(CNN) – Los preadolescentes y los adolescentes ya no siempre juegan torpemente con lo que hay en el neceser de maquillaje de sus padres. Ahora tienen una misión.
Con un suspiro colectivo de frustración por el descontrol de las tiendas, en las redes sociales ahora hay adultos que llaman “niños Sephora” a los preadolescentes obsesionados con la belleza. Con tan solo 9 años, se les puede encontrar recorriendo los pasillos de las tiendas de cosméticos o publicando en internet su rutina de cuidado de la piel de varios pasos, dice la Dra. Jodi Ganz, dermatóloga con sede en Atlanta.
“No puedo ni imaginarme todas las cosas de las que tenía que preocuparme en el colegio y luego tener una rutina de cuidado de la piel de 17 pasos”, afirma la Dra. Rahma Hida, psicóloga pediátrica del Hospital Infantil de Boston e instructora de Psicología en la Facultad de Medicina de Harvard.
Pero esta última moda de productos que prometen una piel perfecta plantea dos grandes problemas potenciales cuando hay niños de por medio: en primer lugar, la gente suele gastar mucho dinero en fórmulas caras que no aportan beneficios a la piel joven. Y una vez aplicados, los ingredientes activos contenidos en esas cremas y sueros de bonito envoltorio podrían hacer más mal que bien, afirma Javon Ford, químico cosmético residente en Los Ángeles.
“Ahora empezamos a ver en el consultorio a niños de 9 a 13 años que hacen consultas cosméticas con cierta regularidad”, afirma la Dra. Jessica Weiser, dermatóloga de Nueva York.
Sus familias los traen porque las conversaciones en casa sobre lo innecesario que es para ellos gastar a veces miles de dólares en productos no prosperan, explica Weiser. Y su piel empieza a notar las consecuencias.
Amenazas para la barrera cutánea de los preadolescentes
Los niños a menudo encuentran estos productos en las redes sociales cuando una persona influyente delira sobre los cambios que ha experimentado su piel, pero no se dan cuenta de que la persona que están viendo en una pantalla está hablando a un público mayor, dijo Ford.
Ingredientes como los retinoles, los ácidos exfoliantes y la vitamina C pueden formar parte del régimen de un adulto, pero para los niños pueden ser perjudiciales para la barrera cutánea, dijo Ford.
“La barrera cutánea a los 9 años no está completamente formada. No está hecha para soportar ese tipo de ingredientes”, explica Weiser. “El colágeno y la elastina son fuertes [en la piel de los niños], por lo que no los necesitan”.
Los niños también pueden desarrollar alergias a estas sustancias, pero si tienen rutinas de varios pasos puede ser difícil averiguar qué producto está causando el problema, dijo Ganz.
“Algunos de estos niños vienen con acné, otros con enrojecimiento, sequedad e irritación, y los padres sienten que no tienen autoridad para decirles ‘esto es malo para ti’”, explica Weiser.
Para saber si un producto es demasiado agresivo para un niño prepúber, busca palabras como antienvejecimiento, reafirmante, reductor de arrugas o iluminador, que pueden ser signos de ingredientes activos no aptos para niños pequeños, explica Weiser.
Lo que los preadolescentes y adolescentes realmente necesitan para su piel
Es estupendo que los más jóvenes se interesen por el cuidado de su piel, pero hacerlo es más sencillo de lo que creen, afirma Ganz.
Una buena rutina para los preadolescentes que aún no han pasado por la pubertad suele incluir un limpiador suave, una crema hidratante ligera y protección solar.
“Es todo lo que se necesita a esa edad”, afirma Weiser,
Un dermatólogo puede añadir un limpiador o producto tópico más serio si un preadolescente o adolescente es propenso a los brotes, pero por lo demás, es importante centrarse en eliminar el sudor y la grasa acumulada durante el día con un limpiador por la noche, una crema hidratante para nutrir la piel durante la noche, y un protector SPF durante el día, dijo.
Y no hace falta gastarse mucho dinero para obtener buenos resultados: en las farmacias hay muchas marcas que cumplen su función sin resecar ni agredir la piel joven, explica Weiser.
Unas palabras sobre la “prevención”
En muchos casos, los jóvenes buscan a propósito productos antienvejecimiento porque se les ha informado mal sobre cómo funcionan sus ingredientes.
“¡No lo entiendes!”, puede decir tu hijo adolescente. “Necesito esto para evitar problemas en mi piel en el futuro”.
Puede que no sea así, afirma Ford.
Es difícil estudiar en qué medida el uso precoz de productos antienvejecimiento previene signos como las arrugas y las líneas de expresión, por lo que no existe un corpus de investigación que apunte a los beneficios de empezar pronto, dijo.
Cuando se trata de productos comercializados como antienvejecimiento, como el retinol, no suele haber una edad perfecta para empezar. La piel de cada persona es diferente, y el momento de empezar a tratar el envejecimiento es siempre que la piel de esa persona muestre signos visibles de líneas finas y arrugas, dijo Weiser.
“El producto más preventivo para el cuidado de la piel que cualquiera puede utilizar es el protector solar”, añadió. “La protección solar va a ayudar a prevenir los daños de los rayos UVA y UVB en la piel, que son los dos factores más importantes e influyentes en el proceso de envejecimiento”.
¿Cómo hablar a los preadolescentes sobre el cuidado de la piel?
Si alguien te dijera que no pensaras en la tarta de chocolate, ¿qué es lo primero que se te ocurriría?
Por eso quizás no sea la mejor idea intentar frenar la obsesión de un preadolescente o adolescente por el cuidado de la piel diciéndole “No deberías preocuparte tanto por el cuidado de la piel”, explica Hida.
En su lugar, Hida recomienda una conversación colaborativa, en la que se empiece haciendo preguntas abiertas como: “Veo que has estado investigando mucho sobre el cuidado de la piel. ¿Qué te ha despertado este interés?”.
“Eso puede abrir la conversación, frente a las preguntas cerradas [que pueden] poner al niño en una posición más defensiva”, añade.
También es importante vigilar si el interés por el cuidado de la piel es una parte normal de la autoexploración o un signo de problemas más profundos.
“Hay que ser consciente de las vulnerabilidades de salud mental de los trastornos alimentarios o el trastorno obsesivo-compulsivo, porque pueden estar relacionados con rasgos como el perfeccionismo”, explica Hida. Las familias son las expertas en sus hijos, dice Hida, y sugiere buscar signos como la preocupación obsesiva por la apariencia o un régimen rígido de cuidado de la piel.
“Muchos de estos niños que tienen este enfoque rutinario muy dogmático y paso a paso para el cuidado de la piel podrían tener esas vulnerabilidades para desarrollar [un problema de salud mental más profundo]”, dice.
El cuidado de la piel en sí no es preocupante, pero la forma en que una persona responde a él es lo que determina si es saludable o no, agrega Hida.
Puede tratarse de un intento de estar a la moda, como los adolescentes del pasado que querían alisarse el pelo, hacerse mechas espectaculares y ponerse delineador para encajar. O puede ser una investigación lúdica sobre lo que significa crecer.
“El padre y el hijo tienen que enmarcarlo correctamente”, dice Ganz. “Se trata de experimentar, y esto es algo divertido que puedo hacer con mis amigos. No es que tenga que tener este producto para ser cool o tener un aspecto determinado”.