(CNN) – Los científicos podrían estar más cerca de identificar la razón por la que algunas personas sufren dolores de cabeza cuando consumen vino tinto, según una nueva investigación.
Un flavonol presente de forma natural en los vinos tintos puede interferir en la capacidad del organismo para metabolizar el alcohol, provocando una acumulación de toxinas que puede llevar a rápidos dolores de cabeza, sugiere el estudio publicado este lunes en la revista Scientific Reports.
La quercetina, el flavonol, es un compuesto vegetal que se encuentra en frutas y verduras como las uvas, las bayas, las cebollas y el brócoli.
“Cuando (la quercetina) entra en el torrente sanguíneo, el cuerpo la convierte en una forma diferente llamada glucurónido de quercetina”, dijo el coautor del estudio Andrew Waterhouse, químico del vino y profesor emérito del departamento de viticultura y enología de la Universidad de California en Davis, en un comunicado de prensa. “En esa forma, bloquea el metabolismo del alcohol”.
El vino tinto tiene una cantidad diez veces mayor de compuestos fenólicos, sobre todo flavonoides, que el vino blanco, lo que convierte a esta bebida en la “principal responsable” de los dolores de cabeza, según los autores.
Waterhouse y los demás investigadores pretendían descubrir por qué los dolores de cabeza tras la ingesta de uno o dos vasos de vino tinto pueden afectar incluso a personas que no sufren dolores de cabeza con otras bebidas alcohólicas, por lo que estudiaron cómo el flavonol puede afectar a una variante genética de una enzima llamada ALDH2 que interviene en el metabolismo del alcohol en el organismo.
Casi el 8% de la población mundial tiene una variante de la enzima que no es especialmente activa, y la deficiencia es muy prevalente entre las personas de ascendencia asiática oriental, afectando a alrededor del 40% de esta población. Una variante disfuncional de ALDH2 se asocia a enrojecimiento de la piel, palpitaciones y dolores de cabeza después de beber.
Cuando se bebe, el alcohol se descompone en el hígado mediante la enzima alcohol deshidrogenasa, que lo convierte en el compuesto acetaldehído, una “conocida toxina, sustancia irritante e inflamatoria”, explica la autora principal del estudio, la Dra. Apramita Devi, investigadora postdoctoral del departamento de viticultura y enología de la UC Davis.
Se supone que la presencia de acetaldehído en el organismo es efímera, ya que la enzima ALDH2 lo transforma en acetato, que es menos tóxico.
Mediante pruebas de laboratorio, los autores descubrieron que un derivado de la quercetina -el glucurónido de quercetina- inhibía la variante enzimática. Según su hipótesis, la interferencia provocaría una acumulación de la toxina acetaldehído -y dolores de cabeza- en las personas más susceptibles.
Un mecanismo no probado
Sin embargo, los expertos que no participaron en la investigación piden cautela y califican el estudio de proposición de una teoría más que de prueba.
“El estudio solo se hizo en un laboratorio, y las sustancias se probaron fuera del cuerpo humano en concentraciones varias veces superiores a las de la sangre tras unas copas de vino”, explica por correo electrónico el Dr. Jonas Spaak, profesor asociado de cardiología del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.
Este tipo de investigación puede generar ideas sobre los posibles procesos implicados en la relación entre el vino tinto y los dolores de cabeza, añadió, pero “lo ideal sería que los investigadores hubieran incluido muestras y pruebas en humanos para verificar este mecanismo”.
Hacerlo es especialmente importante ya que, en contextos naturales en el cuerpo humano, el derivado de la quercetina que utilizaron los autores es algo que se genera en el hígado y se excreta por los riñones, dijo el Dr. Vasilis Vasiliou, jefe del departamento de ciencias de la salud ambiental de la Universidad de Yale. Ni Spaak ni Vasiliou participaron en el nuevo estudio.
Próximos pasos en el estudio de los dolores de cabeza causados por el vino tinto
Los autores planean probar su hipótesis en un pequeño ensayo clínico con personas que desarrollen estos dolores de cabeza, comparando los vinos tintos con altas cantidades de quercetina con los que tienen poca.
“También es importante mencionar que todo consumo de alcohol (es) solo para disfrutar, y que (no hay) pruebas sólidas de ningún efecto positivo para la salud (del) vino tinto o el alcohol, sino pruebas sólidas de daños relacionados con la dosis”, dijo Spaak. “Si bebes, hazlo con moderación”.
Para minimizar los dolores de cabeza, también puedes experimentar y probar vinos elaborados por distintos productores y variedades de uva, ya que los “niveles de compuestos que pueden desencadenar dolor de cabeza en el vino tinto varían sustancialmente entre los distintos vinos”, añadió.
La quercetina es producida por las uvas en respuesta a la luz solar, explicó Waterhouse. “Si se cultivan uvas con los racimos expuestos, como hacen en el Valle de Napa para sus cabernets, se obtienen niveles mucho más altos de quercetina. En algunos casos, puede ser de cuatro a cinco veces mayor”.
En consecuencia, según el estudio, es posible que tengas más suerte con los vinos tintos más baratos o con los blancos, cuyo contenido global de flavonoles es menor.