CNNE 1548581 - se espera mal tiempo a la hora de votar en la primarias de ee-uu-
¿Podría el clima afectar las elecciones primarias en Iowa?
02:44 - Fuente: CNN

(CNN) – La historia de las asambleas electorales de Iowa nunca ha visto nada igual.

Este lunes se inaugura un fatídico año electoral que probablemente pondrá a prueba a las instituciones de Estados Unidos, mientras el primer estado en embarcarse en primarias se estremece bajo una ráfaga de clima polar.

Pero eso no impide que Donald Trump diga a sus votantes que salgan a votar aunque estén “enfermos como un perro”, al tiempo que les insta a castigar a los enemigos, a quienes que tacha de “tramposos” y “mentirosos”. El expresidente, que abandonó el cargo en desgracia en enero de 2021, busca una victoria contundente que lo encamine hacia una tercera candidatura consecutiva del Partido Republicano y un posible regreso a la Casa Blanca.

La exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley quiere un impulso antes de las primarias de Nueva Hampshire de la próxima semana, su mejor apuesta para una victoria sorpresiva sobre Trump. Y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, lucha por mantener viva su campaña.

Pero después de meses de encuestas, bombardeos publicitarios multimillonarios y una colisión entre las elecciones y el marasmo legal de Trump, las voces de los habitantes de Iowa son las únicas que importan, aunque el clima puede influir en cuál de ellas es capaz de revelarse.

Ventiscas y vientos helados obligaron a los precandidatos a cancelar múltiples actos en la recta final de Iowa. Muchas iglesias del piadoso estado cerraron el domingo, pero los precandidatos suplicaron a sus partidarios que desafiaran las temperaturas este lunes. “No puedes quedarte en casa (…). Incluso si votas y luego mueres, vale la pena”, dijo Trump, sugiriendo sombríamente que la gente que estuviera gravemente enferma debería salir a votar.

Haciendo gala de la poderosa red de la que carecía cuando quedó segundo aquí en 2016, Trump —que se negó a debatir con sus rivales— desdeñó el contacto cara a cara con los votantes en los gélidos últimos días. Sustituyó los arrebatos ante los tribunales de Nueva York y Washington por encuentros íntimos en lugares como Cedar Rapids, Waterloo y Sioux City, que los precandidatos suelen utilizar para halagar a los votantes de Iowa, famosos por su exigencia.

Los rivales de Trump lucharon por la tracción, y no solo en las carreteras cubiertas de hielo que recorrieron para llegar a pequeñas multitudes en pueblos aislados. DeSantis sufrió la vergüenza de recibir un trofeo de participación de un cómico. Y Haley repitió fielmente el mismo discurso en todas sus paradas, ignorando la predicción del exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, cuando retiró su propia precandidatura  —la semana pasada— sobre que “se la cargarían” en la carrera por la candidatura.

Uno de los precandidatos, el empresario Vivek Ramaswamy, se burló de los rivales que pospusieron actos a causa del tiempo, advirtiéndoles que su timidez demostraba que se rendirían ante el presidente chino Xi Jinping. Eso fue antes de que la arrogancia condujera su camioneta a una zanja helada.

Incluso el activista británico del Brexit Nigel Farage apareció el domingo con un elegante traje en un mitin de Trump, en Indianola, lo que provocó que el expresidente —que asomaba por debajo de una gorra dorada con el lema “Trump Caucus Captain”— interrumpiera su confuso discurso para señalar: “Allí saben cómo vestirse”. Ese fue solo uno de los momentos culminantes de un monólogo que mezcló demagogia extrema y comedia e incluyó la subasta de una bandera estadounidense, la adoración de un luchador como héroe, una cascada de falsedades sobre las últimas elecciones, mordaces nuevos ataques a Haley y elogios a lo que calificó como “el mejor bacon que he desayunado” el domingo.

Luego le dijo a un manifestante que “se fuera a casa con mamá”.

A la pesca de los votantes que se enfrentan a una gran apuesta

Afortunadamente, este lunes por la noche una campaña electoral cada vez más pobre llegará a su fin. Los ciudadanos de Iowa que superen las acumulaciones de nieve, en la que se prevé la noche de caucus más fría de la historia, renovarán un ritual estadounidense.

