(CNN) –  Tras meses de reconstrucción y cumplir con trámites regulatorios después de la explosión en abril del primer vuelo de prueba del sistema Starship, SpaceX está preparada para su próximo lanzamiento.

Se espera que el megacohete, el vehículo de lanzamiento más potente jamás construido, despegue el viernes entre las 7:00 y las 9:00 de la mañana, hora local (8:00-10:00, hora de Miami), con la esperanza de que la exploración humana de la Luna y Marte dependa de su éxito.

La nave espacial Starship apilada sobre el cohete Super Heavy está destinada a desempeñar un papel clave en la misión lunar Artemis III de la NASA, prevista actualmente para 2025. El resultado del intento de lanzamiento podría tener un gran impacto en los objetivos de exploración lunar de la agencia espacial estadounidense.

¿Dónde ver el lanzamiento en vivo del cohete Starship?

SpaceX transmitirá en vivo el lanzamiento desde sus instalaciones de Boca Chica, Texas. CNN también ofrecerá actualizaciones en vivo.

El vuelo inaugural de prueba integrado de la Starship y el Super Heavy en abril terminó pocos minutos después del despegue cuando el vehículo comenzó a caer de cola sobre la cabeza, obligando a SpaceX a iniciar el modo de autodestrucción y explotar ambas etapas del cohete sobre el Golfo. Los escombros cayeron sobre parte del paisaje del sur de Texas, desatando las protestas de grupos ecologistas y de defensa de la naturaleza.

Se espera que las autoridades locales mantengan a la gente alejada de la zona de lanzamiento, recomendando un lugar de observación a unos 8 kilómetros al otro lado del agua en South Padre Island, en Texas.

Qué se puede esperar

Con sus 121 metros de altura, el gigantesco cohete consta de dos partes: la nave superior, denominada Starship, y la primera etapa inferior, denominada Super Heavy, que proporciona la potencia inicial en el despegue.

Si todo va según lo previsto, el Super Heavy encenderá hasta 33 de sus enormes motores y lanzará la cápsula Starship sobre el golfo de México. Una vez agotado el combustible, el Super Heavy se separará de la nave y caerá de nuevo sobre el océano.

Starship encenderá entonces sus propios motores e intentará propulsarse a velocidades lo suficientemente rápidas como para entrar en la órbita de la Tierra, una hazaña que normalmente requiere que las naves espaciales viajen a unos 8 kilómetros por segundo.

“Técnicamente, será ligeramente por debajo de la órbita, porque va a dar casi una vuelta completa a la Tierra, pero luego se estrellará en algún lugar del Pacífico, cerca de la costa de Hawai”, dijo el CEO de SpaceX, Elon Musk, refiriéndose a la próxima prueba de vuelo, el 5 de octubre durante el Congreso Internacional de Astronáutica en Bakú, Azerbaiyán.

En total, la misión durará probablemente una hora y media.

Las esperanzas de Musk en Starship y lo que está en juego

Si tiene éxito, el vuelo de prueba se considerará un paso monumental que permitirá a SpaceX empezar a probar misiones mucho más complejas de la Starship, como poner satélites en órbita e intentar repostar la nave mientras está en órbita. La posibilidad de recargar el combustible de la nave en el espacio podría permitirle llevar a cabo misiones más profundas en el cosmos.

Si la misión de prueba fracasa, las consecuencias tendrán un efecto dominó que podría retrasar los plazos de los objetivos establecidos por SpaceX y la NASA para el sistema de cohetes.

SpaceX presentó Starship como el cohete que cumplirá el propósito fundacional de la empresa: poner humanos en Marte por primera vez y allanar el camino para un asentamiento marciano permanente.

Musk ha dicho que cree que el primer vuelo de prueba a Marte podría ocurrir en los próximos “tres o cuatro años”, aunque es conocido por ofrecer plazos demasiado optimistas.

Quizás la más cercana en el horizonte es la misión que la NASA espera que Starship ayude a cumplir. La agencia espacial tiene la intención de aterrizar humanos en la Luna, logrando devolver allí a los astronautas estadounidenses por primera vez en cinco décadas, como parte de su misión Artemis. Starship se encargará de completar la última etapa del viaje, sacando a los astronautas de sus naves espaciales en órbita lunar y transportándolos a la superficie de la Luna.

SpaceX recibió un contrato de US$ 2.890 millones de la NASA en 2021 para llevar a cabo el trabajo, con otro acuerdo por valor de hasta US$ 1.150 millones concedido un año más tarde. La compañía recibirá pagos a medida que complete ciertos hitos en el desarrollo de Starship.

La NASA espera que el primer alunizaje con Starship ocurra a finales de 2025.

“Con las dificultades que ha tenido SpaceX, creo que es realmente preocupante”, dijo en junio Jim Free, administrador asociado de la Dirección de Misiones de Desarrollo de Sistemas de Exploración de la NASA. “Se puede pensar en que esa fecha de lanzamiento se recorra probablemente hasta el 26”.

La agencia espacial estadounidense aspira a poner un pie en la Luna más pronto que tarde, ya que compite con China para crear la primera base lunar permanente.

El éxito de SpaceX

Dejando a un lado las grandes esperanzas, SpaceX es conocida por haber sufrido percances y explosiones en las primeras fases del desarrollo de un nuevo cohete.

