(CNN) – Pocos podrían haber predicho que uno de los pilares de la moda más ridiculizados de la década de 1980 (una década que nunca ha disfrutado del resurgimiento del estilo de las épocas que la coronaron) sería una industria multimillonaria por derecho propio a finales de la década de 2020. Sin embargo, parece que las mallas o leggings son, de hecho, las que ríen al último.
Tras haber sido valorado en US$ 32.890 millones en 2022, se espera que el mercado mundial de leggings alcance un valor de US$ 57.970 millones en 2031, según un análisis de la empresa de investigación de mercado Growth Market Reports. El análisis de datos realizado por Statista augura que se producirán 4 mil millones de pares de mallas y calzas en 2027. Estas increíbles cifras resaltan no solo un cambio en la vestimenta, sino también cultural.
Aunque las marcas de lujo más importantes del mundo están, naturalmente, ansiosas por introducirse en esta categoría (como Prada, Loewe y Moncler, marcas de lujo que ofrecen leggings en sus colecciones actuales), no se trata de un negocio en auge gracias a la moda. Se trata más bien de un apetito creciente y sin precedentes por la ropa de fitness de marcas que se han ganado un público fiel gracias a la sostenibilidad y el rendimiento demostrado de sus prendas.
Atrás quedaron los leggings sudorosos y rasposos que perdían su elasticidad con las lavadas y creaban zonas poco favorecedoras; los leggings que están de moda ahora son de alta ingeniería y están fabricados con materiales de alta tecnología.
Por ejemplo, Vuori, una marca californiana cuyas mallas de entrenamiento cuestan entre US$ 98 y 108. Su característico tejido Vuori “BlissBlend” se ha desarrollado utilizando un 75% de materiales reciclados para crear una elasticidad extraordinaria, pero ingrávida, que encanta a su clientela. La marca afirma que su tejido “BreatheInterlock”, por su parte, ofrece “un rendimiento que absorbe la humedad y un acabado de segunda piel”.
“La innovación de los tejidos es una de nuestras mayores prioridades”, explica Sarah Carlson, vicepresidenta sénior de diseño femenino de Vuori, cuyo equipo de innovación de materiales trabaja in situ con sus fábricas asociadas en Europa y Asia entre uno y tres años para hacer realidad sus materiales. “Nuestro objetivo es renovar la forma en que la gente piensa y siente los tejidos de alto rendimiento y la ropa deportiva, al tiempo que damos prioridad a los materiales que respetan el medio ambiente”.
La marca alemana Hey Honey Yoga es una empresa familiar en alza cuyos leggings de gimnasia, que cuestan unos US$ 120, cuentan con la certificación OEKO-TEX y son veganos, aprobados por PETA.
“Los clientes de Hey Honey buscan algo más que ropa deportiva, desean una experiencia holística”, afirma Tomma Oeljeschlager, que dirige la marca con sus hermanas Imke von Johnston y Janka Oeljeschlager. “Desde el principio, nos centramos en superar los límites de este sector tan cambiante”.
Hey Honey Yoga afirman que sus clientes “dan prioridad a la funcionalidad, los materiales de calidad y los ajustes favorecedores que potencian el movimiento a la vez que reflejan su estilo único”.
Pero se trata de un sector competitivo, con un número creciente de grandes empresas que cuentan con millones de seguidores en Instagram, como On! Running (1,4 millones de seguidores); Gymshark (6,7 millones); Lululemon (4,7 millones); y, por supuesto, Skims (5,6 millones), la creación de Kim Kardashian, a quien se atribuye la popularización masiva del movimiento body-con, en el que los leggings son protagonistas.
La importancia de la inclusión
“Hay un público millennial incondicional que adopta prendas moldeadoras como Skims”, afirma Lucie Greene, pronosticadora de tendencias y fundadora de la consultora Light Years. “Gran parte de este fenómeno está relacionado con el yoga, el fitness y la cultura del bienestar, pero también está el público de la Generación Z, para el que la comodidad y la ropa informal son lo más adecuado”.
Además del rendimiento y las pretensiones informales, la clave del éxito en este campo es un enfoque inclusivo del tallaje, añade Greene.
“(La popularidad de los leggings) está ligada a la inclusión. Gracias a la ampliación del tallaje, tanto por parte de las marcas globales como de las de venta directa al consumidor, los leggings son inclusivos para todos los tipos de cuerpo de una forma que otras categorías de compra como el denim (e incluso el denim elástico) nunca han sido”.
“La inclusividad se mantiene en lo más alto de nuestra mente a través de la innovación”, confirmó Carlson, destacando que Vuori “BlissBlend” tiene múltiples opciones para las entrepiernas y en tamaños de XS a XXL. “El material utiliza un innovador elastano especial que se estira para adaptarse uniformemente a una gran variedad de formas corporales. El resultado es un confort corporal total y una sensación de suavidad uniforme que nuestros clientes saben esperar”, afirma.
Las marcas deportivas tradicionales también están presentes en el mercado, como Adidas, Puma y Nike. Esta última afirma que ha duplicado su inversión en “innovación específica para la mujer” en los últimos dos años para ayudar a su equipo a entender mejor que nunca el cuerpo femenino, y las mallas son una parte clave de ello.
“Sabemos que las mallas son esenciales en el armario de una mujer”, dijo un portavoz de Nike a CNN por correo electrónico.
“Tenemos la oportunidad de invitar a más personas a experimentar los beneficios del deporte y la alegría del movimiento”, continuaron. “En última instancia, nuestro objetivo es diseñar productos que faciliten el movimiento, para que las mujeres y las niñas se sientan seguras, cómodas, bellas y fuertes, todo ello respaldado por una ciencia y una innovación increíbles”.
Esta innovación, según Greene, es el arma secreta de este negocio en auge. “La precisión técnica y los tejidos patentados se están convirtiendo en un punto clave de diferencia, lealtad y narración de historias, así como, por supuesto, en un medio para cobrar un precio más alto, especialmente para audiencias sofisticadas que están invirtiendo en gimnasios conceptuales de lujo y diversas terapias científicas para mejorar sus cuerpos”, dijo.
“En muchos sentidos, esto enlaza con la forma en que la innovación, en general, se está convirtiendo en un pilar del lujo”, continuó. “El desarrollo científico y la exploración se han convertido en una aspiración de las marcas y se consideran un lujo”.
Si nos remontamos a los años ochenta, los leggings como prenda de lujo habrían sido un concepto difícil de entender; sin embargo, tres décadas más tarde han demostrado ser una prenda imprescindible.