Sin embargo, este deber cívico es especialmente importante en un año en el que el candidato que los republicanos de Iowa parece dispuesto a poner a prueba la democracia como nunca antes, después de decir a su turba que “luchara como el demonio” antes de saquear el Capitolio el 6 de enero de 2021.

Trump, que suena cada vez más autoritario, ensalzó uno de los días más oscuros de la historia de Estados Unidos en el cierre de su campaña en Iowa, saludando a los agitadores encarcelados como “rehenes” que actuaron “pacífica y patrióticamente” tras unas elecciones “amañadas”. “Tenemos que enviar un mensaje de que no podemos ser derrotados, porque si somos derrotados ya no nos quedará país”, dijo Trump en Clinton, Iowa, el pasado fin de semana.

La última encuesta previa a los comicios de Des Moines Register/NBC News/Mediacom mostraba a Trump con el respaldo del 48% de los votantes republicanos. Haley obtenía un 20%, por delante de DeSantis, con un 16%, aunque dentro del margen de error, y Ramaswamy un 8%.

Una victoria de Trump resonaría en todo el mundo. Consagraría una asombrosa remontada política para un expresidente que usurpó una tradición de traspasos pacíficos de poder tras negarse a aceptar su derrota electoral de 2020. Sería el mayor acto de alquimia política de Trump hasta la fecha tras convertir sus asombrosos problemas legales en una narrativa de persecución que revitalizó una campaña inicialmente deslucida.

Trump dominó, incluso cuando estaba en otro sitio

Los últimos días revelaron los temas clave de las primarias republicanas y lo que está en juego en las elecciones generales de noviembre.

La historia inmediata fue la del extraordinario control que Trump sigue ejerciendo sobre su partido y los frustrados intentos de sus principales rivales, acobardados por su poder y su conexión mística con la base del Partido Republicano, de llegar a un acuerdo para competir contra él.

La historia más amplia —que se desarrolló cuando Trump se presentó ante el tribunal la semana pasada— fue la de su visión expansiva de una presidencia sin restricciones y el desprecio por las leyes y normas. Fue un anticipo de un posible segundo mandato que probablemente será aún más extremo que el primero. Sin embargo, para muchos republicanos, ese extremismo sigue siendo la clave del atractivo del expresidente, acusado en cuatro ocasiones. Alrededor del 88% de los partidarios del expresidente, en la encuesta del Des Moines Register, dijeron que estaban entusiasmados por ir a votar por él este lunes por la noche, una medida de intensidad muy superior a la que disfrutan sus rivales más cercanos.

La semana de Trump antes de las asambleas electorales no comenzó en Iowa, sino en Washington, donde vio a su abogado presentar un argumento sorprendente: que un presidente podría ordenar al Equipo SEAL asesinar a un rival político y solo enfrentarse a un proceso judicial si primero fuera impugnado por la Cámara y luego condenado por el Senado. Los expertos legales esperan que el recurso que afirma la inmunidad presidencial absoluta, en su caso federal, de interferencia electoral finalmente fracase. Pero Trump no oculta precisamente sus intenciones.

Después de una breve excursión a Iowa el miércoles para un amistoso foro de FOX mientras DeSantis y Haley se enfrentaban en un encendido debate de CNN, Trump volvió a los tribunales el jueves en Nueva York por el caso de fraude civil que podría hacer mella en su fortuna. El expresidente estaba sentado, con los ojos entrecerrados y la furia palpable. Cuando hizo uso de la palabra, ignoró las advertencias de no hacer un mitin de campaña, lo que llevó al juez Arthur Engoron a suplicar al abogado del expresidente: “Por favor, controle a su cliente”.

El juez estaba pidiendo un imposible. Nunca nadie ha podido controlar a Trump, ni en los negocios ni en la política, como demostró el expresidente en un posterior desvarío contra los fiscales desde su reluciente rascacielos de 70 plantas cerca de la bolsa de Nueva York.

Otra novedad en esta edición tan inusual de las asambleas electorales: hasta ahora nadie había apuntado a los habitantes de Iowa desde Wall Street. “No tienen argumentos”, insistió Trump, al tiempo que intentaba vender a los periodistas uno de los edificios “más bonitos” de Manhattan. “No tengo que pagar alquiler porque disponemos de él”, dijo.

