(CNN Español) – Giovanni Angelo Becciu es el primer cardenal declarado culpable y sentenciado por un tribunal del Vaticano: tras una larga trayectoria en la Santa Sede, el sacerdote de 75 años fue condenado a cinco años y medio de prisión por su participación en diversos delitos financieros, una sentencia que ya anunció que apelará.
¿Quién es Giovanni Angelo Becciu?
Giovanni Angelo Becciu, de 75 años, nació el 2 de junio de 1948 en Pattada, una localidad de la Cerdeña, según el servicio de prensa del Vaticano.
Fue ordenado sacerdote joven, en el año 1972. Poco más de una década después, en 1984, ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede. Se desempeñó en las representaciones papales en República Centroafricana, Sudán, Nueva Zelandia, Liberia, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos.
Más adelante, bajo nombramiento del entonces pontífice Juan Pablo II, fue nuncio apostólico de Angola, luego en Santo Tomé y Príncipe y finalmente en Cuba, entre 2009 y 2011.
Ese año fue designado para uno de los cargos más importantes del Vaticano, el de “sostituto” (sustituto) en la Secretaría de Estado de la Santa Sede, un equivalente a jefe de gabinete papal. En este cargo, el prelado tenía privilegios para ver al pontífice cuando lo necesitara.
El papa Francisco lo ordenó cardenal en 2018, año en que comenzó a desempeñarse también como jefe de la oficina que supervisa las canonizaciones.
Antes de que comenzara el juicio de más de dos años de duración que terminó con su condena, en 2020 el papa destituyó a Becciu de su cargo de jefe del departamento vaticano para la canonización y le quitó su derecho a votar en un futuro cónclave (un derecho que tenía en virtud de su título y edad, ya que todos los cardenales menores de 80 pueden votar en el cónclave que define al nuevo pontífice cuando queda vacante el puesto de líder de la Santa Sede).
¿Por qué delitos lo condenaron?
En el centro del llamado “juicio del siglo” estaba la compra, por parte del Vaticano, de una vasta propiedad en el barrio de Chelsea, en el sudoeste de Londres. El plan era reformar la propiedad y convertirla en apartamentos.
La Santa Sede gastó unos US$ 400 millones en la operación a lo largo de varios años, pero terminó con pérdidas de US$ 150 millones tras vender finalmente el activo. Los fiscales del Vaticano argumentaron que la Iglesia sufrió una estafa millonaria al pagar demasiado por la propiedad, mientras que una serie de intermediarios ganaron enormes sumas gracias a la negligencia de los responsables del trato.
En el veredicto, citado por la agencia de noticias católica ACI Prensa, el tribunal del juicio dijo que entre 2013 y 2014 se usó de manera ilícita un total de US$ 200,5 millones “a instancias” de Becciu, una cifra que “asciende aproximadamente a un tercio de los activos en el momento de la Secretaría de Estado”.
Becciu, hallado culpable de malversación de fondos de la Santa Sede, también fue condenado por otras dos maniobras.
Por un lado, fue sentenciado por haberle entregado 570.000 euros (US$ 623.000 aproximadamente) a Cecilia Marogna, presentada como una asesora de seguridad, “con el argumento, no correspondiente con la verdad” de que se iban a usar para liberar a una monja secuestrada en Mali.
(Marogna, quien en el transcurso de estos años había recibido el apodo de la “dama del cardenal” por su vínculo con el sacerdote, fue condenada a tres años y nueve meses de prisión tras ser declarada culpable de apropiación indebida de los cientos de miles de euros autorizados por Becciu).
Por otro lado, el tribunal también lo sentenció por la transferencia de 125.000 euros (US$ 137.000 aproximadamente) a la organización Cáritas de Ozieri, argumentando que si bien el destino final del dinero era lícito, “el desembolso de los fondos por parte de la Secretaría de Estado constituía, en este caso, un uso ilícito de los mismos, constitutivo de delito de malversación”.
Becciu siempre ha negado los cargos en su contra y tras la sentencia su abogado reafirmó su inocencia y dijo que el cardenal apelaría el veredicto.
Con información de Christopher Lamb de CNN.