CNNE 1527333 - aumenta presion sobre netanyahu por asesinato de rehenes
Aumenta presión sobre Netanyahu por el asesinato de los rehenes
03:38 - Fuente: CNN

(CNN) – Doron Katz Asher dijo que sus hijas pueden “recordar cada pequeño detalle” del 7 de octubre.

Cómo se despertaron con el sonido de las sirenas y se escondieron en su refugio. Cómo se acercaban los disparos. Cómo, cuando las puertas se abrieron de golpe, su abuelo salió corriendo del refugio para que los hombres armados de Hamas no vieran al resto de ellos escondidos dentro. Cómo se lo llevaron. Cómo dejaron abierta la puerta del refugio con la esperanza de que otros atacantes pensaran que ya había sido asaltado y se marcharan. Cómo eso no funcionó.

“Otra unidad terrorista entró y también nos llevó”, contó Asher a CNN.

Asher, su madre y sus hijas –Raz, de 5 años, y Aviv, de 2– fueron introducidas en la parte trasera de un tractor con otros rehenes del kibutz, antes de que los hombres armados abrieran fuego. Asher recibió un disparo en la espalda, Aviv en una pierna y su madre murió por disparos.

Asher, de 34 años, y sus hijas fueron trasladadas a Gaza, donde permanecieron primero en una casa y luego en un hospital, antes de ser liberadas en noviembre, durante un alto el fuego temporal entre Israel y Hamas.

En una entrevista exclusiva con CNN, Asher describió sus casi 50 días de cautiverio, la “guerra psicológica” a la que fue sometida, las condiciones en las que permaneció y su sentimiento de culpa tras ser liberada mientras decenas de personas –entre ellas Gadi Moses, de 79 años, abuelo de sus hijas– permanecen cautivas.

Doron Katz Asher contó a CNN cómo Hamas la secuestró a ella y a sus hijas de la casa de su madre en el kibutz Nir Oz, el 7 de octubre.

Asher y sus hijas fueron llevadas primero a un apartamento que pertenecía a una familia de Gaza. “Me cosieron las heridas sin anestesia, en el sofá, mientras mis hijas estaban a mi lado”, relató Asher.

Tras conocer el atentado terrorista del 7 de octubre, que calificó de “película de guerra”, Asher dijo que intentó tranquilizar a sus hijas diciéndoles que el peligro había pasado. “Les dije que ya no había terroristas y que ahora estábamos con gente buena que nos protegía hasta que pudiéramos volver a casa”.

Las tres estaban vigiladas cada hora del día por hijos y nietos del dueño de la casa. Asher nunca supo sus nombres, pero pudo comunicarse con el padre, de quien dijo que hablaba hebreo porque solía trabajar en Israel.

Aunque Asher y sus hijas no sufrieron daños físicos, dijo que fue sometida a una “guerra psicológica”.

“No nos dieron mucha información, sobre todo intentaron decirnos que Hamas quiere liberarnos, pero que en Israel nadie se preocupa por nosotras”, dijo Asher. “Que no volveremos a vivir en el kibutz porque no es nuestra casa, no es el lugar al que pertenecemos”.

Pero ella dijo que no les creía, y que el sonido de los combates fuera del edificio en Gaza era “la forma que teníamos de saber que algo estaba pasando con el fin de llevarnos de vuelta a casa, para presionar a Hamas para que nos liberara”.

Al cabo de 16 días, Asher y sus hijas fueron trasladadas del apartamento a lo que ella describió como un “supuesto” hospital en la ciudad de Khan Younis, en el sur de Gaza.

¿Por qué “supuesto”?

Porque un hospital es “un lugar en el que se supone que se cuida a la gente, pero Hamas se apoderó de él y lo utilizó para ocultar a los rehenes”, explicó Asher.

El Ejército israelí ha afirmado en repetidas ocasiones que Hamas oculta infraestructura terrorista en instituciones civiles de Gaza, como hospitales, y en sus alrededores, afirmación que el grupo terrorista niega. Estados Unidos ha afirmado que Hamas utilizaba el hospital Al-Shifa, el mayor de Gaza, como centro de mando y lugar de retención de rehenes. Asher no dijo dónde estaba retenida.

A Asher se le unieron otros rehenes en el complejo hospitalario, los primeros que conoció desde que fue capturada en Gaza.

Nir Oz fue uno de los kibutz más afectados por el ataque de Hamas del 7 de octubre, con más de una cuarta parte de la comunidad masacrada o tomada como rehén.

