(CNN Español) – “Alternativa de difícil implementación, pero no imposible de llevar adelante”. Así se definió a la dolarización, una de las propuestas de la campaña electoral de Javier Milei, en un informe de Anker Latinoamérica, firmado por Luis Caputo, quien fue designado como futuro ministro de Economía por el presidente electo de Argentina.
“La columna vertebral del próximo programa económico debe ser el equilibrio fiscal”, sostiene el documento. Además, estipula un ajuste fiscal equivalente al 7% del PIB e incluye la obtención de US$ 40.800 millones para que Argentina canjee su base monetaria y pasivos en pesos a un tipo de cambio de 490 pesos por dólar, de acuerdo a la cotización del dólar blue cuando fue publicado el documento, en mayo de este año.
Dos meses después Caputo y Milei comenzaron a trabajar juntos. Su vínculo nació en agosto, “después de las elecciones primarias”, describió un integrante de la Oficina del Presidente Electo. El nexo habría sido Santiago Caputo, sobrino del designado ministro y uno de los estrategas de La Libertad Avanza durante la campaña, según la fuente. En ese entonces, Milei defendía la idea de dolarización propuesta por Emilio Ocampo, quien había sido anunciado como el futuro presidente del Banco Central, aunque luego del balotaje ese plan no prosperó y Ocampo ya no es considerado para liderar la autoridad monetaria.
“No hay plata”, es una frase que Javier Milei ha repetido varias veces luego de su triunfo electoral. Parece estar en sintonía con el diagnóstico que realizó Caputo hace 6 meses cuando escribió: “La raíz del problema es la forma en que se financia el déficit”.
El trabajo de Anker Latinoamérica identificó dos modos con los que Argentina cubrió sistemáticamente su déficit: emisión monetaria y toma de deuda. Ambos fallaron en domar la inflación, según se afirma en el escrito. Aunque también fracasaron otras medidas a las que la publicación firmada por Caputo junto con otros especialistas aludió como aquellas adoptadas durante el mandato presidencial de Mauricio Macri: “Programa que apunte a equilibrio fiscal, libre flotación cambiaria con liberalización del cepo y metas de inflación es una alternativa sumamente riesgosa a la que no suscribimos”.
El documento desarrolla la idea de una dolarización a la que describe como un esquema monetario que tiene “la ventaja de bajar la inflación más rápido que otras alternativas”. Luego, empieza a profundizar sobre el cómo: ¿es posible dolarizar?
A esa pregunta responde que se precisa una arquitectura legal, financiera y económica complejas, estrategia que incluye el desarme de las Leliqs, las letras del Banco Central de la República Argentina en posesión de los bancos que la entidad utiliza para absorber pesos y evitar que estén en circulación. En consecuencia, una mala salida de estas letras, para Caputo, podría generar una hiperinflación como consecuencia de más pesos en la calle y una posible corrida hacia el dólar.
Según indica el informe, si se arreglara la cuestión del equilibrio fiscal, cuasi fiscal y financiero, la dolarización surgiría como una alternativa para eliminar la dependencia del factor demanda de dinero para el éxito de un programa de recuperación. Incluso, resolvería el problema de la “sobreemisión de pesos”.
Dolarizar significa cambiar todos los pesos y pasivos en pesos por activos en dólares para adoptar a este último como moneda oficial. La proporción entre ambas partes, base monetaria y pasivos por un lado, y activos en dólares por otro, determinará el tipo de cambio de dicha conversión. El documento desaconseja hacer esa conversión a cualquier otro valor que no sea la cotización del dólar en el mercado. A su vez, rechaza utilizar una conversión forzosa (por las “malas”, lo llama) a través de un plan de bonos del gobierno que pudiera canjearse por la deuda pública existente en pesos.
Para dolarizar a un tipo de cambio de 490, el valor del dólar blue al momento de escribirse el “paper”, Argentina hubiese necesitado US$ 40.800 millones. El análisis sugiere que ese requerimiento puede ser menor dependiendo de cómo evolucione la relación entre el peso y el dólar, aunque también advierte que cuanto mayor sea la depreciación de la moneda local, menor sería la valuación en dólares de los activos en manos de los argentinos. La gran pregunta es: ¿cómo podría obtenerlos?
Siempre con los valores a mayo, la ingeniería financiera propuesta indica que US$ 4.000 millones podrían provenir del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Administración de la Seguridad Social (Anses), que es un fondo anticíclico del sistema previsional de Argentina. A su vez, Caputo deslizó la posibilidad de acceder a nuevos dólares provenientes del Fondo Monetario Internacional, “entre 10.000 y 15.000 millones”, algo que catalogó como posible según su experiencia en la función pública. También estimó que US$ 12.000 millones podrían provenir “del mercado”. De esta manera, la suma total quedaría en alrededor de los US$ 31.000 millones. “El saldo remanente de US$ 10.000 millones podría provenir de la incorporación de otros activos financieros o no financieros o, idealmente, vía superávit fiscal financiero” que debería ser de 2,5% del PIB, e implicaría un ajuste fiscal equivalente al 7% del PIB, concluyó.