“El problema que tengo con Trump es que me gustan sus ideas”, dijo Sharon Mancero, una empresaria que ahora apoya a Haley. “(Pero) la forma en que las ejecuta —y él poniéndose en primer lugar todo el tiempo y su personalidad bulliciosa— cae en saco roto conmigo —dijo Mancero—. Se ha convertido en clavos en la pizarra”. Aún así, Mancero dijo que votaría a Trump contra el presidente Joe Biden.

El circo de Trump también está ocultando el hecho de que ha montado una maquinaria política mucho más profesional que antes, un hecho que debería preocupar a los demócratas si es el candidato.

“En 2016, no tenían realmente una organización”, dijo Jimmy Centers, un consultor republicano de Iowa que no está afiliado a ninguna campaña presidencial. “Lo hacían basándose en la identificación del nombre y el chisporroteo, si se quiere, que trajo a la carrera. Ahora son muy sofisticados”.

Centers señaló que, cuando Trump visitaba Iowa, a menudo no se dirigía a las zonas más pobladas, sino a pueblos rurales donde puede conseguir más votos la noche de los caucus, como Clinton, en el extremo oriental del estado.

Haley: “Los chicos tienen miedo”

A diferencia de DeSantis, Haley no está apostando su campaña a Iowa. Solo busca un impulso que la envíe a Nueva Hampshire. “Los chicos tienen miedo. Se los digo”, dijo a sus partidarios en Cedar Falls el sábado. “Pueden ver cómo suben nuestros números en las encuestas. Los estadounidenses quieren ver si es posible (…). Esto empieza con Iowa. Ustedes saben cómo hacerlo. Asuman la responsabilidad”.

Haley está tratando de hacer lo que ningún precandidato del Partido Republicano ha logrado hasta ahora: explotar los puntos débiles de Trump sin enfadar a los votantes a los que todavía les gusta.

“Creo que el presidente Trump fue el presidente adecuado en el momento adecuado”, dijo Haley, que sirvió al expresidente como embajadora ante la ONU, a unas 250 personas en un nuevo y ostentoso parque comercial en Ankeny. “Estoy de acuerdo con muchas de sus políticas. Pero con razón o sin ella, el caos viene después. Todos lo saben, el caos lo persigue”.

La afición de la exgobernadora de Carolina del Sur por decir “verdades duras” no se extendió a una crítica más explícita del expresidente. Pero mientras los críticos de Haley quieren que sea más dura con el expresidente, sus comentarios tuvieron una buena recepción en la sala, donde los exvotantes de Trump no necesariamente quieren ser reprendidos. El exrepresentante republicano por Texas Will Hurd —que enraizó su abortada campaña presidencial en las críticas a Trump— negó que ella esté dando un pase al expresidente. “La gente está diciendo que ella no es crítica. Eso es solo un argumento que la gente está formulando porque están tratando de detener el impulso que hemos visto”, dijo.

Haley es pulida, persuasiva; se apoya en su historial como gobernadora y subraya que es madre, esposa de militar y proveedora de sentido común. Rara vez se desvía de su discurso de campaña, aunque eso no tiene por qué ser malo: George W. Bush llegó a la Casa Blanca en 2000 con una rígida disciplina en el mensaje. Pero Haley buscaba jugar sin errores como no nombrar la esclavitud como causa de la Guerra Civil y señalar en Nueva Hampshire que sus primarias podrían “corregir” el veredicto de Iowa. DeSantis ha intentado explotar ambos errores. En Ankeny, Haley pasó por alto una pregunta de su público sobre lo que haría respecto al Obamacare. Y la prensa se mantuvo detrás de una cinta en la que un ayudante de campaña con un rotulador escribió: “No medios de comunicación más allá de esta línea”.

Las perspectivas de Haley sufrieron una verdadera sacudida el día del debate en CNN, cuando la partida de Christie le ofreció la oportunidad de cortejar a su grupo de partidarios de Nueva Hampshire. “Vamos a salir a ganarnos esos votos”, dijo Mark Harris, que trabaja para el super PAC pro-Haley Stand for America.

Los partidarios de Haley mencionan a menudo su atractivo no polarizador. Lovisa Tedestedt, una sueca que espera que su solicitud de ciudadanía estadounidense se tramite a tiempo para poder votar a Haley en unas elecciones generales, ha simpatizado con los demócratas en el pasado, pero ahora apoya a la republicana de Carolina del Sur. “En primer lugar, necesitamos un poco de sangre joven en la Casa Blanca. Pero ella es definitivamente una unificadora. No divide. Es sensata”, dijo Tedestedt.

