(CNN) – Tras casi dos años de conflicto, el mercado mundial de diamantes está a punto de sufrir las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania.
A principios de enero, la Unión Europea incluyó en su lista de sancionados al mayor productor mundial de diamantes, la empresa rusa Alrosa, y a su CEO, Pavel Alekseevich Marinychev. El nuevo año marcó el comienzo de una escalada de restricciones a la exportación de piedras rusas coordinada con el G7, que incluye a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Japón, así como a los miembros de la UE, Francia, Alemania e Italia.
Aunque algunos países ya habían impuesto sus propias sanciones, la creación de un sistema global para vigilar eficazmente el mercado resultó todo un reto. Los comerciantes de diamantes de Amberes, ciudad portuaria belga que es uno de los principales centros de comercio de estas piedras preciosas, presionaron para frenar las restricciones a este lucrativo negocio. Sin embargo, ahora que se acordó un régimen de sanciones, se prevé que se produzcan cambios radicales en el funcionamiento de la industria del diamante, lo que impondrá nuevos requisitos en un sector que históricamente ha funcionado con escasa transparencia.
“Hace dos años que se está trabajando en estas sanciones, y se ha tardado tanto porque es muy difícil establecer un marco al que todos los miembros del sector puedan adherirse”, dijo Paul Zimnisky, analista de la industria del diamante.
¿Qué implican las nuevas sanciones?
Aunque Estados Unidos y el Reino Unido prohibieron las importaciones directas de diamantes en bruto procedentes de Rusia poco después del inicio de la guerra en Ucrania, las piedras talladas y pulidas en otros lugares del mundo seguían siendo lícitas, hasta ahora.
Sin embargo, desde principios de enero, los países de la UE y del G7 prohibieron la compra directa de diamantes no industriales a Rusia. A partir de marzo se impondrán nuevas restricciones a la importación de diamantes rusos procesados en terceros países. Y desde septiembre, los diamantes que se vendan dentro del poderoso grupo de países deberán adherirse a un sistema de certificación para verificar su procedencia. En Europa también se incluirán las joyas y relojes que contengan diamantes.
En otras palabras, aunque las piedras se envíen al otro lado del mundo para tallarlas y pulirlas, si proceden de Rusia estarán prohibidas en los mercados de Europa y del G7. Y la industria tendrá que ingeniárselas para superar esas restricciones.
¿Cómo funcionarán las sanciones?
Nadie parece saberlo aún. Las cadenas de suministro de diamantes son largas y complicadas, y las piedras suelen pasar por docenas de manos en varios países antes de llegar al mercado.
Es muy complicado saber de dónde proceden las piedras mientras se navega por esta red de intermediarios difícil de controlar. Esto es especialmente cierto en el caso de los diamantes más pequeños que Rusia es conocida por producir, que suelen venderse en grandes cantidades y a menudo se mezclan con otras piedras procedentes de otros lugares.
Hasta ahora, la UE y el G7 sólo han esbozado sus planes para un sistema de rastreo y verificación del origen de las piedras, con un sistema piloto que entrará en funcionamiento a principios de marzo. Grupos del sector como el Consejo Mundial del Diamante, el Centro Mundial del Diamante de Amberes, el Consejo de Exportación de Gemas y Joyas de la India y el Instituto Gemológico de América (GIA, por sus siglas en inglés) han colaborado para desarrollar una solución eficaz.
“Es un trabajo en curso”, afirma Morgane Winterholer, directora general de marcas estratégicas y sostenibilidad del fabricante de diamantes Dimexon. “En este momento es sumamente importante que se desarrolle la hoja de ruta”.
La tecnología podría ayudar. El GIA es capaz de triangular los datos recogidos de una piedra en bruto y compararlos con los diamantes acabados, pero sigue dependiendo de la documentación sobre la procedencia de la piedra. De Beers desarrolló un sistema de trazabilidad basado en blockchain conocido como Tracr, mientras que otras empresas están analizando sus propias iniciativas.
Sin embargo, ninguna de estas soluciones funciona a gran escala y actualmente no hay ningún método científico para rastrear un diamante hasta la mina.
¿Qué significa esto para la industria del diamante?
Las nuevas sanciones acelerarán drásticamente los intentos de incorporar la trazabilidad a la industria del diamante, de forma que se reestructurarán cadenas de suministro que se extienden por todo el mundo.
Las grandes empresas se preparan para el cambio. Richemont y Tiffany, propiedad de LVMH, declararon que dejaron de abastecerse de piedras rusas poco después de que estallara la guerra en Ucrania. Dimexon segregó su cadena de suministro para asegurarse de que las piedras rusas no lleguen a los clientes occidentales, al rastrear cada transacción y confiando en las relaciones comerciales directas con las empresas mineras para demostrar el origen de cada paquete de piedras.
Estos cambios también tienen ramificaciones en el mercado. Rusia representa aproximadamente un tercio de la oferta mundial de diamantes, y aunque es probable que las piedras rusas sigan brillando en anillos de compromiso, collares y pulseras comprados por consumidores en lugares no sometidos al nuevo régimen de sanciones, los países que se adherirán a la prohibición de diamantes suponen casi tres cuartas partes de la demanda mundial de joyería, según Zimnisky.
“A mediano y largo plazo, habrá momentos en que la industria se encuentre con una escasez de suministro debido a esto”, dijo.