(CNN Español) –– La presidenta de Harvard, Claudine Gay, se disculpó en una entrevista con el periódico de la universidad por su testimonio desastroso ante el Congreso de Estados Unidos esta semana, en el que ella y los rectores de otras universidades evitaron reconocer explícitamente que los llamados al genocidio del pueblo judío constituyen intimidación y acoso en el campus. Gay enfrentó una condena generalizada luego de su testimonio.
“Lo siento”, dijo este jueves al periódico estudiantil The Harvard Crimson. “Las palabras importan”.
La disculpa ocurre pocos días después de que Gay, el presidente de la Universidad de Pensilvania y el presidente de MIT declaran en una audiencia sobre antisemitismo en los campus, convocada por una comisión de la Cámara de Representantes. La audiencia se citó en medio de críticas generalizadas acerca de que los rectores no han hecho lo suficiente para garantizar la seguridad de los estudiantes judíos y otras personas en sus respectivas instituciones.
Harvard, la Universidad de Pensilvania (UPenn) y MIT han recibido críticas –junto a otras reconocidas instituciones académicas de EE.UU.– por la percepción de inacción contra el antisemitismo en sus campus, especialmente después del ataque terrorista de Hamas contra Israel el 7 de octubre y la guerra que desató.
En UPenn, por ejemplo, la presidenta Liz Magill lleva semanas enfrentando presiones para renunciar, a medida que los principales donantes y otros dicen que han perdido confianza en su capacidad para manejar la escuela.
Harvard también se encuentra entre las 14 universidades el Departamento de Educación investiga “por discriminación que involucra ascendencia compartida” desde los ataques de octubre.
Durante la audiencia de este martes en la Cámara de Representantes, ni Gay ni los presidentes de UPenn y MIT señalaron explícitamente que pedir el genocidio de judíos voila necesariamente su código de conducta sobre intimidación o acoso. En cambio, explicaron que dependería de las circunstancias y la conducta.
Gay dijo al periódico estudiantil de Harvard que lamentaba su testimonio en la audiencia.
“Cuando las palabras amplifican la angustia y el dolor, no sé cómo puedes sentir algo más que arrepentimiento”, dijo a The Crimson.
“Quedé atrapada en lo que terminó convertido ese momento: un extenso y combativo intercambio sobre políticas y procedimientos”, explicó Gay al periódico. “Lo que debí haber tenido presente en mi mente para responder a ese momento fue volver a mi verdad rectora, que es que los llamados a la violencia contra nuestra comunidad judía ––amenazas a nuestros estudiantes judíos–– no tienen lugar en Harvard y nunca quedarán sin respuesta”.
“Sustancialmente, no logré transmitir cuál es mi verdad”, añadió.
La presidenta de Harvard dijo al periódico que ha oído hablar del dolor que sienten los estudiantes en los últimos meses.
“Contemplar que algo que dije amplificó ese dolor, eso es realmente difícil”, le manifestó Gay a The Crimson. “Eso me pone triste.”
Avalancha de críticas
Gay ha enfrentado numerosos llamados a que renuncie, en específico del multimillonario de fondos de cobertura Bill Ackman, un graduado de Harvard que criticó abiertamente la forma en que las universidades han abordado el antisemitismo en el campus.
“A lo largo de la audiencia, los tres se comportaron como testigos hostiles”, escribió Ackman en una publicación en X a principios de esta semana, “mostrando un profundo desdén por el Congreso con sus sonrisas y gestos de superioridad, y su rotundo rechazo a responder preguntas básicas con un sí o sin respuesta.”
“Todos deben renunciar avergonzados”, aseveró Ackman.
Sin embargo, las críticas de donantes, políticos, exalumnos y líderes empresariales se han reservado principalmente para Magill de UPenn, quien parece correr el riesgo más inminente de perder su trabajo. Se enfrenta a una rebelión de los donantes, incluida la amenaza de uno de ellos de retirar una donación de 100 millones de dólares. La junta directiva de Wharton también dijo que quiere que Magill sea retirada del cargo.
Subrayando el enojo por el testimonio de los tres rectores, este viernes un grupo bipartidista de más de 70 legisladores estadounidenses envió una carta a los miembros de las juntas directivas de las tres universidades, en la que exigieron la destitución de Gay y los presidentes de UPenn y MIT.
“Dado este momento de crisis, exigimos que sus juntas directivas destituyan inmediatamente a cada uno de estos presidentes de sus cargos y que proporcionen un plan viable para garantizar que los estudiantes, profesores y miembros de facultad judíos e israelíes estén seguros en sus campus”, escribieron los legisladores.
“Las respuestas de los rectores de las universidades a las preguntas destinadas a abordar la creciente tendencia del antisemitismo en los campus universitarios fueron aborrecibles”, añadió el grupo bipartidista.
Magill, al igual que Gay, aclaró sus comentarios el miércoles, un día después del controvertido testimonio. Magill dijo en un breve video que debería haber sido más contundente en su condena del discurso de odio, en particular los llamados al genocidio.
“No me centré –pero debería haberlo hecho– en el hecho irrefutable de que un llamado al genocidio del pueblo judío es un llamado a algunas de las violencias más terribles que los seres humanos pueden perpetrar. Es malo. Simple y llanamente”, dijo Magill en un video publicado en X. “Quiero ser clara: un llamado al genocidio del pueblo judío… sería acoso o intimidación”.
Sin embargo, a diferencia de Gay, Magill no se disculpó por su testimonio.