(CNN Español) – Altas temperaturas, ausencia de lluvias, sequías e incendios forestales tienen en alerta a las autoridades ambientales en Colombia. El Gobierno declaró el inicio formal del llamado fenómeno de El Niño desde el 3 de noviembre de 2023.
Pero en estas primeras semanas del año la situación se ha complicado a tal punto de que la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) ha declarado durante el mes de enero el estado de calamidad pública en departamentos como La Guajira, en el norte de Colombia, y Santander, en el noreste del país.
En el primero la prolongada sequía ha puesto en riesgo a los pobladores, especialmente los indígenas Wayuu que habitan en zonas desérticas de esa región. Y en Santander los incendios forestales se registran en varias poblaciones e incluso algunos de gran magnitud en la zona urbana de Bucaramanga, capital del departamento.
En Bogotá se han registrado desde el domingo incendios forestales en los cerros orientales que están siendo atendidos por los bomberos, personal de la policía nacional, la Defensa Civil y la Fuerza Aérea que, desde helicópteros cisterna, lanza agua sobre las zonas afectadas para evitar que llegue a viviendas cercanas a las conflagraciones.
“Continúan las labores interinstitucionales para controlar el incendio en los Cerros Orientales. Se han realizado 10 descargas desde helicópteros y el personal en terreno trabaja con herramientas manuales. El PMU, Puesto de Mando Unificado, seguirá activo haciendo monitoreo y seguimiento hasta que se detenga el fuego por completo”, escribió el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, este martes en su cuenta en X.
Según cifras consolidadas hasta el pasado domingo por la Ungrd, en el país se han registrado 237 incendios forestales que han afectado a 131 municipios en los que se han quemado más de 3.500 hectáreas de vegetación en el periodo comprendido entre el 3 de noviembre de 2023 y el 21 de enero de este año.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) advierte que esta situación podría extenderse hasta los meses de mayo y junio y que allí ya las condiciones ambientales podrían empezar a cambiar hacia un comportamiento más neutro.
“Tenemos la temporada de menos lluvia y está afectando a varias regiones en el país, pero además tenemos a El Niño como un fenómeno de fondo que intensifica esta temporada. Y además cerramos el 2023 como el año más caliente de la historia. Todo esto está confluyendo al mismo tiempo en el territorio nacional”, explicó a CNN Ghisliane Echeverry, directora del Ideam.
El fenómeno de El Niño es un evento climático que se genera cada cierto número de años por el calentamiento del océano Pacífico. Y en estos momentos sus efectos se sienten con mayor intensidad en el norte de la región Pacífica, los departamentos de la región Andina y en los departamentos de la región Caribe, según el Ideam.
“Estamos en alerta roja por incendios forestales en el territorio nacional. Es el fenómeno de El Niño agravado por el calentamiento global. Puede ser el año más caliente en la historia de la humanidad en todo el mundo. Todo alcalde, gobernador y el gobierno nacional tiene como prioridad el agua”, manifestó en su cuenta en la red social X, antes Twitter, el pasado 10 de enero el presidente Gustavo Petro.
Los agricultores, campesinos y ganaderos están especialmente preocupados por el impacto que tendrá esta temporada del fenómeno de El Niño en los cultivos y animales.
El Ministerio de Agricultura ha dispuesto de planes de ayuda al sector en medio de la sequía y la afectación de las zonas de cultivos. “Este fenómeno repercute negativamente en el sector agropecuario: variaciones en el rendimiento de algunos cultivos, disminución del caudal de los ríos, incremento en el riesgo de incendios forestales y posibles racionamientos de agua, tanto para riego, consumo animal y humano”, dijo a medios de comunicación la ministra Jhenifer Mojica.
En la turística ciudad de Santa Marta, en el norte de Colombia, la situación de escasez de agua tiene en alerta a sus pobladores y a las autoridades civiles, que han declarado la calamidad pública para gestionar recursos que permitan enfrentar la emergencia. Una situación similar se registra en varias poblaciones del departamento de Córdoba, también en el norte del país.