Fachada en un acto de campaña de Haley en el Thunder Bay Grille el 13 de enero de 2024, en Davenport, Iowa.

DeSantis aguanta

La crítica a DeSantis es que es un torpe en campaña, que no consigue conectar y que su otrora ambiciosa campaña está a punto de estrellarse.

Sin embargo, es mucho mejor precandidato después de recorrer los 99 condados de Iowa. DeSantis lo está haciendo a la antigua usanza, celebrando actos en pueblos pequeños y apelando a votantes que ven a Haley demasiado liberal y que están cansados de la cacofonía de Trump. “El gobernador ha aparecido. No está esquivando debates, está trabajando duro, tratando de ganarse los votos de la gente”, dijo el representante de Texas, Chip Roy, que condujo desde St. Louis en una ventisca para unirse a su amigo en Iowa. DeSantis está poniendo sus esperanzas en un esfuerzo de participación que su equipo ha pasado meses construyendo.

Se presenta como un ejecutor del trumpismo más eficaz que el expresidente y pregona su historial de gobierno en Florida, profundamente conservador, y su negativa a aceptar los mandatos contra el covid-19 del Gobierno. Y se está ganando a algunos habitantes de Iowa. “Yo era partidario de Trump la primera vez. Creo que hizo un buen trabajo, pero su personalidad tiende a limitarlo, y creo que Ron DeSantis tiene la capacidad de conectar un poco más con la gente del otro partido”, dijo Stanley Penning, de Hubbard, Iowa.

Sin embargo, Iowa ha planteado cuestiones existenciales a la campaña de DeSantis. ¿Se equivocó al apostar por el mismo tipo de votantes que Trump, dada la popularidad del expresidente? ¿Y estaba su intento de desbancar a su antiguo mentor condenado desde el principio, dado que a los votantes del Partido Republicano les importa más la presentación de Trump que su ideología y su aplicación?

Joel Rudman, un médico del Panhandle de Florida, se inspiró para presentarse con éxito a la legislatura estatal en 2022 en la negativa del gobernador a cerrar el estado durante la pandemia. Voló desde su templado estado natal hasta el gélido Iowa para ofrecer su testimonio a favor de DeSantis, a quien describió como un “gran hombre” que siempre le había cubierto las espaldas. “Tengo que ser honesto, me gustaría poder quitarme la ropa aquí porque tengo una camiseta de Trump puesta”, dijo Rudman. “Solía ser partidario de Trump. Todavía me encanta el presidente Trump. Voté por él dos veces. Es solo que en esta elección, creo que tenemos una mejor opción, creo que la gente necesita mirar los resultados”.

Un voluntario coloca carteles a favor de DeSantis fuera del Chrome Horse Saloon un día antes de los caucus de Iowa 2024 en Cedar Rapids.

DeSantis debe ganarse a miles de partidarios de Trump más. Y el tiempo apremia, porque la campaña de Iowa está terminando tal y como empezó: con el expresidente a la cabeza.

La votación proporcionará los primeros datos reales de las elecciones de 2024. Pero hay pocas pruebas de que los republicanos quieran a otro. Las encuestas muestran que muchos creen falsamente que Trump ganó en 2020 y están convencidos de que sus múltiples enjuiciamientos muestran el uso de la justicia como arma por parte de la administración de Biden.

Aunque Haley y DeSantis están llevando a cabo campañas animadas, y Ramaswamy se convirtió en una estrella conservadora a pesar de parecer enfurecer a sus rivales, Trump sigue hablando en nombre de millones de votantes republicanos. Ha conseguido la considerable hazaña política de preservar su marca como outsider a pesar de haber cumplido un mandato presidencial. Y con millones de estadounidenses luchando por financiar la compra de coches o mantenerse al día con sus facturas, hay incluso un poco de nostalgia de Trump entre los votantes que no perciben las mejoras económicas que pregona Biden.

“(El atractivo de Trump) se debe a su mensaje de sacudir las cosas, de hacer las cosas de una manera muy poco convencional”, dijo Centers. “La gente se pregunta o piensa que eso es lo que necesitamos. Necesitamos a alguien que hable como nosotros, que piense como nosotros y que quiera sacudir las cosas. Porque (la gente piensa que) tal y como van las cosas, no me vale”.

Kit Maher y Veronica Stracqualursi de CNN han contribuido a este reportaje.