Dijo que recibió algo de medicación cuando sus hijas enfermaron mientras estaban retenidas dentro, “pero no fue suficiente”.

Cuando Aviv tuvo fiebre, Asher la metió en el lavabo con agua fría para bajarle la temperatura. “Gritaba. Nos decían que nos calláramos, pero la niña tenía fiebre y yo tenía que cuidarla de alguna manera”.

Permanecieron en el hospital casi cinco semanas.

Al preguntarle cuál fue su momento más oscuro, Asher dijo que “sorprendentemente, fue el día que nos liberaron”.

Cuando los “sacaron de contrabando” del hospital en un vehículo de Hamas, ella no sabía adónde la llevaban. “Nadie nos dijo que nos iban a liberar”, dijo, “así que el trayecto por las calles de Gaza fue muy, muy aterrador”.

Dijo que las calles estaban bordeadas por miles de personas –entre ellas niños y ancianos– que intentaban golpear el coche y golpear sus ventanillas. Asher dijo que temía que la lincharan.

“Es la primera vez que Raz me dice, después de mes y medio protegiéndola: ‘Mami, tengo miedo’”, dijo Asher.

Hamas liberó a un total de 105 personas durante la tregua temporal con Israel, que comenzó el 24 de noviembre y terminó el 1 de diciembre. Los videos que recogen algunos de los momentos en que los rehenes fueron transferidos al personal de la Cruz Roja muestran a menudo a miembros de Hamas actuando amablemente con los rehenes, cogiendo de la mano a mujeres ancianas, por ejemplo, y ayudándolas a salir de los coches.

“Es un gran espectáculo”, dijo Asher. “Antes de que me liberaran, mis hijas y yo estuvimos descalzas durante 50 días. Pasamos frío porque ellos iban en manga corta en noviembre”. Pero antes de que las entregaran al personal de la Cruz Roja, les dieron zapatos y los miembros de Hamas “me pusieron un vestido bonito”, dijo Asher.

Una vez de vuelta en Israel, Asher y sus hijas fueron trasladadas a un hospital de Tel Aviv antes de recibir el alta y regresar a casa. Lo primero que hicieron sus hijas fue “salir para sentir el viento en la piel”, cuenta Asher.

Israelíes y miembros de las familias de los rehenes protestan ante la base militar de Kiriya, en Tel Aviv, Israel, el 16 de diciembre de 2023, para pedir al primer ministro, Benjamin Netanyahu, que haga más para conseguir la liberación de los rehenes que siguen retenidos en Gaza.

“No vimos la luz del día en todo ese tiempo… para ellas, simplemente poder correr fuera, aquí en nuestro patio, eso es lo primero que hicieron”.

Su familia intenta ahora recuperar cierta apariencia de normalidad, pero Asher dijo que el trauma resurge con facilidad.

“Hubo un día que vieron un tractor aquí y preguntaron si los hombres malvados estaban aquí. Tuve que decirles que no, que el tractor no pertenece a los hombres malvados”, dijo Asher. “El tractor no es lo que te ha hecho daño, es algo con lo que trabajamos en el campo, en la construcción”.

Asher dijo que no ha podido llorar la muerte de su madre. “Mientras éramos rehenes toda mi energía estaba dedicada a las niñas, porque si me perdía en el dolor no habría nadie que cuidara de ellas”, dijo. “Actuaba con el piloto automático… sigo con el piloto automático”.

Y el alivio que sintió una vez liberada se ha visto empañado por el conocimiento de que otros permanecen en Gaza. Hasta el 29 de diciembre, quedaban 106 rehenes en Gaza, así como los cadáveres de 23 personas más, según la Oficina del primer ministro de Israel.

Entre ellos se encuentra Gadi Moses, pareja de la madre de Asher. “Le estamos esperando, va a cumplir 80 años, está sin medicación”, dijo Asher.

Las Brigadas Quds, brazo armado de la Yihad Islámica Palestina –otro grupo islamista que opera en Gaza–, difundieron en diciembre un video en el que se veía a Gadi Moses y a otro rehén, Gadi Katzir, de 47 años, hablando ante la cámara y pidiendo al Gobierno israelí que dispusiera su liberación. “Estaba muy delgado; lo vimos en el video”, dijo Asher.

“No puedo comprender lo que le ha ocurrido a mi familia, y no puedo comprender su inhumanidad. Gente que asesina a personas en sus camas. ¿Quién hace eso? Eso no es humano”.