policías rara vez buscan ayuda

Los cuatro suicidios representan un “clúster”, término vinculado a la conducta suicida, según el doctor John Mann, profesor de neurociencia de la Universidad de Columbia y director de investigación e imagen molecular del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York.

Se ha demostrado que los “clústers” se presentan en grupos muy unidos, sobre todo los uniformados, cuando ocurre un acto de suicidio y aumenta el riesgo de que otros intenten suicidarse o mueran por esta causa, afirmó Mann.

Los policías ejercen una profesión con un 54% más de riesgo de suicidio que la población estadounidense en general, según un estudio de John Violanti, profesor de investigación de la Facultad de Salud Pública y Profesiones Sanitarias de la Universidad de Buffalo y experto de renombre internacional en estrés policial,

La resistencia de los policías a hablar se origina en el temor a las repercusiones que esto pueda tener sobre sus puestos de trabajo. “Porque saben que el departamento tiene problemas de responsabilidad cuando se trata de enviar a una persona al espacio público con un arma sabiendo que está experimentando dificultades emocionales o psicológicas”, dijo Pippin.

Es el resultado del estigma en torno a la salud mental tan arraigado en la cultura policial, que perpetúa una actitud de “aguantar y seguir adelante”, según Charles Ramsey, analista de las fuerzas del orden de CNN y exjefe del Departamento de Policía Metropolitana de Washington.

Ramsey recuerda haber presenciado la escena más espantosa de sus 50 años de carrera policial, cuando acudió al lugar de un crimen en el que fueron asesinadas cinco personas.

“Ver algo así no es normal”, dijo. “¿Y qué haces? Te reprimes. Suprimes cualquier emoción. Pero eso no significa que no esté ahí, y si no se trata, con el tiempo se acumula”, añadió.

Como jefe del Departamento de Policía de Filadelfia de 2008 a 2016, Ramsey implementó chequeos anuales obligatorios con profesionales de la salud mental, y descubrió que los agentes volvían voluntariamente para segundas o terceras citas de seguimiento.

“Los que más lo necesitan son los menos propensos a acercarse y tratar de obtener ayuda”, dijo Ramsey.

En busca de señales

Un ligero cambio en el comportamiento, el aspecto, el estado de ánimo y el rendimiento de un agente puede ser señal de que necesita ayuda, según Michael Harrison, excomisario de policía de Baltimore y Nueva Orleans, quien mejoró los programas de bienestar de los agentes en ambos departamentos.

“Ya están pasando por algo emocional, mental y espiritual, pero no queremos tener políticas que den la sensación de que les estamos castigando cuando acuden a nosotros y nos dicen que necesitan ayuda”, explicó Harrison.

El Dr. Jeff Thompson, investigador científico del Centro Médico de la Universidad de Columbia y exnegociador de rehenes de la Policía de Nueva York, advirtió que es “potencialmente peligroso” reducir los suicidios policiales a una única causa.

“Inevitablemente, se trata de estrés combinado con una enfermedad psiquiátrica que no se trata”, dijo Mann, al citar las conclusiones de estudios sobre suicidios policiales a lo largo de los años.

En lo que va de año, 86 policías de todo el país han muerto por suicidio, según el sitio web Blue H.E.L.P., que realiza un seguimiento de los suicidios de agentes estadounidenses. Sin embargo, según Karen Solomon, cofundadora de la organización, la cifra tiene un subregistro de al menos el 25% debido al estigma que existe en los departamentos de policía a la hora de informar sobre problemas de salud mental.

Todo el mundo tiene miedo a hablar del tema

A pesar de los esfuerzos por reducir el estigma, los agentes de policía siguen temiendo las consecuencias de plantear problemas de salud mental a sus superiores.

Cuando Omar Delgado acudió al tiroteo de la discoteca Pulse, vio los horrores del lugar en el que un hombre armado mató a 49 personas e hirió a docenas más. Pasó horas dentro de Pulse con los muertos mientras continuaba el enfrentamiento con el atacante.

Omar Delgado, agente del Departamento de Policía de Eatonville, junto a un monumento improvisado en memoria de las víctimas del tiroteo en la discoteca Pulse, en el lago Eola, el jueves 23 de junio de 2016, en Orlando.

El exagente del Departamento de Policía de los suburbios de Eatonville fue aclamado por muchos como un héroe por sus acciones, pero la masacre lo atormentaba. Delgado no pudo trabajar durante seis meses después del tiroteo y luego regresó al cuerpo en un trabajo de oficina.

A finales de 2017, Delgado perdió su empleo en el departamento donde trabajó durante casi una década debido a su trastorno de estrés postraumático, dijo. Explicó que un médico contratado por el departamento lo evaluó como “no apto para el servicio”. CNN informó previamente que el departamento no podía confirmar ni negar más detalles, citando las normas de privacidad. Ahora trabaja en seguridad privada.

“Me convertí en un ejemplo del estrés postraumático porque me puse en contacto con mis superiores y les dije: ‘Eh, no me encuentro bien. Algo va mal. Necesito ayuda’”, dijo Delgado a CNN. “Y a partir de ahí todo fue cuesta abajo”.

Delgado señaló que la tragedia de Pulse fue un punto de inflexión para que los agentes de policía abandonaran la idea de compartir preocupaciones de salud mental y pedir ayuda. Sin embargo, cuando fue despedido, destacó, se envió un mensaje a otros agentes de que lo mismo podría pasarles a ellos.

“Revivía constantemente aquella pesadilla, veía aquellos cadáveres y no podía parar. No podía controlar mi cerebro, mi mente, para evitar que sucediera”, dijo Delgado.

Eso le hizo plantearse soluciones al estrés de su trabajo.

“¿Existe alguna forma de liberar lentamente el vapor de esa olla a presión, quizá trimestral o anualmente? dijo Delgado. “No lo sé, porque todo el mundo tiene miedo de hablar del tema. Nadie quiere que lo despidan”.