Nota del editor: Jorge Dávila Miguel es licenciado en Periodismo desde 1973 y ha mantenido una carrera continua en su profesión hasta la fecha. Ostenta posgrados en Ciencias de la Información Social y Medios de Comunicación Sociales, así como estudios superiores posuniversitarios en Relaciones Internacionales, Economía Política e Historia Latinoamericana. Es de nacionalidad cubana y ha recorrido casi todos los niveles y labores de su profesión, desde reportero hasta corresponsal extranjero en prensa plana y radial, así como productor ejecutivo en medios televisivos. Como columnista, Dávila Miguel ha sido premiado por la Asociación de Periodistas Hispanoamericanos y la Sociedad Interamericana de Prensa. Actualmente Dávila Miguel es columnista del Nuevo Herald, en la cadena McClatchy y analista político y columnista en CNN en Español.
(CNN Español) –– Hace un par de meses la contraofensiva ucraniana era notablemente lenta. Hoy aparece estancada y los pronósticos de la Casa Blanca, la OTAN, y la prensa occidental no son tan optimistas como al principio. En febrero del año pasado el entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ofreció a Volodymyr Zelensky toda la ayuda occidental para vencer al “oso ruso” y, con ello, la posibilidad de convertirse en un nuevo Winston Churchill. De hecho, la prensa empezó a llamarlo así.
Pero Zelensky, hace solo cuatro semanas, rogaba a quienes le ofrecieron toda la ayuda para la victoria, al menos “un préstamo”, que devolverá cuando “termine la guerra”. La revista Time nombró a Zelensky “persona del año” en 2022, y en enero de 2023 daba la alarma de la gran corrupción existente en el gobierno ucraniano. Basta buscar en Google para notar lo que publica hoy la prensa internacional sobre la corrupción y la guerra en Ucrania.
Pero no se trata de dinero. Estados Unidos le ha entregado ya a Ucrania US$ 76.900 millones en ayuda militar y humanitaria, de acuerdo con el Instituto Kiel para la Economía Mundial, que sumada a la de los 20 países que apoyan a Washington asciende a US$ 248.507 millones. Se trata de que, a pesar de todos los crímenes de guerra reflejados en la prensa, los militares rusos muertos y las especulaciones sobre la salud de Vladimir Putin, Ucrania no ha podido vencer a los invasores. Se trata de la innegable ventaja militar rusa en hombres, armamentos, capacidad industrial y solidez económica sostenida por su alianza con China. Se trata de su larga historia militar, y de los otros países que, como Irán y Corea del Norte, miran felices como su enemigo común, EE.UU., no ha logrado ganar esa guerra de poder a distancia.
Todo esto podían haberlo considerado los analistas militares de la OTAN, y los distintos gobiernos europeos, pero al parecer nadie querría escucharlos. Hoy, después de miles de vidas perdidas, millones de ucranianos obligados a emigrar y la gran destrucción material que ha sufrido Ucrania, parece que debemos volver a finales de febrero de 2022. Porque cuando Ucrania y Rusia buscaban firmar la paz en Estambul, llegó a Kyiv el entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, a firmar la guerra: ofreció más sanciones contra Moscú, dinero y armamento. Había que derrotar a Rusia, porque, de lo contrario, ¿de qué servía la OTAN? ¿Cuál era su misión democrática? ¡Cualquier precio por la libertad de Ucrania! Pero los muertos, los mutilados, los heridos han sido los soldados y civiles ucranianos.
Hace algunos días el tabloide alemán Bild, citando fuentes anónimas, dijo que Estados Unidos y Alemania estaban presionando a Kyiv para terminar la guerra en Ucrania limitando el suministro de armas al presidente Zelensky. En la nota, fechada en Berlín, se cita una fuente gubernamental alemana: “El propio Zelensky debería concluir que esto [la guerra congelada] no puede continuar, sin exigencias del exterior”. Tanto el gobierno alemán como el Departamento de Estado en Washington rechazaron esas versiones. Incluso el secretario de Estado adjunto para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, James O’Brien, llegó a decir que Washington no tenía esa política.
El futuro de la guerra en Ucrania podría estarse definiendo en los próximos días, aunque yo personalmente creo que esta contienda está terminada. Zelensky estará el martes en Estados Unidos en su tercera visita desde que empezó la guerra con Rusia. Quizás después de sus reuniones, que incluyen cruciales presentaciones con los senadores y el presidente de la Cámara de Representantes, podrá sacar mejores conclusiones a algunas preguntas que debe estarse haciendo. ¿Acabará la guerra sin nuevos fondos? En consecuencia, ¿obtendría Rusia la tan ansiada neutralidad de Ucrania? ¿Volverán los territorios ocupados por Rusia al control de Ucrania?
En este momento tan crucial de la guerra la ventaja la tiene Putin. El hecho es que las sanciones no han ahogado al presidente de Rusia y es muy improbable que puedan ahogarlo. ¿Y quién saldría derrotado? Zelensky, al que llamaron Churchill, y Estados Unidos, que lideró la nueva cruzada contra el “oso ruso”, en este caso Putin.
Pero el “papeleo” puede ser muy largo. El presidente Joe Biden acaba de revivir el tema de la ayuda a Ucrania con un llamado a los legisladores republicanos. Les ha pedido tratarlo conjuntamente con el del “quebrado sistema de inmigración”, donde principalmente está el de la frontera sur. El presidente no ha aclarado si la ayuda sería militar, financiera o humanitaria. Aspecto muy importante al definirla, viendo la situación en Ucrania, actual y futura.
Ya veremos cómo las narrativas convenientes nos lo explican todo. O no explican nada, porque ahora el centro de la guerra está en Gaza, tema peliagudo y muy difícil de tratar públicamente.