SpaceX ha dicho que su enfoque del desarrollo de cohetes está orientado a la velocidad. La empresa utiliza un método de ingeniería llamado “desarrollo rápido en espiral”. Esto se reduce esencialmente al deseo de construir prototipos rápidamente y hacerlos explotar con el fin de aprender a construir uno mejor, más rápido que si la empresa se basara únicamente en pruebas y simulaciones en tierra.

Tras la explosión del primer vuelo de prueba, la empresa trató inmediatamente de enmarcar el percance como un éxito, afirmando entonces en un comunicado: “Con una prueba como ésta, el éxito viene de lo que aprendemos, y hemos aprendido muchísimo”.

Explosiones anteriores han dejado en tierra un cohete durante un año o más. Pero SpaceX desarrolló rápidamente un nuevo prototipo, implementó “miles” de mejoras y estaba listo para volar otro vehículo de prueba a principios de septiembre, según las actualizaciones compartidas por Musk en las redes sociales.

Musk ha dicho que la empresa ha introducido mejoras tanto en la nave espacial Starship como en el diseño del propulsor Super Heavy para incorporar las lecciones aprendidas del primer lanzamiento.

La plataforma de lanzamiento, por ejemplo, voló en pedazos tras el lanzamiento inaugural debido a la fuerza de los motores del propulsor Super Heavy. Desde entonces, SpaceX ha equipado la plataforma con un sistema de diluvio que arrojará agua cuando se enciendan los motores, amortiguando su explosión y, con suerte, salvando la plataforma. Musk ha comparado este artilugio con un cabezal de ducha colosal.

SpaceX también está cambiando el método que utilizará la Starship para separarse del propulsor Super Heavy en pleno vuelo, optando por utilizar los propios motores de la nave en lugar de un sistema mecánico independiente.

No está claro si todos esos cambios conducirán al éxito.

“Quiero poner expectativas, bueno, no demasiado altas”, dijo Musk en la conferencia de octubre cuando se le preguntó por sus objetivos para esta misión de prueba.

Musk también publicó en agosto en las redes sociales que prevé una “probabilidad del 50% de alcanzar la velocidad orbital”, aunque añadió con cautela que “incluso llegar a la separación de la etapa sería una victoria”, refiriéndose a la fase de lanzamiento en la que el cohete Super Heavy se separa de la nave espacial Starship.

Estas probabilidades siguen siendo mejores que las que Musk dio al vuelo de prueba de abril, del que dijo que habría sido un éxito si el cohete hubiera logrado salir de la plataforma de lanzamiento.

Reguladores y ecologistas

El Starship no pudo volar cuando SpaceX afirmó por primera vez que estaba listo en septiembre debido a obstáculos regulatorios. La empresa seguía a la espera de que la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), que concede licencias para el lanzamiento de cohetes comerciales, cerrara una investigación sobre el explosivo vuelo de prueba de abril y expidiera una nueva licencia de lanzamiento.

William Gerstenmaier, vicepresidente de construcción y fiabilidad de SpaceX y anteriormente administrador asociado de la NASA para la exploración humana, arremetió contra el proceso regulador durante una audiencia celebrada en octubre en el Senado estadounidense, acusándolo de obstaculizar el desarrollo de la Starship.

“Es una pena que nuestro hardware esté listo para volar y no podamos hacerlo por culpa de las normativas o las revisiones”, dijo Gerstenmaier. “Estos retrasos pueden parecer pequeños en el gran esquema de las cosas, pero… los retrasos en todos y cada uno de los vuelos de prueba suman. Y al final perderemos nuestra ventaja y veremos a China aterrizar en la Luna antes que nosotros”.

En el otro extremo del espectro, sin embargo, están los ecologistas, que dicen que la FAA no está haciendo lo suficiente para garantizar que la empresa no está dañando las tierras públicas y los refugios de vida silvestre que rodean el sitio de lanzamiento de SpaceX en el sur de Texas.

Un grupo de activistas demandó a la FAA en mayo, alegando que los reguladores habían incumplido la legislación medioambiental federal al autorizar el vuelo de prueba de Starship en abril. Ese caso está en curso, y la FAA podría enfrentarse a otra demanda por la segunda licencia de lanzamiento, que fue emitida el miércoles por la agencia federal, según declaró a CNN el 8 de noviembre Jared Margolis, abogado principal del Centro para la Diversidad Biológica.

Los grupos ecologistas han protestado contra las operaciones de prueba de SpaceX, alegando que sus percances explosivos han arrojado metralla a las playas públicas y a las reservas de fauna cercanas, además de quemar hectáreas de terreno con incendios de maleza no intencionados.

SpaceX, que interviene en el caso en calidad de coadyuvante, negó muchas de las acusaciones de la demanda, pero admitió que sus operaciones de prueba han arrojado escombros a zonas cercanas. Pero tanto SpaceX como la FAA sostienen que han cumplido las leyes medioambientales federales.

En una revaluación escrita de su evaluación medioambiental firmada por la FAA este miércoles, la agencia señalaba que SpaceX había realizado cambios en la plataforma de lanzamiento que podrían reducir la cantidad de escombros generados por el próximo vuelo de prueba.

La agencia también concluyó: “La nueva información del primer lanzamiento y la supervisión en curso no presentan ninguna nueva circunstancia significativa o información relevante para las preocupaciones ambientales”.

SpaceX no respondió a una solicitud de comentarios para este artículo y la empresa no suele responder a las consultas de los periodistas.